Atardecer

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Tisha se encontraba en el recreo de la facultad, descansaba sentada a la sombra de un árbol mientras los recuerdos de las palabras de Shiruba daban vueltas sin cesar. Sus ojos café descansaban sobre una nube, mirando sin mirar trataba de ordenar sus pensamientos sin éxito, a su pesar cada día que pasaba recordaba aquellas palabras dolorosas y sentía una gran presión en el pecho, algo que bajaba desde su garganta hasta el estómago, se encontraba con poco apetito así que no estaba frecuentando el café de su colegio, sus compañeros habían notado algo en ella y habían tratado de consolarla pero ella poco podía explicar sobre aquellos sucesos, así que se limitaba a explicar brevemente diciendo que había discutido con una amiga y que había recibido unas cuantas palabras dolorosas. Sus días pasaron así, tranquilamente como siempre, días normales como habían sido siempre, pero algo faltaba. Era como si a los días que pasaban les faltaran colores, su vida era simplemente normal cómo siempre, pero al final del día no hubo ni una noche que no sintiera un vacío. Así pasaba sus días, como cualquier otro, y no era que no riera, que no hiciera sus cosas, vivía su vida como siempre, pero no pasaba un día sin recordar a Shiruba y esas palabras duras, esa voz fría sin compasión, una mirada helada que formaba una barrera imposible de traspasar.
Tisha era una persona simple, se daba con los demás hasta cierto punto y trataba de mantener una imagen seria y reservada, no sin dejar de ser amable y cordial pero tratando de no mostrar más de lo necesario, por algún motivo Shiruba, sin esforzarse en hacerlo, había sacado del interior de Tisha otras cosas que ni ella recordaba, por eso cuando estaba con ella sentía tanta libertad que su pecho parecía explotar, como si no existiera la necesidad de aparentar en este mundo. Por algún motivo la presencia de Shiruba la hacía sentir cálida y en paz, y se había propuesto darle lo mismo, quería tomar esa mano fría y llenarla de calidez, la leve sonrisa de Shiruba había sobresaltado el corazón de Tisha, que a pesar de no saber nada de ella sentía la necesidad de darle un poco de cariño.
Pronto pasó por su cabeza la idea que quizá ese sentimiento era unilateral, y recordaba cuánto había sufrido la soledad en el pasado, se había propuesto no volver a involucrarse tanto con otra persona para no salir lastimada ya que tendía a preocuparse demasiado por los demás, lo que aparentemente había llevado al desgaste de muchas relaciones y finalmente la gente de alejaba de ella, sin importar cuánto se esforzara el final era el mismo, por lo que su resolución había sido no volver a sentir nada tan fuerte. Lágrimas de frustración cayeron sin querer por sus mejillas al recordar ésto. Se había dado cuenta que nuevamente su corazón estaba expuesto, y que nuevamente la habían dejado atrás.
— ¿Por qué? Si solo quería estar a su lado y verla sonreír. Si pudiera hacerla un poco feliz... — dijo el voz baja.

Hacía minutos que habían empezado de nuevo las clases pero Tisha no iba a volver a clases aún, temía preocupar a sus compañeros, y de nuevo, no tenía forma de explicar claramente las cosas.
Se llevó las manos con dolor al rostro apretando los dientes mientras recordaba las palabras de Shiruba.
"¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?... ¿Por qué otra vez?" Dijo clavándose sin querer sus uñas en el rostro. Comprimio su cuerpo sobre si mismo y quedó en posición casi fetal, en un instante sintió una correntada y  en un instante levantó la mirada dejando caer unas lágrimas, pero no había nadie allí.
— Claramente cada ráfaga no va a significar que ella va a volver a mí, ¿No? — dijo al viento con un nudo en la garganta.

No era la primera vez que se sentía así, pero seguía sin entender cómo podía doler tanto.

"¿Por qué no vuelve? ¿Por qué? Voy a esperar, yo confío..."

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Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora