Capítulo 32

1.3K 121 25
                                    


Sasuke.

Mi cuerpo pega un salto en el mismo momento en que mis ojos se abren, percibo que mi boca está seca, con un sabor muy amargo, y la cabeza me duele tanto que siento que se me caerá en cualquier momento. Me afirmo las sienes y me doy cuenta de donde estoy, de todo lo que ha pasado. Enderezo mi cuerpo hasta quedar sentado sobre el piso, pongo los codos sobre mis rodillas al tiempo que hundo los dedos en mi cabello. Me quedo unos instantes en la misma posición pensando en el terrible giro que acaba de dar mi vida entera, en todo lo que acabo de perder al saber que estoy contagiado.

Ya no hay nada más, todo se acabó para mí. Miro a mi alrededor y veo el desastre que he dejado en mi departamento, pero en realidad es lo que menos me importa en estos malditos momentos. Por inercia me pongo de pie e inmediatamente me dirijo hasta mi habitación, siento como si mis ojos estuviesen llenos de tierra, siento mi cuerpo entero inerte. Mis extremidades están adormecidas al igual que yo, que al ver un panorama tan funesto para mí no me permito salir del terrible estado de estupor en el que me encuentro encasillado.

Me viene un mareo tan intenso que me veo en la obligación de afirmarme de cualquier cosa, lo que es un terrible error porque el jarrón que está sobre la mesa del pasillo cae al piso, en fracción de segundos pierdo el equilibrio y los trozos de cristal se incrustan en mi mano. La sangre comienza a brotar sin control. Mi sangre infectada cae al suelo y yo me quedo sentado en él, mirando con los ojos entornados el charco que se está formando entre mis piernas. Todo me da lo mismo. No siento dolor, tampoco no siento angustia al ver que de la palma de mi mano los borbotones fluyen sin cesar.

Ni siquiera sé cuánto es el tiempo que llevo aquí sentado, pero la sangre seca entre mis dedos me indica que es bastante. Por la ventana veo que ha amanecido, es un nuevo día para muchos, sin embargo, para mí es el primer día en el mismo infierno. Ayer me han confirmado que tengo VIH, ayer todo lo que he construido en estos años se ha derrumbado como un castillo de arena, ayer... Ayer mi vida entera se fue directo al carajo. Hoy no soy más que un despojo de lo que el diagnóstico me ha confirmado.

Todo se ha transformado en un espiral que no me deja ver más que el dolor que siento ahora. Malditamente todo se ha convertido en una sucesión de errores imperdonables. Mi cabeza trabaja a mil por minuto intentando procesar los pensamientos que una y otra vez rondan en mi mente. Si yo contagié a Karin, lo más probable es que también Sakura haya sido contagiada por mí. A no ser que Karin haya contagiado a Sasori y ese maldito pelirrojo haya contagiado a Sakura. Esto es una jodida mierda de la que nunca podré salir, una mierda en donde todas las preguntas jamás me abandonarán. En una mierda que no me perdonaré en lo que me quede de... Me dan ganas de reír como un demente por el solo hecho de pensar en el tiempo que me queda de vida.

Repaso, dos, tres, cuatro veces en qué diablos me equivoqué, todavía no comprendo qué pasó, porque siempre me he protegido, a excepción de aquella vez con Karin. Una fuerte punzada de dolor se hace presente traspasándome todo el brazo, es porque estoy tan enfadado que he apretado los puños olvidándome del corte que tengo en la palma. Me obligo a ponerme de pie y respiro profundo mientras voy de camino al baño.

Enciendo la luz y lo primero que veo es mi pálido rostro acompañado de unas enormes ojeras, mis labios están tan resecos que puedo ver varios trozos de piel suelta adherida a ellos. Paso la lengua por todo el contorno, están ásperos. Estoy hecho un asco, no obstante, no tengo ni la más mínima intención de... No sé de qué diablos. Saco mi camisa, la que está manchada, sigo con el pantalón y me meto a la ducha. En cuanto el agua tiene contacto con mi corte ahogo un gruñido, pero me sigo duchando hasta que veo mis dedos arrugados.

Me demoro cinco minutos en ponerme un vendaje. Voy hasta mi closet y saco una maleta, en la que comienzo a guardar ropa, ya no estaré ni un minuto más aquí, necesito irme de este lugar. Puedo sonar un maldito cobarde, pero quiero escapar de mi fatídico destino y para eso dejaré todo atrás, incluida a Sakura. Maldito egoísta, no me importa, ya nada lo hace.

SwingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora