Un pasado del que huir

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Shiruba caminaba con cuidado hacía la salida de aquel lugar tratando de ser cuidadosa ya que Tisha se había quedado dormida en sus brazos. Fue la primera vez que deseó no toparse con más mafiosos sin que sea por ella misma, mientras pensaba esto en silencio atravesaba los polvorientos pasillos, miraba a su al rededor y pensaba en lo desolador de aquel panorama. Al cabo de unos minutos ya se encontraba saliendo por aquella puerta, con unos cortos escalones a la calle, la feria seguía allí con sus luces cálidas y sus puestos callejeros, se sentía el aroma a comida en el aire, Shiruba pasó caminando entre la multitud sin prestar atención a su alrededor, en un momento una mano tocó su hombro.

— Shiruba, ¿Que le hicieron a la chica? — preguntó un hombre de unos 40 y pico de años vestido como un feriante.
— Ellos... Se metieron con ella por mí culpa. — dijo Shiruba sin dejar de mirar hacía enfrente.
— Ya veo... Shiruba tú... Ten cuidado.

El hombre le dió a Shiruba una palmada en el hombro y se despidió. Shiruba siguió caminando, no podía volar con tanta gente al rededor, por lo que siguió a pie, algunas personas la saludaron de lejos amistosamente y con miradas llevas de lástima y preocupación, Shiruba asentía con la cabeza a los saludos ya que ocupaba ambos brazos en llevar a Tisha.
Una vez pudo salir del área poblada se dirigió a un callejón oscuro que cruzó en el camino, allí al final del pasillo pudo ver un lugar despejado para poder abrir sus alas, se paró allí y de a poco fueron asomando desde su espalda aquellos rasgos sobrehumanos, sus cuernos, sus alas, y su cola, todo lentamente y en silencio mientras ella respiraba hondo con sus ojos cerrados, Tisha aún estaba inconciente, antes de emprender vuelvo Shiruba acercó un poco a la joven a un faro que apenas alumbraba para verla bien, Tisha dormía, la joven dragón se quedó mirandola unos momentos en silencio y luego comenzó a volar lentamente.
Al llegar a su departamento entró con cuidado por la ventana, era difícil entrar con Tisha en brazos pero lo logró luego de hacerlo con la mayor paciencia que pudo, atravesó su living el cual estaba bastante desordenado, llegó a su habitación y posó lentamente a Tisha en su cama, la tapó y se quedó sentada en posición fetal inmersa en sus pensamientos. Se sentía culpable e impotente, pero no podía dejarse llevar por sentimientos que la hagan débil.

Tisha en algún momento de la noche comenzó a abrir los ojos sin entender muy bien donde se encontraba, estaba oscuro y hasta que sus ojos se acostumbraron a la luz pasaron unos instantes, pudo ver a Shiruba arrodillada al costado de la cama con sus brazos y su cabeza apoyados en la sábana, Tisha sintió que su corazón daba un salto y rápidamente acercó sus manos a ella, en ese momento Shiruba por puro instinto abrió los ojos y en un instante tomó ambas muñecas de Tisha con fuerza, al darse cuenta que era ella la liberó inmediatamente.

— L-lo siento... — dijo Shiruba, la luz de la luna iluminaba la mitad de su rostro mientras que la otra mitad permanecía casi invisible en la oscuridad.
— Está bien, gracias por ir a buscarme, sabía que ibas a ir por mí. No lo dudé. — dijo Tisha sonriendo.
— Ya veo... — Shiruba aún casi en la oscuridad miró fijamente el cuerpo de Tisha. — Esos hombres...

Tisha apartó la mirada y apretó sus manos hacia su remera, había recordado a esos hombres, sobretodo al perverso que había querido abusarla.

— Lo importante es que fuiste por mí. — dijo Tisha sonriendo sin mirar a Shiruba mientras se abrazaba un poco a ella misma con vergüenza.

Shiruba se quedó en silencio, había recordado las cosas que había dicho aquel hombre, realmente pensaba que habían abusado de ella, su corazón comenzó a latir fuertemente, se levantó un poco de su posición y llevó sus manos al rostro de Tisha mientras miraba un poco su cuerpo, aunque tenía ropa que cubría toda su piel aún así estaba preocupada y con miedo de que hayan dejado marcas.

— Shiruba... — dijo Tisha completamente confundida por la situación. — ¿Estás bien...? Estás rara...

Shiruba la miró, atinó a decir algo y sin decir nada la abrazó, Tisha seguía sin comprender pero sabía que lo mejor era no darle tantas vueltas al asunto, por lo que correspondió el abrazo.

