Hielo en el corazón del dragón

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Han pasado varios días desde aquel encuentro en circunstancias fatídicas. Tisha conserva melancólica aquella prenda maltratada como recuerdo de esa noche. Se supone que pronto empieza la facultad y no puede concentrarse desde lo que pasó.

— Maldición no tengo ni una pista de dónde empezar a buscar...

Ya había revisado aquella campera y no tenía ninguna pertenencia o identificación. Apenas notó que por dentro del lado interno habían unos cabellos que al reflejo del sol brillaban como oro.
Frustrada salió de su departamento y luego de caminar un rato se dispuso a pasar su tiempo en un local de juguetes donde vio un peluche bastante original que llamó su atención por tener unos pequeños ojos color jade, era un monstruo. Un Dragón para ser más específicos. Éste le recordó a aquella muchacha y decidió comprarlo.

Se estaba haciendo tarde y tras aquella experiencia claramente había optado por no transitar la calle tarde así que se dispuso a emprender la vuelta mientras miraba con cariño aquel muñeco extraño.

"No entiendo porque me importa tanto realmente..." Se dijo a si misma llevándose la mano al rostro.
"Será porque nunca había sentido que alguien se arriesgara por mí..."

Hundida en sus pensamientos llegó a su hogar y siguió si noche como siempre.

Al día siguiente se despertó como de costumbre, desayunaba un jugo con un poco de pan y mermelada, mientras miraba por la ventana.

— ¿Eh? Juraría que había dejado la bolsa con el peluche aquí... Cerca de la camp---

No estaba. El perchero solo tenía sus ropas. Lo primero que hizo como cualquier persona normal fue comprobar su puerta y si sus objetos de valor estaban en su lugar.
No había ningún faltante además de esa campera. La puerta y las demás ventanas de la casa estaban cerradas, la única abierta era la que ella había dejado así que daba al exterior del edificio, no había forma de llegar allí ya que daba al vacío.

Pasaron varias noches, todas completamente normales, sin ningún sobresalto ni nada destacable.

Con el tiempo Tisha empezó a creer que quizá aquella muchacha era extranjera y había vuelto a su país natal, ya que por más que la describiera nadie lograba darle información certera.

Empezó la facultad y cada vez pensaba menos en el tema, pero extrañamente cada noche al salir sentía como si alguien la observara.
Ya no podía evitar la noche por los horarios que llevaba y sentirse observada la ponía cada noche más tensa.

"Voy a parecer una loca..." Pensó al cabo de un tiempo de sentir todas y cada una de esas noches una mirada constante.

— ¿¡Quién está ahí!?— gritó con un poco de vergüenza estando sola en esa avenida.

No se oye nada. Apenas escucha el viento y siente fuertemente sus latidos.

"Estoy cada día más desquiciada" pensó. Y de repente una terrible ráfaga de viento azotó el lugar haciendo que los papeles que Tisha llevaba volaran. Comenzó a juntarlos rápidamente jadeando de nervios cuando en ese momento con la mirada en el suelo a la sombra de un farol vió reflejada una figura sobrehumana... Unas enormes alas de formas gruesas sobrevolaron rápidamente pero cuando levantó su mirada no había nada ni nadie.

— Esto es cada día más extraño...— dijo en un sollozo sabiendo que tampoco había manera que alguien le crea. Y así entre lágrimas volvió a su hogar.
Al llegar volvió a mirar aquel perchero y se le ocurrió algo, dejar una nota cerca de la ventana al exterior y del peluche.

"Hay alguien ahí?" Escribió.

A la mañana siguiente había una respuesta en la nota.

"Alguien o quizá algo" decía.

— ¿Algo..?— dijo ella para si misma extrañada.

Y así siguieron las notas.

"Mujer u hombre"
"Mujer"

"Entonces eras una persona!"
"No lo sé, quizás"

"Quizás? o.o"
"Quizás"

"¿Vienes todas las noches?"
"Quizás"

"¿Por qué razón?"
"Frágil"

"¿Yo? Hay mucha gente así jeje"
"Quizás"

"Entonces ¿Por qué yo?
...

No hubo más respuesta, esperó cada mañana pero no apareció nunca una respuesta. Por lo que decidió no darse por vencida y en vez de preguntar cosas comenzó a contarle cosas, por supuesto no tenía forma de saber si eran leídas porque no había respuestas pero noche por medio dejaba una nota nueva encima de las anteriores.

La última fue "No sé quién o qué eres, te agradezco haberme rescatado esa noche seas quien seas. Realmente agradezco haberme topado con alguien tan amable, nunca voy a olvidar ese gesto. Quería conocerte y darte las gracias pero supongo que no se puede, me han pasado cosas extrañas desde esa noche y no puedo evitar pensar que tienen que ver con tu aparición, así que de nuevo gracias. Gracias por estar ahí"

Esa carta fue dejada cierta noche, tras escribirla y dejarla ahí Tisha se fue a dormir.

En mitad de la madrugada alguien abrió aquella ventana y leyó la carta.

— ¿Amable yo? Ésta persona está de verdad desquiciada.— se escuchó tenue en la oscuridad.

La intrusa se acercó lentamente hacía dónde Tisha dormía, la observó brevemente y luego se sentó con cuidado a los pies de su cama observando aquel cuarto. Era pequeño, tenía una estantería con libros, algunos recuerdos, juguetes, no habían fotos de Tisha ni de nadie. La luz de la luna empezó a posarse sobre la cama en un momento de la noche y cuando Tisha abrió levemente los ojos por causa de la luz vió esa silueta desconocida allí, la luz solo dejaba ver hasta su pecho pero su rostro permanecía en la oscuridad de la habitación, exaltada intentó prender el velador.
— No muevas un músculo.— dijo la intrusa, a lo que Tisha lentamente volvió a su posición.

— N-No te puedo ver sino...— dijo temblando.
— Mejor así, no hace falta realmente.
— ¿Cuál es tu nombre? ¿Eres quién estuvo contestando esas notas?
— Sí. — respondió fríamente.
— ¿Cómo llegaste hasta aquí?

Silencio.

— ¿Quién eres?— Tisha respiraba con dificultad, el silencio era peor. Al cabo de unos instantes la figura respondió.
— Por supuesto vine a buscar lo que es mío. Nada más.

La sombra se levantó rápidamente de la cama y Tisha salió corriendo detrás de allá, quiso alcanzar su mano pero el miedo hizo que la apartara cuando estaba por tomarla.
La sombra se estaba disponiendo a salir por la ventana, cosa que no sorprendió a Tisha, que aún así no quería dejarla ir. Miró exaltada a su alrededor y entendió que no podía hacer nada al respecto.

— ¡Un segundo..!— gritó.
Y aquella intrusa que estaba por huir de allí se detuvo en seco pero sin mirar atrás.

— L- llévate ésto... — dijo despacio y señaló la bolsa que aún permanecía cerca del perchero y la ventana. Y se giró dándole la espalda a la muchacha, en ese instante sintió nuevamente una ráfaga cuando se giró nuevamente hacía la ventana ya no había nadie y la bolsa no estaba.

La noche se sentía más fría que de costumbre.



"¿Que diablos es ésto? ¿Un dragón..? ¿Que tanto sabe esa persona? Tendré que mantenerla vigilada..."

Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora