Ocaso

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Shiruba deambulaba por la calle, se podía notar desde lejos su mirada de cansancio y mal humor, las ojeras le daban un aire más cansado aún, caminaba cabizbaja en medio de la noche pateando algunas cosas que se le cruzaban casualmente, queriendo descargarse de su pesar. Las calles habían sido testigos de su malestar en incontables ocasiones, Shiruba era una persona solitaria, que prefería no exponer sus debilidades e inseguridades, caminaba demostrando en cada paso que no temía enfrentarse a nadie, lo que le había provocado en muchas ocasiones riñas callejeras, y por lo que muchas veces se la podía ver lastimada o con el rostro tapado por gasas o tiritas para que no se le infecten las heridas, sus brazos tenían cicatrices y su corazón también. Mientras caminaba bajo la luz de la luna pasó por una plaza, a esa hora obviamente no había nadie así que se dispuso a sentarse para tratar de calmar su cabeza, se desplomó sobre el respaldo y llevó ambos brazos a los costados de la silla dejando caer sus manos y ocupando todo el asiento, cruzó una de sus piernas sobre la otra y cerró los ojos.
Minutos después empezó a dormitar un poco, cansada de deambular la estaba venciendo el sueño, y en ese sueño pudo ver, por primera vez en mucho tiempo, algunas imágenes.
Era ella de pequeña, estaba llorando escondida tras es respaldo de un sofá, aquel sofá tenía arrancada parte de su espuma, y había sido ella quien lo había hecho, aunque trataba de ser una niña buena muchas veces había terminado peleando en la escuela o en la calle, ya desde niña tenía un carácter fuerte, envidiable para muchos, Shiruba es alguien que incluso sin esfuerzo se impone y brilla entre los demás, alguien cuyas palabras son tan sinceras como duras,  alguien que no dejaría que lastimen a sus seres queridos.
En ese sueño ella se pudo ver más joven, vió pasar rápidamente su niñez, había tenido varios amigos en su niñez, no es que no tuviera amigos de adulta, pero aún no dejaba que se acerquen tanto, así que siempre había sido bastante solitaria, lo prefería así.

Se despertó del sueño  lentamente, ya que era una noche plácida, y pudo verse en ese asiento, tranquila pero sola. Y con sus ojos jade en el cielo suspiró profundamente, ¿Por qué se sentía como si faltara algo? El silencio de la noche se sentía vacío, Shiruba disfrutaba de la soledad pero algo faltaba, dejó caer su cabeza hacía atrás y de repente sintió una pequeña presión en su pecho, y recordó el momento en que había abandonado a Tisha, y la mirada llena de tristeza que ésta había mostrado en ese instante.
"Ella va a estar mejor sin mí, al fin y al cabo nadie es imprescindible. No necesita a una persona horrenda como yo. Si es que me puedo llamar persona"
Estos pensamientos empezaron a recorrer su cabeza mientras sus cuernos carmesí asomaban entre sus cabellos brillantes del color del trigo más fino y claro que pudieran haber, recordó como Tisha los había acariciado con ternura y paz, tocando con cuidado cada centímetro de ellos, incluso dónde se encontraban heridos, Shiruba posó sus dedos en ellos recordando aquello y la presión en su pecho se sintió un poco más fuerte. Pero lamentablemente se sentía tan herida y decepcionada como siempre, que prefirió mantener su distancia, era lo mejor para las dos.

"No necesito ninguna carga". Pensó Shiruba sentada en esa plaza desolada mientras miraba a la nada con sus ojos jade llenos de nada.

 Pensó Shiruba sentada en esa plaza desolada mientras miraba a la nada con sus ojos jade llenos de nada

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Mí mejor amiga es un dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora