Tennyson, tienes visita

2.1K 160 8
                                    

Título: Tennyson, tienes visita.

Universo: Mad Ben

El chirriante sonido del metal moviéndose, le hizo levantar la cabeza. Pasos sucesivos resonaron cada vez más fuerte y la voz de su carcelero resonó fuera de su celda.

- Tennyson, tienes visita – sus ojos, impregnados de odio y locura vislumbraron a su visitante de ese día. Era el traidor de Rook Blonko – los dejaré solos, es inofensivo sin su omnitrix – agregó antes de desaparecer entre los túneles.

- ¿Qué es lo que quieres? – habló con una frialdad que el más alto ya conocía.

- vine a ver como estabas – contestó el joven de ojos ámbar a lo que Ben soltó una risa sarcástica.

- pues, estoy tan bien como puede verse – movió sus manos y el sonido de las cadenas que las ataban al chocar entre si resonó por las frías paredes a través del eco.

Blonko bajó la mirada, preguntándose "¿Por qué estaba allí?" – por más que lo pensó, no estaba seguro de la respuesta. Después de todo, él había sido quien le dio el golpe final al incapacitar su omnitrix, impidiéndole volver a transformarse. Aun inseguro, atravesó los barrotes con su mano alcanzando la mejilla del moreno, dándole una suave caricia. Ya recordaba porque estaba allí.

Ben intentó morder su mano, pero logró alejarla a tiempo, solo para recibir una mirada de odio por parte de esos ojos anaranjados, aquellos que eran el reflejo de la desesperación y la locura de ese mundo.

Él conoció a Ben hace muchos años antes de que la locura y el poder lo consumieran. Un muchacho asustado y débil. Impotente ante aquel mundo que se sumía cada vez más en el caos. Los poderosos habían logrado por fin destruir su mundo, los mares y lagos se habían secado casi en su totalidad, haciendo del agua un recurso muy escaso, al igual que la comida. Un mundo al que el resto del universo le dio la espalda, pues, no era su asunto lo que los humanos hicieran con su planeta.

- lárgate de aquí – rugió el muchacho pero el alíen no se movió de su sitio y una vez más intentó tocar al castaño, recibiendo la misma respuesta agresiva que antes.

¿Alguien así podría ser curado?

- cuando salga de aquí, te destrozare, a ti y a todos esos traidores, les mostraré todo lo que el Señor de la Guerra puede hacer

- ya no eres el señor de la guerra – Ben intentó abalanzarse sobre aquella puerta metálica, pero sus propias cadenas impidieron que pudiera moverse. Forcejeó un buen tiempo, pero la sed, el hambre y la falta de sueño le pasaron factura. Tuvo que volver a sentarse a causa del mareo.

De su pequeño bolso marrón, Rook sacó un pequeño contenedor con agua y otro un poco más grande, el cual tenía una especie de guiso de aspecto nada apetitoso, pero al que ya todos en ese lugar estaban acostumbrados.

A causa de su propia debilidad, Ben aceptó aquellos alimentos y el agua, siendo alimentado en la boca por el propio Blonko (ya que sus manos seguían atrapadas).

Ambos se mantuvieron en silencio, pero no era un silencio incomodo en su totalidad. Teniendo a Ben una vez más así a su lado, sin gritos ni amenazas, Rook sintió la pequeña esperanza que había creído perdida.

Él curaría la locura del castaño.

No importaba si tenía que venir todos los días y darle la mitad de su ración diaria de alimento (Porque a nadie más le habría importado que el chico comiera algo)

No importaba si todos los demás lo consideraban un caso perdido.

Él seguiría allí, cuidando de él, esperando que quizás algun día, pueda retribuirle aunque sea una milésima parte, del cariño que sentía por él.

Cuentos Brooken EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora