Capítulo III
Isabella se levantó de la cama, al día siguiente, sabiendo que era su primer día de castigo. Su padre había sido muy claro y ella era consciente que desobedecerle había estado mal. Era su primogénita. Su heredera, si el bebé que esperaba su madre, no era varón. Y eso la llenaba cada día de más responsabilidades, y uno de esas, era demostrar que era una dama sensata. Y en tan pocas horas había mostrado que había perdido un poco la cordura.
Su doncella la ayudó como todas las mañanas, se miró al espejo, después de verse arreglada. ¿Qué había pensado Matthew al enterarse de lo que tanto Alondra como ella habían hecho el día anterior? ¿Podría soportar algún reproche si él se sintiese en la libertad de dárselo?
Ya era tarde para arrepentirse de sus decisiones. Además, siendo honesta consigo misma, lo hubiese hecho de nuevo por Alondra, aunque el resultado terminaría siendo el mismo: terminar arrepentida como se encontraba esa mañana.
Bajó para desayunar con sus padres, encontrándose con la sorpresa de que no habían cancelado su presentación del fin de semana.
—Te estábamos esperando...—le expresó su padre al invitarla a tomar asiento.
—Te tenemos una sorpresa...—sonrió su madre al informárselo.
—¿Podría saber de qué trata?
—Tu padre ha comprado un obsequio para ti... Para que uses con tu vestido nuevo.
Su padre le entregó una cajita que había mantenido oculta de su mirada. Ella la abrió sorprendida, mientras se sentaba.
—¿Un collar de esmeraldas con un juego de aretes? —su corazón se emocionó al sentirse perdonada esa mañana—. Gracias...¡Son hermosos! —se levantó de su asiento y se dirigió a donde su padre y lo abrazó. Y lo mismo hizo con su madre.
—Este fin de semana serás la señorita más hermosa de todo Londres. Tu baile de presentación será uno de los que será comentado durante toda esta temporada. —expresó orgullosamente su padre.
—Hemos decidido levantarte el castigo. Queremos que sigas disfrutando con los planes que hemos tenido para el baile de presentación que se hará en tu honor. Tu abuela, la duquesa madre, ha informado que vendrá desde Surrey. Al igual que mi tía Emma. Ambas desean ser testigo de tu presentación.
—Nunca sabré como pagarles por todo lo que han hecho por mí...Haré que se sientan aún más orgullosos de mí esa noche.
Y había cumplido su palabra, cuando esa noche, al bajar por las escaleras, habían hecho que los presentes la admiraran, haciendo sentirse orgullosos a sus padres. No obstante, en su corazón no había podido ocultar la alegría que le producía ser testigo de que Matthew se encontraba allí.
—¡Has venido! —le expresó emocionada, después de haber saludado a todos sus invitados, incluyendo a Alondra y a sus padres.
—No podría encontrarme en otro lugar, sabiendo que hoy era tu día... Tu presentación.
—Pensé que estarías enojado conmigo...—expresó al ruborizarse, como lo hacía siempre que él la descubría mirándole.
—Es una conversación que tenemos pendiente y pediré a tus padres permiso para visitarte y conversar... No obstante, quiero pedirte que me reserves un baile esta noche.
—Te reservare el primer vals como de niña te lo prometí... ¿Recuerdas cuando éramos niños y siempre jugábamos a que serías quien lo bailara conmigo y con Alondra?
—¿Cómo olvidar esos juegos de niños? No se aburrían de decirme lo mismo, sin importar que íbamos creciendo...—se sonrió al recordarlo, mirando a Isabella con ternura, admirándola en su silencio, aunque se decía que siempre sería como una hermana para él. Pero esa noche lucía hermosa. Tan hermosa que sabía que muchos se sentían eclipsado, por su presencia, al ser él quien había sido elegido por ella para bailar su primer vals.
—Han llegado más invitados. Tengo que irlos a saludar, excúsenme un momento... Entonces, ¿el primer vals? —quiso confirmar. No quería que fuese un sueño.
—El primer vals...
Alondra se sentía volar, sintiéndose inmensamente feliz. Su primer vals sería con Matthew, debía informárselo a su padre para que no se sintiera celoso. Era una promesa que había hecho de niña y como una buena Aldwych, debía cumplir esa promesa. Siguió saludando a sus invitados, aceptando las invitaciones de algún baile siguiente al que ella esperaba. Porque el primer baile sería con su padre, aunque no fuese un vals. Se unió a su abuela, a Victoria Aldwych y a su tía política, que era como una abuela también, lady Emma Wilson.
Y cuando finalmente los primeros acordes del primer vals empezaron a sonar a lo lejos, Matthew fue a buscarla, como se lo había prometido.
*******************************
Hola queridos lectores. Aquí estoy de nuevo, con el prometido maratón. Gracias por su apoyo, comentario, ánimo y paciencia... Este año prometo que la terminaré, pero no será tan larga. Gracias y saludos...
ESTÁS LEYENDO
Cuando Amas a Alguien ( 6ta novela de la serie Todo lo que Soy )
Historical FictionMatthew Cavendish finalmente ha regresado a Londres, permitiéndose un baile de sociedad, al ser la presentación de aquella pequeña niña que su memoria aún recuerda. Ha dejado atrás sus estudios en St. John (Escocia) solo por un momento, sin saber cu...