La vez que conocí a un dragón (Prólogo)

1.1K 36 2
                                    


"Quisiera que no existan las injusticias" pensó alguna vez Tisha cuando era chica, pero la realidad no es tan amable con los seres vivos.

Y así como suceden ella no era la excepción, una noche fría de invierno donde caía una fina nieve ella quiso de repente hacer algo tan simple como comprar algo en un mercado que se encontraba no muy lejos de su hogar. Mientras caminaba tranquilamente mirando la nieve caer y la condensación de su aliento en el aire escuchó a lo lejos unos sonidos, aunque no lograba determinar que eran. Aunque estaba algo nerviosa Tisha siguió su camino sintiendo que su corazón palpitaba cada vez más, hasta que el sonido fue tan claro que sentía como si sus latidos fueran a oírse en toda la manzana.
Se escuchaban golpes y jadeos, y entre ellos los de una chica, lo cual puso más tensa aún a Tisha.
Apoyada apenas a la vuelta de un callejón se dispuso a volver sobre sus pasos pero al intentar hacerlo una mano se posó sobre su hombro y la echó dentro del callejón. Cerró los ojos con fuerza cómo si de algo sirviera y al abrirlos vió lo esperable, un grupo de hombres que aprovechándose de la diferencia de fuerza y número se dispusieron no solo a sacarle sus pertenencias sino a manosear lo que pudieran rápidamente. La ropa de abrigo estaba haciendo difícil una tarea que debía ser rápida para no llamar la atención, por lo cual entre todos ellos empezaron a tratar de quitársela mientras ella forcejeaba con pocos resultados.

"Basta, no quiero ésto" dijo ella sin ser oída por nadie.

En algún momento quizá se rindió tras cansarse de luchar y su mente instintivamente se separó todo lo posible de su cuerpo.

"Realmente hace mucho frío, quisiera... Sentir un poco de calor..."
Y cerró los ojos.

En ese momento ya estando casi rendida y a punto de pasar por lo peor cerró los ojos. Y al instante escuchó un grito. Alguien había golpeado a uno de los hombres tan fuerte que éste había salido despedido hasta un lugar que no se llegaba a ver por la oscuridad, los otros hombres salieron en su ayuda y Tisha mareada ella trató de ver quién estaba ahí pero no lograba ver nada. Sintió que los hombres habían salido todos corriendo y escuchaba un jadeo pero no se podía terminar de reincorporar de los nervios y las náuseas.
De repente alguien la levantó sin delicadeza del suelo y ella pudo ver un poco con una tenue luz cálida.
Era una chica, solo pudo ver unos fríos ojos claros y un cabello que brillaba a tono con la luz.
"Quien--?"
No había caso, su mente no estaba clara como para hablar. Fue cargada en la espalda de alguien hasta la puerta de una hospital y ahí perdió el conocimiento.

Al día siguiente luego de pasar todo el procedimiento médico y policial y un poco más calmada se dió cuenta que llevaba consigo algo que no era suyo, una campera de cuero roja bastante maltratada.

"Será de esa persona, tengo que devolverla y agradecerle... ¿Pero quién era?"

Trató de pensar pero no podía recordar mucho de esa noche.

Unos ojos claros como la nieve. Una mirada fría como el invierno.

"¿Por qué tenía una mirada tan desolada?" Pensó. "Quisiera darle las gracias".

La imagen a media luz de esa persona quedó grabada en sus retinas, era una figura esbelta y admirable, como si brillara entre la oscuridad por si misma.

"Que envidia" pensó para si misma. "Ojalá yo fuera un poco más..." Y en ese instante se quedó dormida, y en sus sueños siguió buscando a esa persona misteriosa, sin saber que pronto la encontraría.

Fin del prólogo.



Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora