Capítulo 22

1.7K 152 52
                                    


—¿Qué estás haciendo aquí? —después de casi cinco minutos en silencio, fue lo primero que salió de sus labios. No se le ocurrió nada, porque su mente quedó en blanco al verla en el club.

Sakura se encogió de hombros —Lo mismo que, supongo que haces, tú —lo miró con una sonrisa cargada de cinismo —. Leí sobre este club en un artículo muy interesante, ¿sabes? Entonces me dije: "¿Por qué no ir a conocerlo?" —alzó los brazos a sus costados —. Aquí estoy, buscando con quien intercambiar —hizo como que miraba entre la multitud.

Cuando Sakura volvió la vista hasta el pelirrojo, lo desconoció por completo. Sasori estaba muy distinto a lo que ella recordaba. Vestía con una camiseta negra, unos jeans y, ¿Converse? ¿Cuándo en su vida había visto a Sasori vestido como un..., adolescente? Nunca, porque siempre se preocupó de andar bien arreglado, hasta cuando estaba en el penthouse se ponía pantalón de tela y camisa. Sin pensarlo demasiado, Sakura tomó la copa que sostenía el pelirrojo en su mano, y sin quitarle los ojos de encima bebió un sorbo largo, quería bajar todas las groserías que tenía estancadas en la garganta.

Compostura, ante todo, ella no era una mujer de armar escándalos y aunque quisiera darle vuelta la cara de una bofetada por bastardo, ese no era el momento. Ya cuando estuvieran a solas, arreglarían cuentas. Sin embargo, comenzaría con su juego.

—No creí encontrarte aquí, amor —ladeó la cabeza.

—Créeme que yo tampoco. Ha sido una... Sorpresa —Sakura se sonrió.

—Claro, ya me lo puedo imaginar. Después de gritarme tanta cosa junta antes de largarte, no pensaste que yo podría volver a un club de swinger, ¿no?

—Sakura... —susurró con el ceño fruncido.

—Espera... —levantó la mano haciéndolo callar —. Sin embargo, no pensé que tú volverías a uno. Creí que les habías tomado animadversión, como yo me metí con un tipo que me encantó. Estúpidamente pensé que... —lo miró con odio —, no querrías poner un pie en un lugar como este, nunca más.

—Basta, Sakura.

—¿Por qué?, no estoy diciendo nada que no sea cierto.

—No estás pensado con la cabeza fría.

—¡Oh!, no amor, tengo la cabeza bastante fría. Me aseguré de ponerla en el congelador antes de venir hasta aquí —dijo con ironía.

—Dej... —se vio interrumpido.

—¡Saso! —ambos voltearon hacia la femenina voz que llamó al pelirrojo.

Sakura achicó los ojos, esa voz y esos jadeos frenéticos se le habían grabado en el subconsciente, era la tipa que había contestado el celular de Sasori la noche que ella lo llamó. Vio cómo se acercaba hasta ellos, sin embargo, la chica estaba mirando fijamente a Sakura, a medida que, a paso cauteloso llegaba hasta la barra donde se encontraban. Sakura se paró derecha, sin signos de intimidación y sin vulnerabilidad porque eso lo había dejado en Tokio, estaba con una entereza de la que ella misma se sorprendía.

Justo en ese momento pensó en Sasuke y sin querer sus labios sonrieron. Pero en cuanto vio como aquella chica besaba la boca de Sasori y este, sin pudor, le correspondía, esa sonrisa se esfumó suplantándola por un gesto apático. Ahora le quedaba más que claro que, no era la primera vez que esos dos se acostaban. ¡Quizás cuánto tiempo estuvo viéndole la cara!

—¿Quién es ella, Saso?

¿Así qué Sasori no había tenido ni siquiera de decencia de decirle que vivía con ella? Ya ni siquiera le molestaba porque al entrar al club y ver al pelirrojo en la barra, no experimentó ningún tipo de sentimiento más que aversión. Creyó que las náuseas que sentía mientras llegaba hasta el lugar se acentuarían al verlo, pero grande fue su sorpresa cuando se percató de que no era así. Ya no sentía nada por Sasori, se dio cuenta en cuanto toco su cabello, en cuanto el pelirrojo le besó la mano. Lo único que manifestó su cuerpo fue resentimiento, porque él, al tocarle el dorso con su boca, no lo hacía porque creyese que era ella. Sino porque pensó que era la tipa con quien se acostaba. Sakura se sonrió porque..., se dio cuenta de que ya no lo amaba. ¡Ya no lo amaba! Quiso reírse en su cara. Salió de su letargo y estiró la mano en dirección a la chica.

SwingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora