Después de tanto tiempo

412 22 7
                                    

Narra Caeli

Eran quizá las seis de la tarde, yo me encontraba sentada sobre el barandal de uno de los pasillos que tenían vista hacia el jardín. Podía ver a la perfección los combates amistosos que tenían algunos de los demonios que habitaban el purgatorio. Era divertido ver cosas así de vez en cuando.

En varias ocasiones los ataques sosos de algunos demonios de bajo rango eran tan torpes y débiles que no ocasionaban más que cosquillas a sus oponentes, quienes parecían reírse de la situación. Claro, todo era pacífico y nadie lo tomaba a mal. En verdad, detalles como este me hacían pensar que estar en el bando de los villanos no era tan malo después de todo.

De pronto y ante aquella alegría que sentía vino a mi mente el recuento de días pasados en los que había estado con Estarossa, si bien las cosas marchaban a la perfección con nosotros, para él yo no era su pareja ni nada por el estilo. Y por lo que notaba, de vez en cuando me trataba como a su hija o quizá más que nada como a alguien a quien él debía proteger. Quizá después de todo se había acostumbrado a esa relación de años que teníamos.

Flashback

—Caeli… —Estarossa susurró a mi oído mientras me abrazaba por la cintura, ambos estábamos desnudos sobre su cama y lo único que nos cubría eran las sábanas que la noche anterior teníamos de sobra —No quiero dejarte y no puedo siquiera imaginar que otro te arrebate de mi lado. Es por eso que todo este tiempo te mantuve aislada y te sobreprotegí demasiado… lo siento. Solo te hice daño.

—'Rossa… —lo miré a los ojos y mi mano derecha se deslizó hacia su rostro, lo acaricié un momento y una tenue sonrisa se dibujó en sus labios —no te sigas culpando por eso, entiendo por qué lo hiciste. No te guardo rencor por eso, puedes estar tranquilo.

—De acuerdo —musitó y cuando menos esperé, sus labios ya estaban sobre los míos, presionando suavemente, correspondí a su beso segundos después. Duramos así solo un instante pues inesperadamente Zeldris llamó a la puerta.

—Hermano, ya es hora de que te levantes. Te dije ayer que debíamos partir temprano hoy y de nueva cuenta me haces lo mismo. Sé muy bien que estás allí y también puedo sentir que no estás solo. ¿A quién carajo te cogiste en esta ocasión? No me digas que otra vez a Meláscula… —exclamó el peli negro molesto.

Pero, ¿qué demonios acababa de escuchar? ¿'Rossa se revolcaba con ella? Lo miré a los ojos enseguida para que me diera una explicación, pero él se notaba muy serio que ignoró por completo mi actitud ante esa revelación. Quizá eso era algo que no quería que yo supiera, pero Zeldris había sacado a flote su secreto.

—¡Voy a entrar, maldito! —advirtió y de un golpe la puerta se abrió, Estarossa se levantó de la cama abruptamente y fue hasta la entrada a paso veloz.

—¡Espera Zel! ¡no te atrevas a entrar a mi habitación! —escuché que el peli plata trataba de detenerlo.

—¡Eres un cerdo exhibicionista! ¡al menos cubre tus miserias de mis castos ojos! —escuché decir al menor.

—¡Es tu culpa por haber entrado sin mi permiso! ¡Además, yo no entro a tu habitación cuando estás con Gelda! —gruñó 'Rossa.

—¡Bastardo no metas a mi mujer en esto! —chilló Zeldris. Gelda… tanto tiempo sin escuchar ese nombre. La última vez que la vi, ella presenció uno de tantos besos que le daba a su amado. Se puso roja de la furia e intentó matarme, pero afortunadamente Cusack la detuvo y después de eso empezó a odiarme y pocas veces venía al castillo. Por lo que supe, ella no era alguien querida por el Rey Demonio y al parecer tampoco era del agrado de Cusack —Pero que chingados… —sin darme cuenta el peli negro había entrado a la habitación, Estarossa entró poco después que él, quien aún seguía desnudo al igual que yo —¿Por qué mierdas te cogiste a tu hija, pendejo? —Zeldris se llevó una mano al rostro para cubrir sus ojos.

Save me MaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora