Conocí a un arcángel

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Esa noche había tenido problemas para conciliar el sueño. La incómoda sudoración en mis manos y la dificultad para conseguir una buena posición para dormir se aunaron, generando en mí una inmensa preocupación al no saber cuál podría ser el resultado de la feroz batalla que estaba dando lugar en el reino de las diosas. Todo esto me tenía de lo más ansiosa. Mis hermanos (así les llamaba a todos los de mi clan) y compañeros se encontraban allí luchando. A mí me habían prohibido ir, debido a que era muy débil e inexperta. A decir verdad, siempre había sido una carga para todos y me dolía en el alma que fuera así.

La resplandeciente luz de la luna se colaba perfectamente por la ventana de mi habitación, la cual se encontraba en una torre alta. El resplandor de la fría noche me hacía temblar hasta la médula, haciéndome recordar que muchas veces me la pasaba tan solitaria en esa antigua torre. Desde arriba veía los días pasar. Estarossa siempre me decía que era peligroso para mí el salir sola. Por lo tanto, por un tiempo me estuvo enseñando a defenderme, realmente no aprendí gran cosa, no es que él fuera mal maestro, sino que yo era mala alumna. No era capaz siquiera de memorizar los movimientos adecuados para dar un golpe limpio o de noquear a un oponente. Todo me salía mal. Excepto Hellblaze, una de las habilidades que de alguna manera no pude olvidar. Eso era lo más preciado para mí, aunque no fuera la gran cosa. Con ello podía defenderme por lo menos un poco. Estarossa estaba muy feliz cuando me vio usar su técnica la primera vez. Estaba tan orgulloso.

Suspiré hondo tratando de olvidar lo triste y bochornosa que era mi vida al estar siempre a espaldas del mandamiento del amor. Sin duda, el depender de él era mi única especialidad. Me odiaba a mí misma por eso.

Cerré los ojos un instante y me dejé caer en mi cama, la fría sensación de las sábanas contra mi piel era de cierta manera acogedora. Mientras a mi mente venía la imagen de mi maestro y tutor luchando contra un centenar de oponentes, un fuerte estruendo se escuchó de la nada. Di un salto asustada y enseguida me asomé por la ventana que estaba contigua a mi cama. Muy pronto me di cuenta de que algo había impactado en una de las torres del castillo en el lado oeste y seguido de ello más estruendos se hicieron presentes. Asustada de imaginar lo peor, usé mis alas de materia oscura y salí volando por esa ventana sin saber qué rumbo tomar y qué debía hacer al respecto.

Debajo de mí el escenario era aterrador, el fuego inundaba casi todos los alrededores del castillo y muchos de los míos estaban luchando para defender con sus vidas nuestro hogar, pero solo yo estaba tratando de huir de todo aquello.

Pronto eché un vistazo a una batalla en particular, una que apenas estaba comenzando, a lo lejos pude divisar que se trataba de Cusack y Chandler peleando contra varios miembros del clan de las diosas. Ambos se veían enérgicos y parecían estar disfrutando masacrar al enemigo.

—¡Ah!… Cusack —suspiré un momento observando la delgada y musculosa figura de él mientras asesinaba ferozmente a varios oponentes con un solo ataque y su cuerpo se manchaba de sangre. Él siempre había sido observado por mí en secreto. A decir verdad, él me atraía mucho…

Enseguida sacudí mi cabeza sacando toda clase de ideas sucias que habían llegado después de ver a aquel hombre. Estaba algo inquieta por solo ser una espectadora más de todo el caos que esa guerra estaba ocasionando. Sentía que yo no tendría escapatoria y que sería cuestión de tiempo para que alguien me asesinara y así todo acabara para mí, pero una voz borró todos esos crueles pensamientos de mi mente cuando escuché que me llamaban por mi nombre.

—¡Caeli! —exclamó una voz familiar —¡huye!

Era la voz de Estarossa, quien se encontraba malherido y con la ropa hecha trizas, luchando contra un sorprendente contrincante. Uno de un poder mágico incomparable y asombroso. Mis ojos se abrieron como platos al ver tan magnífica figura en lo alto del cielo nocturno, su majestuosidad no se comparaba en nada que hubiera visto antes. Su hermoso resplandor había sucumbir la oscuridad en un abrir y cerrar de ojos como si fuese de día. Sus enormes alas blancas, su porte delicado, sus ropas de un color pulcro y para nada revelador como las mías, me hicieron saber que se trataba de uno de los tan famosos y poderosos arcángeles que el clan de las diosas poseía.

—¡No te atrevas a tocar a mi hija, bastardo! —gritó Estarossa quien se encontraba moribundo tratando de levantarse del suelo con dificultad.

—¿Tu hija? —profirió el arcángel severo, con un rostro tan frío e inexpresivo algo escéptico de que el parentesco fuera real (y estaba en lo correcto, 'Rossa no tenía relación consanguínea de ningún tipo conmigo) —entonces me aseguraré de que ambos se vayan a la tumba, ¡Ark! —pronunció y un gigante halo de luz enceguecedor se formó en sus manos, mientras yo trataba desesperadamente de levantar a Estarossa para escapar juntos.

—Es inútil —contestó él con dificultad al ver que yo estaba teniendo problemas para ponerlo en pie —mi cuerpo es el doble de pesado que el tuyo. Lo lamento, no imaginé que esto fuera a terminar de este modo —sonrió con aflicción.

—¡De ninguna manera! ¡Esto no terminará así! —dije pensando rápido en una forma para que ese majestuoso arcángel dejara en paz a mi tutor, así que volé en dirección del fornido ser de luz, quedando cara a cara con él. Lo miré fijamente a los ojos, con autoridad, pero a la vez con miedo. Su rostro era tan bello e inigualable. Su cabello era mucho más largo que el mío y del mismo tono que el de Estarossa. ¿De verdad era posible tanta belleza en alguien del género masculino? —Oye tú, deja en paz a mi padre y pelea conmigo —balbuceé sin despegarle la mirada de encima.

Sus bellos ojos azules como el cielo me observaron con sublime desprecio, dedicándome la peor de las miradas, una llena de lástima y repulsión. Algo que de inmediato me entristeció, pues nadie nunca me había visto de ese modo tan terrible, como si yo fuera un pedazo de basura.

—Como desees —dijo casi en un sensual susurro, apagando aquel luminoso círculo de luz de inmediato, para así solo derribarme de un feroz golpe sin siquiera darme la oportunidad de demostrarle mi poder. ¡Vaya tonta que era al tratar de luchar contra un rival que me superaba por mucho! Todo se volvió oscuro en cuanto mi cuerpo tocó tierra.

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¡Perdón por la demora! Al fin les traje el primer capítulo de mi nuevo fanfic. Espero que sea de su agrado.

¡L@s quiero!💛

Save me MaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora