Roto

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Título: Roto

Universo: Beta Ben

Advertencia: Para entender esta historia primero hay que leer "Beta", la cual se encuentra en mi perfil. Aclaro que esto es solo un final alternativo, por lo que no es 100% canon, pero si pudo llegar a suceder. Espero que les guste, a mi me gusto escribirlo. 



Aquella afilada tenaza desgarró a su desdichada víctima, quien gritaba desesperadamente, llamando a una ayuda que no llegaría nunca, su atacante se había encargado de eso antes.

- oh Rayona, ¿acaso nunca te callas? Esto no es ni una mísera parte del dolor que yo sufrí – gruño aquella bestia, su voz estaba distoricionada por la transformación, pero la mujer sabía perfectamente quien era él.

- ¿p-por qué haces esto? Se supone que tú eres el héroe – la sangre escapaba rápidamente desde las heridas donde estuvieron alguna vez unidas sus piernas, las cuales ahora estaban a varios metros de ellos dos.

Él no respondió y solo se carcajeó mientras que la transformación se deshacía. Prefería tomar el último aliento de sus víctimas con su propia mano, le hacía sentir más vivo, llenando por poco tiempo aquel vacío que tantas cicatrices habían dejado en su alma.

Tomó uno de los cuchillos que tomaba en su cinturón, veinticinco centímetros y dientes acerrados, hecho a mano por uno de los últimos herreros en su mundo antes de que él mismo usara una de sus creaciones para acabar con su existencia. Con cuchillo en mano se agachó frente a la mujer y sosteniéndola del cabello la obligó a levantar la mirada.

- adiós, triste omega – cuando el frio metal atravesó su carne los músculos de todo su cuerpo se contrajeron haciéndola estremecerse, su rostro se contorsiono de forma abrupta y por fin, el brillo desapareció de sus ojos.

Por fin lo había hecho, estaba tan aliviado que una tétrica carcajada escapó de sus labios.

¿A cuántos les había arrebatado la vida de esa forma? Ya no recordaba, acabar con los alfas y omegas era tan sencillo que incluso se preguntó cómo era que no se extinguieron hace siglos.

Solo necesitaba acabar con uno de los dos y el lazo, esa asquerosa unión hecha por dioses que solo buscaban burlarse de los corazones rotos, hacía el resto del trabajo, acabando con la vida del desdichado por él.

Así había acabado con los alfas y omegas de especies completas, dejando solo a los Betas como únicos supervivientes.

Porque ellos eran los únicos que podrían permanecer.

El lazo acababa con la libertad y la vida de ambos.

Sus olfatos los hacían débiles ante feromonas, como lo fue Kevin cuando creyó que Gwen estaba en peligro y que estaba en aquel almacén abandonado.

Sus oídos les permitían escuchar cosas que otros no podrían, por eso Kevin creyó escuchar los gritos de su prima desde aquella habitación, pero solo ocultaba el sonido del click de aquel temporizador. Una vez que esa puerta se cerró nadie pudo hacer nada, porque el maldito orgullo de los alfas le hizo ir solo. Aquella explosión se llevó su vida y días después, la de su prima.

Aun recordaba su rostro demacrado, mientras llamaba una y otra vez a alguien que ya no regresaría. Ella solo podía llorar y gritar, más de una vez debieron atarla a la cama porque sus movimientos bruscos al dormir, causados por las pesadillas, la hacían lastimarse.

Y él no sabía cómo ayudarla.

Solo podía acompañarla y escucharla preguntar.

"¿Dónde está Kevin? Ya debería haber vuelto" – y él solo podía responder:

Cuentos Brooken EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora