Los chicos están recostados en una manta sobre el cesped, disfrutaban del fresco clima, parecía que pronto iba a llover, pero no tenemos problema en mojarnos un poco.
Me mantengo un poco alejada, sentada en lo más alto de la colina. Y tengo todo el aire golpeando mi rostro con fiereza.
— ¿Ves algo? —exclama Bill.
— ¡Las nubes se ven bastante negras Derry! ¡Creo que la lluvia ya llegó por ahí! —respondo, en voz alta para que logren escucharme.
Hace mucho no se presenciaba un clima así por el pueblo... Quizá la última vez que recordaba era las tantas veces que Bill me contaba sobre el terrible día en que un misterio se abrió para nosotros. La desaparición de Georgie.
— ¿Disfrutas el clima? —escucho la voz de Mike junto a mi, entonces lo veo sentarse a mi lado.
— Si, hacia falta que refresque así. El calor ya es insoportable.
— Concuerdo.
Su brazo pasa por mis hombros, me apega a él y besa fugazmente mi cabello. Ahora que lo pienso, es un gesto que siempre hace cuando estamos juntos, me acostumbré bastante a él.
— Hey, papá y Henry no van a estar en mi casa hoy —digo, sin pensarlo mucho— Papá trabaja todo el día, y mi hermano estará en casa de Victor.
— ¿Me estás invitando a tu casa, _____? —el levanta una ceja, y sonríe.
— Sí, ¿por qué?.
— ¡Vamos!.
Ambos nos levantamos del césped, Mike toma mi mano y corremos bajando la colina.
— ¿Ya se van? —pregunta Stanley.
— Si —afirma Mike mientras levanta su bicicleta del piso y yo la mía— ¿Nos vemos mañana?.
— En la Casa Club —dice Eddie.
— De acuerdo. ¡Adiós!.
— Par de tortolos, poco a poco nos dejan en el olvido —se queja Richie y nos saca el dedo de enmedio.
— Métete ese dedo en el culo —yo le saco la lengua e inmediatamente nos vamos.
(...)
— M-Mike —gimo en su oído, a la vez que él se adentra más entre mis piernas, y me sentí caer.
Era tan diferente, no dolía, no estaba avergonzada, y todo es mucho mejor que antes. Siento que esto se está volviendo una adicción. Sentirlo dentro mío me vuelve loca. Solo era la tercera vez, y quiero llegar a mucho más.
— ¡Dios! —murmura Mike, se sostiene de mi cadera y se mueve más y más.
— ¿____?.
Escucho el irritante chirrido de la puerta cuando se abría. Alguien, abrió, la, puerta... Mike se detiene en seco, mis gemidos cesan cuando pasa, y mi corazón parece querer salir de mi pecho a cada fuerte latido que da.
— ¿¡Pero que mierda?! ¡Vistanse y los espero afuera! —es la voz de Henry, se escucha bastante enojado. Cierra la puerta con fuerza— ¡Pero ahora!
Él y yo intercambiamos miradas, ambos muy asustados. Soy tan estúpida, creo que no debí traerlo a casa, ahora estamos en graves problemas y no creo que esta vez nos salvemos.
Con pesar me visto, e intento pensar con que cara mirar a mi hermano luego de esto. ¿Que se supone que pensará ahora? Le dirá a papá, a el es a quien temo más.
Abro la puerta, y Mike inmediatamente se coloca enfrente de mi, quizá, cubriéndome del loco de mi hermano, ninguno de los dos sabemos cómo va a reaccionar. Claramente, mal.
— Henry, escucha-
— ¡No tengo nada que escuchar, Hanlon! ¡Te di mi maldita confianza y esto es lo que haces con mi hermana! ¡Hice todo para que ella estuviese feliz pero te estás aprovechando de ella!.
— ¡Henry no me estoy aprovechando de tu hermana! —exclama furioso, jamás pensé que le levantaría la voz a alguien como Henry— La amo, y.... Lo siento, pero nos queremos, sé que no tendríamos que estar haciendo esto pero por favor entiende.
— Defraudé tu confianza, Henry, lo sé. Entiendo que te enojes —suspiro, e intento acercarme a el, pero se aleja de inmediato— Solo te pido una cosa, no le digas a papá.
— Haré lo que sea para que este maldito no te vuelva a tocar, o a ver.
— Hazlo por mí, papá va a matarme. Más si sabe todo lo que he ocultado por tu bien.
— Se acabó, ____.
— Puedes hacer lo que quieras, pero a ella no le toques un pelo —Mike me aparta de mi hermano.
Toma bruscamente de la remera a Mike, mi corazón vuelve a acelerarse, intento detenerlo pero es en vano, su fuerza logra hacerme quedar en el suelo del pasillo. Escucho como ambos discuten a gritos, y la puerta se cierra con fuerza, tal es esta que logro ver cómo los cuadros colgados en las paredes tiemblan levemente.
— Henry, por favor —bajo corriendo las escaleras y tomo su brazo.
— Eres una estúpida.
Sus brazos rodean mi cuerpo, aferrandome a él, y suspira.
— No voy a decir nada. Maldita sea. Por ésta vez. Papá se volverá loco y no quiero eso.
— ¿y-y no estás enojado?.
— Mucho —Henry me mira a los ojos e intento no llorar— No puedo creer esto de mi hermana pequeña. Pero nada puedo hacer. Más que decirte que te alejes de ese.
— Pero...
— Va a terminar mal.
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