Hágase tu voluntad +18

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Advertencia

Este capítulo contiene delicioso yaoi. Si no es de tu agrado, te recomiendo saltarte la última narración.

Sin más qué decir, disfruten.

An Airad

♠️♠️♠️

Narra Caeli

Desperté por el sonido de unas voces incipientes cerca de mi puerta.
<<¿Quién carajo se habría atrevido a venir hasta acá a estas horas?>>, pensé mientras tomaba mi almohada y la ponía sobre mi rostro en un intento de conciliar el sueño nuevamente.

No había podido dormir bien en estos días, pues estaba algo inquieta luego de la última conversación que había tenido con Cusack en días pasados.

Flashback

—Estoy seguro que puedo deshacer el hechizo que Estarossa le puso a tu habitación —me aseguró mi amado dormilón mientras me miraba a través de la ventana.

—¿Ah sí? ¿Qué harás? ¿Le pedirás ayuda a alguien más? —bromeé, pues sabía que sería inútil, ya que habíamos intentado tantas cosas y todo seguía igual.

—Ya lo verás. Estoy seguro que lo que tengo en mente va a funcionar... Me muero por estar contigo y no descansaré hasta tenerte a mi lado. Puedes estar, tranquila. No voy a rendirme fácilmente... Te lo aseguro...

Fin del flashback

Una sonrisa boba se plasmó en mi rostro al recordar aquel momento y suspiré hondo.

—Será mejor que te levantes, ya casi es mediodía —me dijo una voz repentinamente y di un salto asustada, pues creí que estaba sola.

—¡Mierda, eres tú! —bufé molesta al ver la figura de 'Rossa aproximándose a mí.

—No pareces feliz con mi presencia —dijo, fingiendo sentirse herido.

—¡Pues no! —espeté —¿Cómo mierda voy a estar feliz si nuevamente me tienes prisionera? —le lancé mi almohada y él la detuvo con su mano antes de que llegara a su rostro.

—Bueno, si lo piensas un poco te darás cuenta de que esto ha sido culpa tuya —pronto sentí que mi colchón se hundía, pues Estarossa se había sentado en el borde de mi cama.

—Ya soy mayor de edad —espeté, mirándole a la cara —No debes tratarme como a una estúpida infanta.

—Lo haría si dejaras de actuar como una ramera —murmuró, con una expresión seria en el rostro.

—¿Disculpa? —me levanté de la cama y tomé un peine que se encontraba en mi mesita de noche.

—No te hagas la inocente —me miró de reojo mientras me cepillaba el cabello.

—¡Nunca dije que lo fuera y tú tampoco lo eres! —lo señalé con el peine.

—Lo sé. No soy nada inocente —una sonrisa ladina se dibujó en sus labios y se levantó de la cama para después dirigirse hacia donde yo me encontraba. Cuando menos esperé, ya me tenía acorralada contra la fría pared.

Su mirada se clavó en mi rostro. Sus bellos ojos negros buscaron los míos y de inmediato giré un poco la cabeza para evitar el contacto visual con él. Antes solía adorarlo con toda el alma, pero ahora me infundía temor y repulsión el tenerle así de cerca.

—Mis corazones ya no laten por ti —le dije y tomé su mano, llevándola a mi pecho para que lo notara.

—Eso parece —susurró a mi oído y pronto fundió sus labios contra la piel de mi cuello, mientras su mano izquierda bajaba a uno de mis senos. Un ligero escalofrío me recorrió la espalda y él comenzó a besuquearme en aquella zona, la cual ahora estaba cubierta por una fina capa de su saliva —No pareces resistirte a esto —dijo de manera juguetona, apartando el tirante de mi blusa para después besar mi hombro.

Save me MaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora