¿Qué tenía de especial un río? Un río significaba muchas cosas: en él podría refrescarse, también podría pescar y si era potable podría rellenar su cantimplora. En resumen, para Luffy un río equivalía a la más sencilla pero pura aventura.
Mientras corría examinaba esas palmeras que fuera de lo común se caracterizaban por gigantes hojas palmadas y una altura inaudita de unos treinta metros y dos metros de anchura, el color que predominaba en ellas era el verde lima por las hojas y los troncos vestidos de musgo.
El sentido de la orientación de Luffy no estaba muy agudizado pero tampoco era tan penoso como el del espadachín. Si estaba muy cerca de su objetivo no era más que por un audaz oído.
Cuando se dio cuenta de que ya no se encontraba entre palmeras disminuyó la velocidad. Paró en seco al ver el arroyo a lo lejos. Se desilusionó al contemplar un riachuelo tan insignificante, no era la gran cosa pero lo suficiente para entretenerse un poco. El torrente partía por la mitad una inmensa pradera con un tono verde tropical que alumbraba los brillantes ojos del capitán.
Él todo risueño con la idea en mente de refrescarse en el agua, corrió otra vez. Se quitó las chanclas y sin pensárselo dos veces saltó a la rivera. Había dejado a sus compañeros atrás pero apostaba por que cuando lo encontraran, le agradecerían por ese hallazgo.
—Como no es agua de mar, no me debilitaré, shishishi. ¿Eh?, ¿qué es eso...?
A unos largos metros advirtió algo tirado en el agua. No pudo distinguir muy bien qué era pero adivinaba que podía ser una persona. Se acercó cuidadosamente para no patinar en alguna de las escurridizas piedras dispersas por el río.
Era una mujer alta de unos veinte años con larga cabellera anaranjada y ondulada, con muy buen físico, lástima que no pudiese verle bien la cara ya que estaba de perfil y el pelo le tapaba el rostro.
Se alarmó al ver el agua teñida de rojo alrededor suyo. Asustado, cargó a la chica posicionando un brazo por la espalda y el otro por debajo de las piernas. Pero se calmó un poco al notar que respiraba.
El pelo empapado se deslizó por su rostro cayendo como una cascada, dejando al descubierto su faz. El tiempo se congeló: no existían pájaros cantando, ni el agua fluyendo corriente abajo, ni el leve viento azotando las hojas de las palmeras de fondo, ni los sonidos de los insectos cercanos; solo estaban ellos dos ahí y nada ni nadie más.
Ella era bella. Sus rasgos congeniaban a la perfección: su cara fina, sus labios carnosos y rosados, su nariz grácil y sus ojos que ahora se mantenían cerrados y que ansiaba por verlos abiertos.
Y entonces, Luffy se percató de la herida en la frente.
—¿¡Estás bien!?, ¿qué te ha ocurrido? ¡Oe, despierta! —preguntó exaltado mientras la zarandeaba.
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—Estoy seguro de que Luffy ha ido por esta dirección. ¡¡Chicos, seguid al gran Usopp!! ¡No, esperad! Tal vez era por allí...
—No me fío de ti ni un pelo, además ha dejado rastro, no hay de qué preocuparse... —afirmó Sanji señalando las huellas del suelo —Si es que siempre hace lo que quiere sin pensar en los demás...
—Me huele a mí que esto es el comienzo de una gran aventura, yohoho.
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—¡¡¡Chicooooos, estoy aquí, venid enseguida!!! ¡Maldición, no aguantará!
No había tiempo. Debía salvar la vida de esa pelirroja. Su vida dependía de él, no podía dejarla morir. Esperaba que sus amigos lo entendieran. Pero no tuvo tiempo de emprender, ya que lo detuvo la voz del cocinero.
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TRAICIÓN PLANIFICADA (Luffy×Nami)
Hayran KurguNami se ve involucrada en una misión un tanto complicada: su capitán Eustass Kid, uno de los piratas más temidos de la era actual, la envía a infiltrarse en la tripulación de los Mugiwara. Se verá obligada a fingir ser una más del grupo con la misi...