— Yo... pensé que no me soportabas... — dijo Tisha sin soltarla.
Shiruba no dijo nada, así pasaron unos minutos, fue entonces que la joven dragón se paró y se comenzó a sacar la campera.
— S-shiruba... ¿Q-que estás haciendo? Nosotras n--- — Tisha se metió en la cama tapándose con la sábana por completo.
Al cabo de unos segundos bajó un poco la sábana apenas destapandose y pudo ver a Shiruba allí parada, en su musculosa corta negra a la luz de la luna, y forzando un poco la vista también pudo distinguir unas cicatrices, en sus brazos, en su espalda, y no llegó a mirar mucho más porque Shiruba le habló.

— No te puedo prometer nada porque no soy una buena persona, de hecho soy una persona horrible. Pero... Podría intentar ser un poco mejor... Cada día. — dijo bajando la mirada.
— Shiruba... — Tisha estaba shockeada— ¿Una mala persona? Una mala persona no habría ido a rescatarme, ¿Cierto?
Shiruba se quedó en silencio, Tisha miró rápidamente su figura, delicada, delgada, pensó que tenía una fuerza tremenda para la contextura que se veía a simple vista, era increíblemente flaca y sus brazos delgados.
— Te voy a contar algo. — dijo Shiruba sentándose a los pies de la cama con Tisha aún acostada allí. — La verdad es que... Realmente me considero una persona horrible, no tengo idea que pasó por esa cabeza para que te hayas querido acercar a alguien como yo pero, agradezco que lo hayas hecho, ya que yo no me acerco a las personas. Sé que tengo muy mal genio, y la gente se asusta pero yo...
Tisha notó que cada vez le costaba más hablar, por lo que se sentó y se acercó para abrazarla, Shiruba intentaba hablar pero no le salían las palabras. Tisha llevó una de sus manos al brazo de Shiruba, tocando justo una cicatriz.
—"Cuando yo era pequeña — comenzó a hablar luego de respirar hondo — mí padre y mí madre vivíamos felices en una pequeña casa en las fuera, un día para nuestra sorpresa mí padre llegó tarde y borracho del trabajo, recuerdo que los escuché discutir, y en un momento pude escuchar gritar a mí padre y a mí madre llorar, salí corriendo a su habitación y entré sin permiso, mí madre estaba en el suelo cubriendo su cara, pero yo no entendía, ella se acercó y me abrazó y me dijo que vuelva a mí cama, que todo estaba bien. De allí en más empezó a pasar cada vez más seguido, mí padre la golpeaba a ella, y a veces también a mí, por supuesto yo pensaba que era porque no era una buena hija, quizás mis notas no le gustaban, que quizá no le gustaba como me portaba, quizá, simplemente estaba enojado conmigo, o con mí mamá... Cuando tenía unos 7,8 años pude escuchar cómo mí padre le decía cosas a mí madre que la hicieron llorar, no sabía que significaban pero siempre la hacía llorar, en ese momento salte sobre él mientras fumaba un cigarrillo sentado en el sofá, intenté golpearlo obviamente sin éxito, mí padre me golpeó mientras mí madre le rogaba que pare. Cuando ya era una pre adolescente empecé a darme cuenta realmente de la situación pero no había ocurrido últimamente, por desgracia llegó aquel día, mí padre llegó bebido y apenas escuché que comenzó a gritar fui corriendo a su habitación, al momento que abrí la puerta pude ver exactamente el momento en el que mí madre recibía un golpe y caía al suelo, recuerdo que lo vi como en cámara lenta. En ese instante nuevamente me abalance sobre él, y tuvimos una pelea, obvio mí padre estaba en ventaja y cuando me encontraba en el piso casi inconciente pude escuchar a mí madre otra vez rogarle, decirle que por favor me dejara, que la usara a ella en mí lugar. En ese instante sentí que me hervía la sangre, me levanté inmediatamente a pesar de todas mis heridas y con una fuerza que nunca había sentido lo golpeé, mí padre no solo salió despedido sino que golpeó contra la pared y cayó desmayado. Mí madre me miraba shockeada, yo giré y en el espejo roto que tenía a mí costado pude verlo, unos cuernos, unas alas y una gruesa cola no humanos. En ese momento mí madre sin entender me abrazó, cuando me calmé y volví a mirarme allí ya no estaban, pensé que había sido una ilusión."

Shiruba se quedó en silencio, Tisha notó que quería hablar más pero no podía. Por lo que únicamente la tomó de la mano y la sostuvo con fuerza.

— Yo no creo que seas una persona horrible pero... Si no te puedo convencer de lo contrario, entonces al menos creeme que quizá entonces, yo pueda querer una persona horrible. — dijo Tisha en voz baja sin soltar a Shiruba.
— Gracias... — dijo Shiruba mirando hacia la luna.

 — dijo Shiruba mirando hacia la luna

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Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora