Capítulo 26

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El aire de sus pulmones se condensó en cuanto vio como Sasori, con la punta del pie, corría la silla y tomaba asiento frente a ella. Se puso rígida al instante. Hacía tantos días que no lo veía, pero sí lo notaba diferente, con un aura cargada de odio hacia ella y eso hizo que su interior se removiera inquieto. Nada bueno podía pasar y lo dedujo al ver sus ojos. Maldición y precisamente se tenían que encontrar en ese lugar, con Sasuke estando a unos escasos metros de distancia ¿Qué demonios pretendía el pelirrojo?, ¿acaso la estaba provocando?, ¿siguiendo? Sakura dejó reposar las manos sobre su regazo, no mostró ningún síntoma de miedo e intimidación, de resentimiento o amor. Ya Sasori no le provocaba nada en absoluto. Sin embargo, algo dentro de ella le gritaba que corriera, no lo hizo. Se sorprendió, pero nada más, o eso era lo que ella trataba de aparentar. Solo le incomodaba y preocupaba su inminente encuentro con Sasuke.

Mierda...

Se veía demasiado tranquilo con aquella pose desgarbada, como si nada le preocupase en absoluto. Su rostro estaba relajado e impertérrito. No obstante, Sakura conocía bien esa mirada. Su cabello bien peinado como de costumbre, su vestimenta tal cual ella la recordaba, no como cuando lo vio en el club de intercambio fingiendo ser quien no era. Bueno, ya no podía estar tan segura de ello. Sasori tenía una mano puesta sobre la mesa y la otra sobre la rodilla que descansaba sobre su pierna izquierda. Alzó una ceja a la vez que se reclinaba hacia adelante.

—¿Cómo has estado, Saku? —le preguntó mientras descaradamente le tomaba la mano. Sakura la sacó en el acto.

—¿Qué es lo que quieres Sasori? —alzó su barbilla desafiante.

—Platicar contigo. ¿Qué?, ¿no puedo saber que es de mi novia? —agarró un vaso de agua que reposaba sobre la mesa y bajo la desconfiada mirada de Sakura, bebió sin quitarle los ojos de encima.

—Primero que nada, no soy tu novia. Eso te lo dejé bastante claro cuando te encontré en ese club de intercambio —resopló —. Será mejor que te vayas. No tenemos nada de qué hablar.

—Claro, claro. Es cierto, rompiste conmigo para andar de zorra con el imbécil ese. ¿Cuéntame algo? —preguntó al tiempo que dejaba de un seco golpe el vaso sobre la mesa —. ¿Te sacaste el gustito por ese bastardo?, ¿tuviste tu buen revolcón con él? —la burla de su tono no pasó desapercibida por la pelirrosa. El odio que destilaba la voz de Sasori penetró en sus tímpanos y por impulso sus manos se apretaron a tal punto, que logró percibir como sus uñas se enterraban en sus palmas.

—No tengo porque darte explicaciones —dijo mirándolo con acritud.

—Me llamó la atención que cuando llegué a nuestro penthouse, no estuvieses —siguió hablando como si nada, de ningún modo la había oído —. No sabes la pena que sentí cuando vi el lado de tu closet vacío —arrugó la frente fingiendo pesar.

—No pretenderías que me quedara en un lugar que no es mío, ¿no es así? —la línea de sus labios estaba levemente fruncida —. No estoy sola, necesito que te vayas —soltó con brusquedad.

—¿No?, ¿y con quién andas?, si se puede saber claro.

—Con Sasuke —dijo sin saber lo que ese nombre significaba para Sasori.

Desató una batalla interna en el pelirrojo, quien había comenzado a recorrer con sus marrones ojos todo el lugar, en su búsqueda. No lo vio, eso le dio la ventaja para lo que haría a continuación. Súbitamente se levantó de la mesa, botando la silla de paso, Sakura lo miró con los ojos muy abiertos, sin embargó, al sentir un dolor lacerante entró en pánico. Sasori la había agarrado e incrustado los dedos en la piel de su brazo, comenzando con ella un forcejeo. Los ojos de Sasori se habían oscurecido considerablemente, era como si no estuviese actuando con la cabeza, como si se hubiese vuelto loco con el solo hecho de escuchar el nombre de ese bastardo.

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