Capítulo 2

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Sakura se terminó de arreglar el cabello y antes de salir de su Penthouse, se aseguró de tomar su cartera con el efectivo. Una vez dentro del elevador verificó su celular, tenía cinco llamadas perdidas de Kakashi. Demonios se había tardado más de lo pensado. Es que maldición, ver a Sasori vestido de esa manera la había puesto a mil, como siempre que lo tenía cerca. Ese maldito hombre causaba estragos en todo su cuerpo, centrándose en un lugar específico, claro estaba.

Además, la manera en que la desnudó se le hizo demasiado excitante como para desaprovechar la oportunidad de adueñarse de sus jadeos sobre su cuello. La piel se le erizó al recordar como la penetraba, con la intensidad en que entraba y salía de ella. Santa mierda, ¿estaba más que dispuesta a repetir aquel momento tan erótico?, por supuesto que sí. Y que la llevara el diablo por ser tan pervertida.

Apretó los botones del elevador y la puerta se cerró detrás de ella. Se miró en uno de los resplandecientes espejos que había allí, y se dio cuenta de que tenía una pequeña marca en su clavícula. Se sonrió, pero no tuvo reparo en sacar un tapa ojeras y ponerse un poco en la zona enrojecida. Gajes de tener un buen amante, pensó jocosa mientras se mordía el labio.

Con Sasori habían hecho demasiadas cosas juntos y quería hacer muchas más. Deseaba experimentar adrenalina, excitación mezclada con expectación a lo desconocido, fantasías lujuriosas y estaba preparada para proponérselo. Eran una pareja que se complementaban perfecto y no creía que Sasori no le apeteciera tener las mismas ganas de cosas nuevas que ella.

Más aún, ahora que estaba de vuelta. Había estado casi un mes fuera de la ciudad llevando un caso muy importante para él, por lo que hablaron poco o casi nada. De repente, frunció el ceño al recordar que ese era el motivo de varias discusiones que habían tenido en los últimos meses.

"Quiero estar más tiempo contigo". Le dijo ella en una oportunidad. "Estás fuera muchas semanas y casi no pasamos juntos". Sakura se mordió el labio mientras veía como los números descendían, y por un momento se volvió a ensimismar. "Maldición Saku, sabes que este caso es muy importante para el bufete, no puedo desecharlo así porque sí". Las veces en que eso pasaba, dormían dándose la espalda.

Sin embargo, en medio de la noche sus cuerpos se encontraban y terminaban haciendo el amor, pero, ¿el sexo puede arreglar todo? ¿El sexo te hace olvidar las peleas y las cosas dichas? No todo se arregla con una follada. Las pequeñas fisuras quedan allí, probablemente en algún recoveco del inconsciente, pero ahí permanecen siempre.

A pesar de las pequeñas rencillas su relación era de lo más normal, eran tanto amantes como amigos. Sin embargo, y aunque sonase muy contradictorio algo les faltaba. ¿Sería la rutina? ¿El no verse? ¿El estar separados por tanto tiempo? Si bien cuando estaban juntos eran fuego puro, cuando no lo estaban la relación se comenzaba a enfriar lentamente cayendo en la maldita costumbre. Sasori, lejos y Sakura trabajando hasta altas horas de la madrugada extrañando su presencia.

La chica dio un respingo que la hizo salir de sus pensamientos, al oír el pitido que indicaba que ya había llegado al primer piso. Sacudió la cabeza para despejarse a la vez que se dirigía hacia la salida. A veces el pensar tanto solo podía traer malos recuerdos, como en ese momento.

Caminó rumbo al auto de Kakashi más rápido de lo que debía. Su jefe la iba a matar por demorarse tanto en llegar. Bah, que se aguante, se dijo. ¿No le gustó enviarla caminando hasta Vogue? Bueno ahora que se espere. Pisó el acelerador y mientras avanzaba hasta la agencia, tarareó una canción de Bruno Mars.

Al llegar al edificio, bajó del auto y un viento travieso removió las hebras de su rosado cabello, lo que le produjo un cosquilleo exquisito en su cuello. Se adentró y sus tacones de inmediato sonaron al hacer contacto con el piso de mármol del lobby, rápidamente varios caballeros giraron su rostro para ver a la dueña de aquel eco que resonaba tan provocativamente en el lugar.

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