Capítulo XXXVII

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El reloj que se detuvo

Flashback

La ciudad del olvido

La isla de Roanoke,

El triángulo de las Bermudas, Océano Atlántico

El joven sonríe, una sonrisa sincera que pocas veces muestra a las personas, sus ojos brillan, la muchacha le mira confusa, el joven no dice nada más, lo único que puede hacer es correr a tomar a la joven pelinegra en sus brazos, la joven se sorprende ante tan repentina acción del muchacho ¿Hace cuántos años no la abrazaba su hermano? Décadas quizás, no supo cómo reaccionar, está perdida, confundida y enojada por muchas razones. El joven se separa de la muchacha sin soltarla del todo ya que sus brazos aún seguían en sus hombros.

—¿Cómo es posible Ghuran? ¿Cómo han roto el encantamiento? —le pregunta a la muchacha.

—No lo hemos hecho Jacob, el encantamiento está vigente pero no tiene fundamento aquí, es la ciudad perdida en el tiempo, además de eso que es impenetrable a cualquier magia que no sea la nuestra, así que mientras ella este aquí nada puede pasarle. —explica la guerrera Elie.

—¿Dónde estoy? —a pesar de que tiene muchas preguntas, la muchacha sólo puede formular aquella oración. Ghuran mira a Jacob con complicidad.

Yo voy a dejaros solos, afuera esperará un guardia para mostrarte tu habitación. —le dice al joven de ojos grises y con un asentimiento de cabeza hacia la muchacha se aleja, aquella doncella le provoca sensaciones encontradas a la nativa, le teme, pero de alguna manera le tiene cierto respeto, tal vez por el cierto parecido con Elie. El joven se sienta en la cama y hace una seña a su hermana para que le acompañe, está sin poder protestar le obedece.

—Myrior es un traidor, Cassidy lo descubrió el día que llegó a Calentupía, Laurel ¿Qué es lo último que recuerdas? —le pregunta el joven, ella le mira con tristeza.

—Recuerdo que discutimos en la sala de conferencias, salí muy enojada, sólo quería llegar a mi habitación y no salir más hasta haberme ido del primer mundo, pero sentí una presión horrible en mi pecho, varias imágenes llegaron a mi cabeza, la más concurrente fue un féretro, donde había un hombre de piel blanca, labios descoloridos y ojos cerrados , una mujer le apuñalada en el pecho con un cuchillo, pero era un cuchillo muy diferente, tenía un Rubí rojo en el mango, tenía inscripciones en latín aunque no podía entender que decía, mientras le apuñalaba. —cuenta su hermana.

—Hermana, Myrior está trabajando con oscuros, ellos han ofrecido tu vida. —el rostro de la muchacha palidece a mas no poder, su respiración se vuelve irregular mientras con dificultad trata de tragar el nudo en su garganta. Sus ojos se cristalizan mientras con incredulidad niega con su cabeza, en ese momento la puerta es abierta abruptamente, una cabellera rubia se puede ver, los ojos verdes de la muchacha miran con sorpresa a su hermana, ella se rompe en lágrimas, mientras corre a abrazar a la pelinegra, está vez la joven durmiente corresponde al abrazo fuertemente mientras sus sollozos se escuchan en la estancia mezclados con los de Cassidy. El joven con todo el dolor de su corazón observa la escena deseando poder abrazar a ambas, poder consolarles, ser correspondido; más sin embargo sabe que eso no es posible, sabe que el perdón de sus hermanas es casi imposible de conseguir y no es como si él alguna vez hubiese hecho algo para ganarlo. Con incomodidad se aleja hasta salir de la habitación, algunas rebeldes lágrimas caen en su rostro, a pesar de que Laurel no lo perdone, él está feliz de que ella este despierta. El guardia que efectivamente está esperándole a una distancia considerable de la habitación sólo hace una pequeña reverencia y con su voz gruesa le pide que lo acompañe. Luego de varios minutos sin soltarse las muchachas se miran fijamente, la rubia con preocupación desbordante revisa cada aspecto de su hermana, las manos de la joven hechicera tocan su rostro—que tiene color nuevamente—, aunque su cuerpo había perdido las curvas, está muy delgada, pero es algo que se puede solucionar con mucha comida, la rubia acaricia con cariño su mejilla y le mira con amor. La pelinegra le sonríe haciendo que su corazón vuelva a latir de alivio al ver su sonrisa de nuevo, pero se borra rápidamente y ella baja su mirada.

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