21

341 48 54
                                        

Este capítulo, responderá muchas teorías >:D así que disfruten y tengan la mente abierta.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

Acomodé la cama con cuidado. Había negociado con Connie de darte una sorpresa, aunque me aclaró que Steven no podía enterarse, ya que le resulta difícil ocultar las cosas. Y debía aprovechar que Steven no estaba en casa, por ende, Connie me dijo que te gustaba dormir en la cama de Steven cuando él no estaba.

Bien, me vi todo el kamasutra lésbico y consejos para tener sexo. Connie parecía contenta y emocionada sobre lo que pasaría e incluso le pedí algún que otro consejo a Steven, que simplemente me explicó algunas experiencias que vio en youtube.

Me arreglé la bata de seda y observé la lencería provocativa que tenía. Usualmente la lencería le excitaba a Steven, no sabía si llegabas a ser atrevida o simplemente eras tierna.

Me senté en la cama y contuve el aire, jugando con mis manos. Estaba nerviosa, incluso en la mesita de luz había lubricante que compré para usarlo contigo.

Miré las velas aromantizantes y luego las rosas regadas en la cama. Estaba todo oscuro, gracias a que tapé la luz de la luna con la cortina que Steven, logró colocar nuevamente.

—Bien, Spinel, estás lista —mentira, estaba muerta de miedo, ¿y si era demasiado pronto? Ya íbamos casi un año saliendo de forma casual e incluso romántica. No nos hemos dado tantos besos, pero tenía que esta vez ser especial. La puerta se abrió con lentitud dejando ver a aquella chica enrulada. Me acosté de costado y te sonreí coqueta.

—Hola, bebé —saludé coqueta. Me puse boca abajo, levantando mis piernas y moviéndolas con sensualidad. —¿Crees que esto es lindo? —me atreví a preguntar. Me mirabas sorprendida y tus manos temblaban. Te acercaste a la cama, mirando las luces y los pétalos de rosas.

—Qué hermoso —admitiste sonrojada. Mordí mi labio interior, orgullosa de mí misma. —¿Hiciste todo esto sola? —me miraste. Mi corazón latió a más no poder.

—Sí, bueno, tuve ayuda de Connie —asentiste y te sentaste en el borde de la cama. Me acerqué a ti, gateando y comencé a besar tu cuello, acariciando tu mano.

—Spinel —jadeaste. Yo dirigí mi mano a uno de tus pechos, agarrándolo con cuidado. Me agarraste de la muñeca, separándola. —Lo siento, pero no estoy lista... —te miré levantando una ceja.

—Vamos~ hemos salido hace mucho, y ni te dignas a besarme —admití, rozando nuestros labios.

—Claro que sí, te besé esa vez que nos echaron del salón, también en otros lados —rodé los ojos y los junté. Instintivamente lo hice lento y cuidadoso. Enrollaste tus manos en mi cuello y profundizaste el beso, sonriente. Me estaba empezando a excitar. Me separé de tus labios y rocé nuestras narices.

—¿Y ahora? —te mordiste el labio y acariciaste mi bata de seda, descendiendo tus manos al cordón, desatándolo. Dejaste ver mi cuerpo expuesto a ti, no en su totalidad. Agarraste mi cadera y me pusiste encima de tus piernas. Comenzamos a besarnos con algo de deseo. Te quité tu chaqueta rosada, dejando solo ver aquella camiseta celeste. Acaricié tu cuello y luego tus hombros, moviendo mis caderas encima tuyo, intentando provocarte. Descendiste tus manos a mis glúteos, que agarraste con fuerza. Me acerqué a tu oído y gemí. Por ahora, imitaba mi actitud cuando lo hacía con Steven, quería encontrar ese punto dulce que hace que te mojes por mí. Que me pidas más. Ver qué tan sensible eres.

—Mierda, Spinel —tu voz me llegó a la columna vertebral, teniendo un escalofrío. Nunca pensé que aquella tela negra, que ocultaba mi intimidad, estaba húmeda. Esto era muy nuevo para mí y estaba feliz que tú también sintieses lo mismo.

Mantuviste tu mano en mi glúteo y otra la subiste a uno de mis pechos, apretándolo. Te acercaste a mi cuello y mordiste, chuponeaste y me marcaste. Esto era tan fantástico y todo gracias a ti, Nora, me haces tan bien. Nunca pensé sentirme así con una mujer, sentirme así contigo, con tus labios, con tu cuerpo. Con todo. Era tan excitante y tan nuevo. Todo me ayudó a mejorar mi forma de ser, ¡me ayudaste, Nora! Me encantabas. Todo. Era tan hermoso. Tus labios, tus mejillas coloradas, tu cuerpo, maldita sea: tus manos, eras tan experta en dónde tocar para volverme loca. No necesitabas masturbarme directamente como Steven, para hacerme soltar más de un gemido, al contrario, cualquier caricia hacia mi piel hacía que se erizara y me hiciera sentir todos los pecados y bendiciones.

Ay, Dios, señor Jesús, esto es bello. Creo que toqué el paraíso, el cielo. Y si Dios no me creé, que baje y sepa que esto es precioso. Eres preciosa. Te escribiría miles de poemas en tu precioso cuerpo. Me imaginaba y preguntaba qué lencería que compraste tendrías. ¿Aquellos sostenes y bragas de gatitos? ¿O esos de colores pasteles lisos? ¿Cuál era la verdad? Aquella verdad que haga que gima.

Bajaste tu mano hacia mi estómago y metiste tu mano en mis bragas, causando que ponga los ojos en blanco. Ni siquiera me tocaste el clítoris y ya estoy siendo una fuente. Creo que estoy exagerando. Y por fin, tocaste, rozaste, mi clítoris con tu yema. Mierda, me encanta. Me vuelve loca. Incluso sentí cómo un hilo de saliva bajaba por mis labios. Esto es precioso, no me cansaré de decirlo. Se suponía que yo era la activa, pero agradezco que esto haya cambiado.

No, espera, tengo que disfrutar contigo. Te quité la camiseta azulada, dejando ver un sostén con algo de relleno, y de color blanco y un gatito en un extremo. Uno de los primeros que compraste. Me acerqué a tu cuello, besando y dejando marcas, mayoritariamente chupones. Recorrías tus manos por mi espalda, causando espasmos por mi parte. Y sin más, desabrochaste mi sostén. Mis pechos quedaron al aire, rebotando un poco.

Sonreíste perversa y te inclinaste a mis botones, metiéndolos a tu boca y saboreándolos. Yo soltaba varios gemidos, arañando tu espalda y apegándote a mí. Mis dedos en ocasiones se enredaban en tus cabellos, causando que sueltes algunos leves quejidos.

Sentí cómo absorbías con algo de fuerza, causando que ponga los ojos en blanco y suelte algunos quejidos gracias al excitante dolor. Mi intimidad se empapó más, tranquilamente podía vender agua en botellas de mis líquidos, como si fuera agua de coco. Aunque sería asqueroso.

Agarré tus cabellos y tiré de ellos, separándote. Varios hilos de saliva bajaban por tu boca. Me atreví a besarte nuevamente y acaricié tu abdomen, algo marcado. Me separé y me bajé de encima tuyo, empujándote, a la cama, para que disfrutaras de la mejor experiencia. Te pusiste nerviosa e intentaste tirar mis cabellos hacia tus labios, pero no, era en vano. Me zafé y bajé a tu abdomen.

—¿Qué es...? —me detuve al ver un tatuaje encima de su ombligo. Era un diamante invertido. Sentí cómo te removías con cuidado. Me agarraste de las mejillas y me besaste, le resté importancia. Quizás era una coincidencia. Descendí mi mano a tu short y lo desabroché. Me apegaste a ti, yo sonreí y metí mi lengua. Y de repente, sentí un bulto.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸
WOOOOAH. Y? Les gustó? Alto giro de la trama, ¿eh? Se lo imaginaban, bueno, sí. Bien.

¿Cómo creen que reaccionará Spinel? ¿Bien? ¿Mal? Quiero sus apuestas ahre xd

Bien, dicho esto: If you like this chapter give me a star (like u ;) and follow me for more. Bye, stars.

Nora | Stevnel [Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora