Alerta en la Ciudad

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Tisha ya se encontraba levantada, se había dispuesto a desayunar. Al verse en el espejo del baño pudo notar que se encontraba ojerosa, recordó que Shiruba se veía así siempre, "¿Será que no duerme bien?" Pensó. Pero enseguida recordó que la misteriosa chica dragón no quería su compañía, por lo que decidió no pensar en ello. Ese día las clases eran hasta tarde así que no podía distraerse. Se dispuso a desayunar mientras repasaba para el examen.
Ya era hora de que se prepare para salir, tomó su abrigo y una pequeña vianda que se había preparado y salió hacia la facultad, era un bello día, frío pero soleado, pensó que era perfecto para ir caminando y meditar en el camino. Su día transcurrió tranquilamente, pudo hacer el examen concentrada y tenía buenas expectativas en cuanto al resultado.
— Tisha ¿Estás libre? — la llamó una voz conocida, era una compañera.
— ¿Eh? Bueno, en realidad no tenía ningún plan en especial hoy, ¿Por qué? — respondió confundida.
— Estaba mirando la lista y por tu apellido hoy te toca limpiar el cuarto de ciencias, me pareció raro que no lo recuerdes, siempre estás muy atenta.
— Ah... Bueno, quizá estuve un poco distraída últimamente... — se disculpó Tisha.
— Bueno, no me concierne pero si, realmente no se te vió bien este último tiempo, si hay algo en lo que te podamos ayudar no dudes en decirlo.
— G-gracias... — Tisha se sonrojó un poco.
Su compañera la saludó y se marchó. Tisha se dirigió al cuarto de ciencias, afortunadamente estaba bastante limpio y ordenado, suspiró aliviada y se dispuso a trabajar.
Unas horas habían pasado, se dió cuenta que a pesar que el trabajo no era mucho estaba pensando demasiado y se había retrasado por eso, se apuró en terminar y salió del aula, mientras salía de la facultad de dió cuenta que ya era bastante tarde y probablemente el transporte iba a tardar, por lo que decidió ir hasta la zona central y tomar allí un taxi.
Caminó unas cuadras y mientras más pasaban los minutos menos gente había en la calle. "Quizá debería pedir un remis o algo" comenzó a pensar mientras se acomodaba su bufanda mirando hacia el cielo. "No es justo, Shiruba puede volar" rió para si misma, y se dió cuenta que nuevamente estaba pensando en ella, siguió caminando distraída sin prestar demasiada atención a su alrededor.
"Quisiera... Quisiera ver a..." En ese instante algo tomó a Tisha del brazo y la arrojó hacía el callejón que había a su derecha. Por reflejo Tisha atinó a cubrirse mientras abría temblorosa sus ojos, no podía ver nada, aquel callejón se encontraba oscuro ya que todas sus luces estaban rotas, amagó a escapar pero pudo sentir como dos personas la detenían para luego atar sus manos y tapar su boca, Tisha forcejeó lo más que puedo con todas sus fuerzas pero no logró escapar.
— ¡Maldita perra estate quieta! — le gritó un hombre dándole un golpe en la cara.
Tisha cayó de costado y en ese mismo instante fue levantada como si nada, uno de los hombres la tomó de la cara y con su otra mano comenzó a manosear su pecho mientras le sacaba su abrigo y lo arrojaba al suelo.
— Ey... —le llamó la atención el segundo hombre— el jefe dió órdenes precisas.
En ese momento Tisha dejó de ser manoseada, unas lágrimas habían comenzado a caer sin control por sus mejillas.
"Shiruba..." Pasaban los segundos pero Shiruba nunca llegó, a pesar que Tisha lo deseó y lo pensó con todas sus fuerzas, nunca ocurrió.

Shiruba estaba en su departamento acostada, tenía consigo una bolsa de golosinas y varios envoltorios de chocolate vacíos se encontraban tirados al costado de la cama. Notó que tenía hambre, aunque odiaba cocinar, la verdad era que esas cosas no eran alimento, por lo que se dirigió a la cocina. Abrió su heladera y su alacena, no había casi nada, suspiró molesta y se quedó mirando a la nada, recordó la comida que le había preparado Tisha aquella vez.
"Ciertamente estaba delicioso..." Pensó Shiruba, y sintió cómo su garganta se apretaba. En ese momento alguien tocó su puerta, pero al salir Shiruba no vió a nadie.
— ¿Quien diablos molesta a esta hora? — dijo en voz alta. — si alguien vuelve a molestar--
En ese instante Shiruba notó algo en el piso, la lámpara que se encontraba cerca de su puerta estaba casi por apagarse por lo que iluminaba bajo e intermitente, pero al tomar aquello pudo notar al instante que era una prenda. "¿Algún vecino lo habrá perdido" pensó, pero al olerlo pudo sentir un aroma conocido.
"Este perfume... No puede ser". Shiruba entró corriendo a su cuarto y un minuto después salió rápidamente al salir encontró una nota pegada en la baranda de su piso.
"Estamos en el barrio bajo, en aquel lugar al que no quieres volver". Shiruba apretó con rabia la nota, la metió en el bolsillo de su chaqueta de cuero roja y salió volando lo más rápido que pudo.
En unos pocos minutos había llegado allí, era una especie de barrio de mala muerte, aunque ese sector estaba bien iluminado, una feria con puestos callejeros dónde se vendían con más o menos discreción objetos ilegales y armas entre otras cosas, habían prostitutas a lo largo de las cuadras que componían aquel suburbio, algunas se habían acercado a Shiruba mientras halagaban su belleza.
— Miren como creció está belleza. — dijo una, pero Shiruba hizo un ademán agresivo con su dedo y se alejó.
Llegó a una puerta, se encontraba unos escalones más abajo, no tenía nada especial, era una puerta como cualquier otra sin nada llamativo. Tomó el picaporte y lo giró, estaba abierta, entró, era un bar estilo oriental con luz baja. Habían hombres en diferentes cubículos, todo ellos con una o dos prostitutas con ellos, algunos solo pagaban para ver a esos hombres desde lejos fornicar a las mujeres. Aquel lugar era en paraíso para muchos fetichistas de aquella ciudad, había juego ilegal también, entre otras cosas. Shiruba caminó rápidamente sin apartar la mirada del pasillo, ignorando con todas sus fuerzas las groserías que escuchaba de los hombres que se encontraban apostados a lo largo del pasillo. Al final del camino un hombre de apariencia ostentosa la esperaba, Shiruba se quedó parada y se cruzó de brazos.
— ¿Que diablos quieres? ¿No te aburres nunca de joderme la vida? — dijo molesta subiendo un pie sobre la mesa del hombre.
— Shiruba... — suspiró el hombre— ojalá muchos de mis hombres tuvieran la mitad de tus agallas. Pero bien, creo que tenemos asuntos pendientes.
— ¿Ésta nota es de tus matones? — Shiruba sacó aquel bollo de papel y se lo arrojó en la mesa.
— Ciertamente lo es... Y es obvio que estás aquí por tu amiga. — sonrió mientras hacía un bollo el papel nuevamente.
— No es mí amiga... — respondió Shiruba.
— ¿Ah no? Bueno... Llegaste aquí bastante rápido, creí que estabas preocupada por ella y por su bienestar. Pero quizá me equivoqué... — el hombre tomó su celular. — muchachos... Pueden hacer lo que quieran con la--
— ¡Ey! — gritó Shiruba pateando la mesa...
— Ya veo... Así que así es el tema. — cortó la llamada y la miró fijamente.
Bien, vuelvo a hacer mí oferta, no suelo aceptar mujeres pero me gustaría que te unas a nosotros, sería provechoso ya que así daría por terminada tu deuda y--
— No. — respondió Shiruba sin mediar palabras.
— Bueno, vienes aquí, no aceptas mí oferta, no vienes a rescatar a esa chica... ¿A qué haz venido entonces? — el hombre tomó su vaso de vino y lo tomó lentamente.
— No puedo dejar que alguien más pague mis errores... — Shiruba lo miró fijamente a los ojos.
— Entonces... ¿Aceptas mí oferta?
— Ya dije que no. — Shiruba se dió media vuelta.
— Hasta la próxima Shiruba, no te olvides que mientras viva no vas a poder estar tranquila, me voy a encargar que así sea, y respecto a tu amiga... Mis muchachos la van a disfrutar como no te das una idea.

Shiruba siguió caminando rápidamente y ésto último lo escuchó de lejos, comenzó a correr y al salir tomó la calle del costado lo más rápido que pudo.
"Maldición, ¿Por qué? ¿Por qué tiene que pasar ésto? Tengo que llegar, seguramente estén en aquel lugar, y si no es allí, no me lo voy a poder perdonar jamás". Shiruba dio un salto hacia una reja y comenzó a volar agitando rápidamente sus alas en medio de la fría noche.

 Shiruba dio un salto hacia una reja y comenzó a volar agitando rápidamente sus alas en medio de la fría noche

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Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora