Henry había salido de fiesta, y su padre está de turno en la comisaría, por lo que aprovecharon a pasar la noche como familia en casa de los Bowers.
— Fue difícil. Tuve muchos dolores de espalda, no te imaginas, los doctores dijeron que aún era pequeña para llevar un embarazo —le cuenta ella, mientras se relajaba en brazos de Mike.— Me hubiese gustado estar ahí para acompañarte en todo —se lamenta Mike— ¿Y como fue cuando nació?.
— Me anestesiaron así que no sufrí tanto, pero recuperarme costó mucho.
— ¿El nació sano?.
— Si, tenia un peso normal y su tamaño también lo era. Jamás olvidaré su rostro, apenas lo ví, me enamoré —sonrie, pero luego de unos segundos la borra— Pero...
— ¿Que pasa, cariño? —acaricia su mejilla.
— Estuve solo una o dos semanas con Viktor y me alejaron de él —recuerda, llena de impotencia— Un día llegaron y me enviaron a un internado para adolescentes, me perdí estos tres años con mi hijo.
— ¿Cómo...? ¿En serio hicieron eso? No lo sabía, no pensé que tú familia fuera capaz de eso.
— Ni yo... Pero apenas salí, estuve decidida a regresar a Derry. No estaba tan segura, Viktor iba a extrañar mucho a su tía y me pareció un poco cruel alejarlos.
— Fue lo mejor que pudiste haber hecho, cariño. Esas personas no cambian porque si, quién sabe que cosa hubieran hecho en un futuro.
— Tienes razón —suspira, volteando hacia el rostro de Mike, al cual le sonríe extensamente— Creo que es hora de levantarnos.
— Sip.
El moreno planta un beso en los labios de su pareja, y se levanta rápidamente para vestirse.
— ¿Dónde dejaste mi abrigo? —le pregunta ella, recogiendo toda su ropa y cambiándose.
— No tengo idea. Debe estar debajo de la cama.
— Bobo.
Una vez listos, buscan al pequeño Viktor en su nuevo cuarto. Al entrar, sienten algo indescriptible... lo miran con los ojos completamente iluminados.
— ¿Ese bebé hermoso es nuestro? —le pregunta Mike a ___, quién ríe.
Viktor se encontraba envuelto en sus mantas llenas de figuras infantiles, tenía ambas manos sosteniendo a su oso de felpa favorito; el señor Mickey.
— Cariño, es hora de despertar, tienes que desayunar —Mike se sienta junto a él y toca su hombro.
— Tu padre nos preparará panqueques —dice ____ entre risas.
— Mami, papi... un ratito más, solo cinco minutos —dice Viktor con una suave voz adormilada, volteando al otro lado de la cama.
— Si no te despiertas ahora no comerás panqueques —amenaza ____.
— ¡Pero si quiero!.
— Entonces arriba.
_____ comienza a hacerle cosquillas a su hijo, quién no tarda en soltar carcajadas. Aquel fue un método que sus padres usaban con ella de niña.
Mike solo puede mirar enternecido la escena. Esto es todo lo que siempre quiso. Desde que se enteró que ella estaba embarazada, deseó con todas sus ganas ser un buen padre, pero no pudo cumplir con aquello por todo lo que había pasado. Pero no es tarde, ahora que los tiene a su lado, no los dejaría ir una vez más.