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Y desde ese momento comenzamos a salir repetidas veces, a reírnos de nuestros chistes sin gracia y a mirarnos como si el mundo nos amara. Y bueno, yo era tu mundo y tú el mío, obviamente. No nos hemos besado por la vergüenza pero ya pasará. Eso lo sé. Bueno, estoy escribiendo esto sabiendo el final, total: este libro va dedicado a ti, Nora. Da igual.

Estábamos riéndonos a lo bajo, en clase de la facultad, mientras cruzábamos miradas cómplices. El profesor, cansado de soportar nuestras risas, llamó mi atención:

—Diamond, Universe, dejen de reír o si no salen —contuve la risa en el momento, pero luego me puse a pensar. ¿Nora Universe? ¿Tendrás algo que ver? Eso explica por qué Connie se pasea por la casa de ambos como si nada.

—¿Universe? —te miré sin entender. Te quedaste dura y desviaste la mirada. ¿Me ocultas algo, Nora? ¿Quieres volver al principio? —¿Conoces a Steven Universe? —parpadeaste repetidas veces. “Universe” no es un apellido común. —¿Son hermanos? —usé la variable más lógica. Nora suspiró aliviada y rodó los ojos, divertida.

—Sí, es medio gay —soltó una suave risa.

—Ay, eso pensé también pero es muy lindo —me miraste con cierto brillo hipnotizante. Apoyaste tu mano sobre la mía y cruzamos miradas. Yo no me removí, en cambio, tragué saliva sonrojada. Te acercaste a mí con cuidado.

—¿Es lindo? Pues espero también ser para ti linda, linda —coqueteaste. El calor subió a mis mejillas y de repente.

—¡Universe, Diamond! ¡Dejen sus tonterías! Me cansaron, salgan —ella soltó una risa y se levantó, juntando sus cosas. Yo imité su acción y nos apresuramos a salir.

—Oh, dios, ¿viste su cara? —se tapaba su boca con su mano, mientras apegaba su mochila a su pecho. Asentí repetidas veces. Meneé mi cabeza al recordar aquella escena donde casi me besas. Pensé que yo tendría que dar dicho paso y el hecho que tú, lo realices, me sonroja. —¿Estás bien? —agarraste mi mano, yo te miré con disimulo y luego directamente. Quería observarte un poco más sin parecer rara.

—Sí, no te preocu——y ahí me detuviste. Tú con tus labios sabor frutilla, y tu mano en la mía, causabas que todo el mundo se detuviera. Cerré los ojos con suavidad y me incliné a ti correspondiendo. Al cabo de unos segundos: tres exactamente, te separaste y miraste a otro lado, insegura.

—¿Y? —estuve varios minutos en mi trance, pensando y reproduciendo el momento en mi cabeza.

—¿Y qué?

—¿Te gustó? —te atreviste a mirarme. Vi la probable desilusión en tus ojos, no podía decirte que no, porque sería mentirte. Agarré tu nuca y la apegué a mí, besando tus labios. Ese fue el mejor momento de mi vida.

Nora | Stevnel [Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora