Capítulo 18

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Se movía de un lado a otro sobre la enorme cama King Size que solía compartir con Sasori, esa noche no podía pegar un ojo, ya estaba harta de seguir y seguir pensando en él. De imaginarse que algo le pudo haber pasado, que él, no se encontraba bien. Habían pasado exactamente dos jodidas semanas desde que habían discutidos, dos infernales semanas en que no sabía nada de él. Lo había llamado infinidades de veces y al no poder comunicarse llamó directo al bufete donde estaba trabajando, la secretaria le había dicho que no se encontraba. Al día siguiente volvió a insistir, le contestó la misma tipa diciéndole que estaba en una reunión y no podía ser interrumpido. Sakura en ese momento colgó y hasta ese momento, dos días después de hablar con esa mujer, no lo había vuelto a llamar.

¿Qué estaba pasando?, ¿por qué diablos Sasori no le contestaba el puto celular?, ¿sería que no deseaba hablar con ella? No podía ser posible, se suponía que las cosas entre ellos se habían enfriado, Sasori ya tuvo el tiempo suficiente para pensar bien lo que sucedió aquella noche en que la abandonó. ¿Realmente estaría tan ocupado como había asegurado la mujer que le contestó?, o simplemente, ¿no quería oírla? La cabeza de la chica estaba hecha un lio. Tan solo quería saber en qué lugar se encontraban ellos como pareja. Porque Sasori no había dado por terminada la relación, pero tampoco le dijo que continuaría con ella. ¡Estaba en la jodida incógnita! Y eso la estaba matando.

Volvió a suspirar, pero esta vez giró su cuerpo donde solía dormir su, ¿novio? Ya no sabía ni qué demonios eran. Acarició la almohada donde él reposaba su cabeza y sus ojos amenazaron con aguarse, pero ella reprimió el hecho antes de que pasara. Si Sasori no quería hablar con ella, eso quería decir que aún estaba enojado. ¡Pero qué orgulloso! Si él también lo pasó increíble con Karin, ¿cuál era su jodido problema? ¿qué se hubiese acostado con otro?, ¡él aceptó!, ¿qué hayan compartido habitación?, ¡él también estuvo de acuerdo! No, no era eso y Sakura lo sabía perfecto. Era el hecho de que se había entregado con pasión y frenesí a Sasuke su, ahora, compañero de trabajo y con el que estaba compartiendo el día a día.

Con el que se reía, con quien bromeaba, con quien le llevaba el café caliente todas las mañanas, con el que a veces discutía cuando algo que no le parecía, con el que se quedaba hasta altas horas de la madrugada trabajando para sacar esas portadas. Sí, con ese mismo Sasuke, el protagonista de su desastrosa noche con Sasori. Ni siquiera tuvo la oportunidad de decirle a Sasori que estaba trabajando con Sasuke, ¿qué pensaría el pelirrojo al respecto? Seguramente la mandaría, una vez más, directo al carajo.

Se puso sobre su estómago, con la cabeza enterrada en la almohada y ahogó un grito frustrado. No le gustaba sentirse así, porque a ella siempre le gustaron las cosas claras, nunca fue de las medias tintas, no obstante, con Sasori lo estaba experimentando y que mal se sentía por ello. No había pasado día en que el pelirrojo se adueñara, en algún momento, de sus pensamientos. ¿Qué estaría haciendo en ese momento?, ¿cómo iría su caso? No tenía ni la más remota idea. Quería contarle a Sasori que hacía dos semanas estaba trabajando con su swinger, explicarle que entre ellos no pasaba nada más que lo profesional. Quería de cierta forma, poner las cartas sobre la mesa, porque a pesar de que ella intentaba mantener las distancias, Sasuke muchas veces no se lo permitía. Pero tampoco Sakura había cortado aquello de raíz, eso a veces la hacía sentirse culpable porque creía que le estaba jugando chueco a Sasori y no era, ¿así?

Sin embargo, no lo podía negar, compaginaban a la perfección, lo más probable es que se debía a que ambos trabajan en prácticamente lo mismo. Entendían el mundillo de espectáculo y entre conversas, Sakura supo que Sasuke también había trabajado para la agencia Elite. De allí era que conocía a Tsunade. Entonces como sus trabajos eran similares, habían logrado encajar, hablaban el mismo lenguaje y hasta se equilibraban a la hora de turnarse para salir a almorzar, porque no podían salir a la vez. Uno se quedaba en la oficina a seguir con lo pendiente. Sin embargo, Sasuke en los últimos días la había convencido de comer en la oficina con él. De primera. Sakura no quería porque se le hacía bastante incómodo, además de que quedaba todo impregnado con ese olor. No obstante, la convenció.

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