La vida de Vanessa cambia cuando un viejo amigo de su padre muere. Ese amigo, Elián, siempre estuvo para su pequeña familia, compuesta por ella y su padre.
Antes de morir el hombre le pide a Vanessa viajar en compañía de sus mejores amigos, Isaac y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Antes de continuar con la historia haremos una pausa, el narrador pasará a contar cómo este grupo de amigos se juntó. A veces las historias tienen que hacer una pausa para desviarse de su tema principal y contar elementos importantes en la trama.
¿Cómo Vanessa e Issac se conocieron?
Justo después de que Issac intentara quitarse la vida y de que Aleksander descubriera a Elián cantando y su verdadera naturaleza, Vanessa los conoció a ambos. Al primero en el centro de rehabilitación al que acompañaba a su padre y al segundo en el orfanato mientras este prestaba ayuda en las cocinas.
La niña estaba en la sala de espera de la zona de alcoholismo. Estaba aburrida y aún no entendía que hacían allí. Su padre siempre iba a aquel lugar y después iban a comer un helado, pero esta vez se estaba demorando demasiado y ella no comprendía el por qué.
Ella, aburrida, se paró del asiento y empezó a recorrer el lugar, sobrepasó la parte de alcoholismo y llegó a la de drogadicción. Vio que un cuarto estaba abierto. Vanessa aprovechó para ver quién lo ocupada y sorprendida, contempló a un niño de su misma edad, al parecer. Él, frunció el ceño y le preguntó:
— ¿Quién eres?
— Me llamo Vanessa.
— ¿Vanessa qué?
El niño no confiaba en aquella niña desconocida. Había entrado a su cuarto en su descanso.
— Villanueva.
— Me llamo Issac Laferrerè.
La pelinegra río.
El rubio volvió a fruncir el ceño.
— Es que tu apellido es raro, ¿es de Francia? ¿Eres extranjero?
Issac, indispuesto a contestar esas preguntas, se hizo el dormido.
— Sé que no estás dormido.
Esa niña sí que era molesta.
— No me iré de aquí en unos meses, puedes volver cuando quieras, pero ahora déjame descansar.
— ¡¿Enserio?! — preguntó la niña con emoción. Al fin tendría un amigo en aquella basta capital. — ¿Seremos amigos?
Issac gruñó en respuesta y la niña lo tomó como un sí.
Y así, cada vez que Vanessa iba con su padre a la rehabilitación, ella entraba al cuarto de Issac y hablaba con él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
