Rescate

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Tisha se encontraba encerrada en un cuarto, la habían dejado parada en aquel lugar, sus manos estaban atadas con sus brazos levantados y su boca y ojos tapados. Su corazón latía rápidamente por el miedo pero se esforzaba por mantener la calma y tratar de escuchar con detalle todo lo que sonaba a su alrededor, podía oír a unos hombres hablar, aparentemente eran aquellos dos que la habían raptado. Uno de ellos hablaba lentamente tratando de calmar a su compañero, Tisha no llegaba a escuchar con claridad pero se dio cuenta que no estaban de acuerdo en alguna cuestión. Minutos después sintió unos pasos pesados hacia donde se encontraba y el abrir de una especie de reja, la presencia se acercó al punto que Tisha podía sentir su respiración sobre su cuello, lo que le pareció asqueroso y causó que comenzara a tratar de zafar sus manos sin éxito.
— ¿Otra vez luchando, maldita? — el hombre tomó a Tisha de la cara apretando un poco sus pómulos hacía adentro. — ¿Será que en realidad sos una mujer viciosa y no te alcanza ésto?
Tisha apretó sus ojos por debajo de aquella venda y trató de gritar pero la mordaza no la dejaba, el ruido sordo llenó la habitación haciendo enojar más aún a aquel hombre, quien la tomó de su campera deportiva zarandeandola para que deje de forcejear, el hombre se puso detrás de ella y posó su mano sobre sus muslos subiendo hasta sus nalgas, Tisha estaba en shock y unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, en el momento que pudo escuchar cómo aquel hombre se desabrochaba su cinturón un ruido interrumpió a aquel brutal captor.
— ¡Ey! ¿Que te dije de hacer eso sin permiso del jefe? Maldición, si serás idiota. — el compañero gritó desde algún lugar cercano.
— Maldición, si hay que callar a esta perra sería la mejor f---
En ese momento se sintió un leve temblor, Tisha no pudo comprender que sucedía pero sintió una pequeña vibración. Aquel ruido y el temblor se repitió dos veces más hasta que algo parecido a una explicación se escuchó a lo lejos, pudo sentir como aquellos hombres salían corriendo de allí dejándola sola.

Shiruba corrió apartando violentamente todo aquello que se interpusiera en su camino, pateó todas las puertas que cruzó, sin poder encontrar a Tisha, en cambio aquellos hombres la encontraron primero a ella, estando fuertemente armados ambos se dispusieron a dispararle, Shiruba evitó ser alcanzada por las balas y se escondió detrás de una columna. No tenía ningún arma así que debía pelear cuerpo a cuerpo, su única opción era esquivar sus balas hasta que se queden sin munición, pero no podía saber cuántas armas o cargadores tenían, el lugar era una especie de almacén abandonado, había poca luz en el ambiente y luego de toda la persecución el aire estaba lleno de polvo por lo que las luces amarillas iluminaban de manera extraña. Shiruba respiró hondo.
"¿Por qué estoy haciendo esto? Maldición..." Pensó, luego de arrodilló sobre una de sus piernas y tomó algo de impulso, salió corriendo lo más al ras del piso que pudo, acercándose a uno de los hombres y golpeando sus brazo con el que sostenía un revolver, un disparo dio contra el techo, entonces tomó con ambos brazos el del hombre y luego de inhalar lo más posible se dispuso a arrancarlo, tuvo que hacer bastante fuerza y dando un grito por el esfuerzo logró arrancarlo rápidamente arrojandolo lejos de él, el hombre tardó unos segundos en entender la situación y luego comenzó a retorcerse y gritar en el suelo mientras se desangraba.
Su compañero no podía ver la escena debido al polvo y suciedad que volaban en aquel lugar con poca iluminación, pero entendió que no era bueno, a pesar de eso sonrió y moviéndose entre columnas se acercó hacía Shiruba.
— Ey... Chica demonio... ¿Podrá ser que seas más inhumana que nosotros? No, mejor dicho, no creo que seas siquiera una...
— ¿Donde está? — preguntó Shiruba directamente.
— ¿Quien sabe...? Esa maldita perra resultó bastante inútil, a pesar de luchar por no ser abusada, ni eso pud--
En ese instante Shiruba apareció en un santiamén delante del hombre, propinandole un golpe tremendo directo en el estómago, el hombre gritó, pero una vez en el piso comenzó a reír.
— Apuesto a qué quieres saber todo lo que le hice, lo que le hicimos entre los dos...
Shiruba lo pateó en el suelo haciéndolo volar unos metros.
— ¿Q-que sucede? ¿Esto saca a relucir tu monstruosidad? Ya veo...
Shiruba se acercó y lo levantó de la ropa sin ninguna dificultad, lo levantó lo más que pudo y con su otro brazo arrancó sus pantalones dejándolo en boxer, tras lo cual tomó su miembro y lo arrancó de cuajo en un segundo. El hombre comenzó a gritar, Shiruba sin dejar de sostenerlo por encima de sus hombros se agachó tomando con su mano libre aquel miembro amputado, para luego ponerlo en la boca de aquél hombre.
— Aquí el único monstruo... — dijo metiéndolo lo más que pudo hasta hacer ahogar a muerte al hombre. — son ustedes.
En ese momento cuando estuvo segura que ambos estaban muertos abandonó aquel lugar y comenzó a buscar rastros de vida. Al cabo de unos minutos encontró una habitación en la cual se podía ver al fondo un sector enrejado parecido a una carcel, se acercó con cuidado por si era una trampa, pero allí solo vió a Tisha, quien aún estaba colgada.
Tisha pudo oír a alguien acercarse y comenzó a forcejear con violencia mientras lloraba.
— N-no... Calma... Soy yo. — dijo Shiruba pero su voz fue baja.
Levantó sus manos y quiso alcanzar a Tisha pero en ese momento pudo verlas llenas de la sangre de esos hombres, trató de limpiarlas con su remera negra. Miró nuevamente a Tisha y respiró hondo.
— Tisha, ¡Soy yo, Shiruba! — gritó.
Tisha se calmó gradualmente hasta quedar inmóvil mientras lloraba.
En ese momento Shiruba lentamente comenzó a acercarse y le sacó la mordaza, al instante Tisha comenzó a jadear tratando de respirar lo más posible llenando sus pulmones de aire mientras aún sollozaba, luego de eso sacó sus vendas y sus ojos verdes chocaron directamente con el café de los ojos de Shiruba, quien aún respiraba con dificultad, Shiruba desató sus manos y atajó la caída de Tisha quien no tenía fuerzas en sus brazos luego de haber estado tanto tiempo colgada. Tisha se encontraba en los brazos de Shiruba aferrada a ella con los ojos perdidos.
"Malditos... Yo... No se los voy a perdonar jamás" pensó Shiruba apretando fuertemente sus dientes.

Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora