Extra

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《No puedo decir que no es mi culpa, porque si lo fue, pero no pensé que decirle a Briam que fuera más "él mismo" trajera tantos problemas》.

—Cuanto tiempo sin verte, ¿estás haciendo nuevos trabajos? —preguntó Kleiber, con toda la burla posible, acercándose con su típico grupo de 'amigos'.

No sé en qué momento dejé de verlo tam intimidante, ahora me parecía ridículo hasta cierto punto; como si fuera una barata copia del temor de cualquier chico sensible, tantas cosas que pude hacer y no me di cuenta antes por tener la mente tan encerrada.

—Ajá... ahora trabajo con Óscar —respondí para evitar buscar problemas, faltaba poco para que mi novio llegará.

Si bien, estaba en un lugar público, pero en esas calles rodeadas de casas, solo un poco antes del mediodía, parecía que la gente se hubiese escondido.

—¿Qué pasa ya no te doy miedo? —interrogó acercándose más a mí.

En eso un deseo se apoderó de mí, joder, sé que había perdido muchas veces contra él, pero intentar partirle la madre una vez más podría ser la mejor opción ahora. Y por poco estuve apunto de hacerlo.

—Oye —uno de los acompañantes de Kleiber, hizo una seña hacia atrás, mostrando a Briam que se acercaba tranquilamente como si ni viera el peligro en cuatro hombres rodeandome.

Además, usaba un pantalón negro, con una camisa algo holgada blanca junto un suéter gris sin abotonar, y un gorro negro. Ok, no debería apreciar su belleza en este momento, pero es Briam, no sé puede evitar, si me van a matar que al menos mis sucios ojos lo vean por última vez.

—Mierda, antes no sé arreglaba, ahora supongo que lo volviste una marica que se acuesta con cualquiera.

¿Sus palabras siempre fueron tan carentes de lógica y conocimiento? Porque si así lo fueron, definitivamente tenía muchos problemas para darme cuenta antes.

—Oye —la voz ronca de Briam me dio escalofríos, mejor dicho, a todos nos dejo en shock.

Para los demás él no puede decir ni una palabra ya que creen que siempre fue sordo, y para mí que apenas he podido escuchar algunas cosas, me molesta que ellos ahora hayan presenciado su voz.

—¿Puedes hablar? ¡¿No me digas que has estado...?!

En cuestión de segundos, su pregunta fue detenida por un fuerte golpe en su mejilla, tanto yo como los demás escuchamos como la cabeza de Kleiber, terminaba golpeando la pared de una vivienda atrás nuestro. Briam batió la mano con que lo había agredido con una sonrisa.

—Yo jamás... me acostaría con cualquiera, perras sucia como tú... eres un claro ejemplo de mis excepciones; incluso las maricas tenemos algo de clase.

Briam, te amo, cada parte de ti mueve mi alma, me intriga y le da razones para seguir cada dia; sin embargo desearía que cuando te de la cochina gana de hablar, ¡no fuera para que nos ganaramos una paliza!

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—Entonces ganar se siente igual de doloroso físicamente, pero lo vale en el orgullo —me dije a mi mismo, aún sabiendo que Briam prestaba atención a cada uno de mis movimientos.

—Realmente me hace feliz —proseguí hablando, esta vez mirándolo—, aunque prefiero que malgastes tus palabras diciéndome algo lindo —dije con un puchero.

Luego de la estupida pelea, que ganamos más bien porque dos de los amigos de Kleiber, eran hijos de viejas chismosas que se fueron a decirles a todos que Briam hablaba, y que el otro que quedaba escapara, nosotros dos le dimos una golpiza a Kleiber. No, no fue nada justo, pero a la mierda con eso.

Ni de bromas hubiésemos ganado si todos los amigos de, lo ayudaban, solo aprovechamos la ventaja. Igual, varios de años experiencia sirvieron para que nos diera pelea (tomando en cuenta que Briam tiene su físico por algunos entrenamientos caseros, pero sin experiencia en matanzas callejeras).

A la final, nosotros solo quedamos con pocos moretones, el tonto pelirrojo sufrió uno en el labio, y nuestra cita se resumió a vagar un rato en la calle e ir a comernos un helado, en los contendores de la panadería de Óscar, aprovechando cualquier descuento.

No estábamos sentados en unas sillas en un lugar lujoso, sino en el suelo de calle al frente del local, con un pote de helado de marca desconocida, no obstante, así estábamos bien.

—Dime algo lindo, y si dices: 《algo lindo》te termino de partir el labio —amenace acercándome más, sin importar llamar un poco la atención de las personas.

Mi pareja me ignoró, y comenzó a comer helado jugando al avioncito con la cuchara.

—Briam, dime algo lindo —insistí pegándome a él.

—Seik —dijo finalmente. Me molesté, pero luego entendí y mis mejillas ardieron.

—Eso no se vale —dije manteniendo mi puchero. Briam agarró mis cachetes—. Por cierto, ¿esos insultos de donde salieron? De por si ni sabía que podías pelear

En vez de responder como ser humano normal, el pelirrojo se tomó su tiempo haciendo señas de lo más infantiles para que yo entendiera. Y llegar a una simple conclusión: 《Internet》.

—Eso es tonto —agregué, decepcionado por lo poco genial de la verdad. Sin embargo, fui atacado sorpresivamente por un casto beso.

—¡Ay, no empiecen con sus mariconadas otra vez! —un joven teñido salió hecho furia de la panaderia, vistiendo un mantel de gatitos.

—Sam, no —salió Óscar a defender nuestro orgullo gay. O mejor dicho, a evitar que Sam comenzara a llorar, porque ese pequeño demonio, tenía un aguante emocional patético.

Aquel hombre de unos treinta algo, con lentes, cabello negro peinado a un lado con gel, y un simple traje, logró calmar a la bestia con su suave voz, y agarrandole una nalga. De esa forma logró que al menos las ofensas fueran a su persona y ya no a nosotros.

—Dale con la escoba, Oscar —intervine desde la protección de mi novio.

—Sabes que al que están golpeando es a mí, ¿verdad? —interrogó el nombrado, protegiéndose de los ataques.

Sam se cansó, y se metió a dentro otra vez, casi chillando por cierto.

—Gracias, eres mi héroe —declaré, mientras el "viejo" sacudía sus ropas.

—De nada —mostró una suave sonrisa, y si mirada viajo a Briam, volviendo el ambiente tenso, hasta que el pelirrojo le sacó la lengua infantilmente y me pegó más a su cuerpo—. Recuerda que tienes que volver al trabajo —dicho esto, entró al local.

—algunas cosas no cambian —dije mirando como la figura de Óscar desaparecía, nunca se había llevado bien con Briam—. Tengo que entrar...

Mis palabras se volvieron débiles, al ver el perfecto rostro color caramelo de la persona que amo tan cerca de mí, 《algunas cosas no cambian》, este idiota nunca dejaría de romper la leyes de la biologia, logrando evitar toda imperfección en su semblante, ignorando su moretón que solo me parecía más precioso.

—Te amo —susurre sobre sus labios, y los besé, sin dejar de mirarnos el uno al otro, uniéndonos completamente sin necesidad del sexo o tacto más íntimo. Esto era todo lo que necesitaba, o al menos hasta la noche.


Estoy pensando en hacer un relato de la relación de Óscar con el chamaco rubio.






Ah, y hay una posible posibilidad que haga una segunda parte de Sentir en silencio.

Igual, solo es una idea un algo intensa que tengo para continuar esta novela, pero por ahora tengo que hacer el segunda parte de "El cuento de príncipe demonio"

Sinceramente antes de sacar segunda parte de esto, quisiera que llegara aunque sea a los 5K u.u

Bye bye uwu

Sentir en silencio (Gay/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora