☘️La calma se irá tarde o temprano ☘️

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- ¡Vanessa! - gritó Aleksander avergonzado, había visto el estado de su amiga y no podía ocultar el sonrojo que tenía por el bochorno del momento

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- ¡Vanessa! - gritó Aleksander avergonzado, había visto el estado de su amiga y no podía ocultar el sonrojo que tenía por el bochorno del momento. - ¡¿Por qué?! - le preguntó entre gritos a su amiga, la que no podía aguantar las risas, Issac, que iba al volante, tampoco podía hacerlo.

La chica contaba con más de 500 contactos en su celular y, aunque suene increíble, la mayoría había visto su estado y bombardeado con preguntas, algunas para ella o para sus amigos. Ella, al ver que la foto se había hecho viral, creó un grupo llamado Issander y metió a todos los compañeros que comentaron cosas sobre el "nuevo" ship.

A Isaac le gustaba llamar la atención y volverse famoso, a Aleksander eso lo ponía como fiera, a la vez muy penoso. Vanessa disfrutaba al máximo que sus amigos se empezaran a llevar como se debe y a la vez le daba vergüenza el haber dejado a su padre solo en casa.

Ahora que lo pensaba, ¡qué egoísta había sido con este último!

¿Y si lo hubiera llevado con ella?

Él se encontraba en una situación peor, Elián significaba mucho más para él que él para ella.

Al parecer, se conocían de toda la vida y ella le arrebató la oportunidad de despedirse de él repartiendo sus cenizas.

De repente, empezó a sentir una rabia terrible consigo misma.

¿Qué carajos había hecho?

Estaba furiosa, tanto así que en medio de las risas empezó el llanto.

Aleksander paró de reclamar.

E Isaac, sin que ellos se dieran cuenta, apretó los nudillos en el volante hasta que estos se volvieron blancos.

El rubio sabía que llegaría ese momento. El momento en el que ella dejaría de negar, y empezara a estar furiosa consigo misma y el universo.

- ¿Vanessa? ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás llorando? - no paraba de preguntar Aleksander, dolido porque su amiga estuviera en aquella situación. - Sabes que nos puedes contar todo.

Sin embargo, la pelinegra no dejaba de llorar, las lágrimas corrían por sus mejillas y no dejaban que ella se expresara de la manera adecuada, era tan frustrante para ella.

En parte lloraba por su padre, por la madre maltratadora que tuvo, por Elián y su fatal muerte, porque sí, porque no y porque uno debía desahogarse de vez en cuando.

Isaac, al ver que el llanto de ella no paraba, dijo:

- Respira hondo, inhala, exhala.

Vanessa lo miró como si fuera un indolente.

- Haz lo que te digo, Van.

- Y-yo n-no p-puedo... - tartamudeó entre sollozos.

Era tanto su angustia por todo, por el presente, el pasado y el futuro.

Uno de las sueños de la chica de ojos miel era ser una futbolista profesional, no iba a los entrenamientos hace meses, técnicamente su sueño se había venido abajo con la muerte del director del orfanato, el que siempre la apoyaba e iba a los entrenamientos cuando Enrique trabajaba y no podía acompañarla.

Él la había metido en aquel mundo de los deportes.

Le agradecía tantas cosas...

Vanessa pensaba todas estas cosas con la cabeza gacha y la respiración entrecortada, ya no le caían casi lágrimas de los ojos.

En medio de esto Aleksander tomó su barbilla y le hizo mirarlo a los ojos.

Los ojos de él le dieron la calma que ella necesitaba.

Hace tiempo que no miraba con detenimiento aquellos ojos que en su momento le habían atraído tanto. Y aunque ella no lo supiera, había un sentimiento muy oculto en su corazón. Un amor adormecido por los años.

Allí despertó.

Y ella se calmó.

Su respiración volvió a estar normal, sus ojos se secaron.

Él puso la cabeza de ella en su pecho y le empezó a acariciar el pelo.

Isaac sonreía.

Veía todo por el espejo retrovisor con una calidez y una ternura en su corazón.

Vanessa quedó dormida.

Por ahora toda la calma estaría concentrada en aquel lugar, en aquel coche.

Por ahora.

El coche seguía en movimiento cuando Vanessa despertó, aunque ya era de noche e Isaac necesitaba descansar. Ella alzó la cabeza, adormilada, y se encontró con el mentón de Aleksander justo arriba de su cabeza, al parecer ella se había quedado dormida en el pecho de este, acción que pensándola bien le hizo sonrojar.

— Al fin despertaste — le dijo el castaño con una sonrisa en los labios.

— Estaba muy cansada, demasiados sentimientos acumulados... — contestó la pelinegra.

— No tienes qué hablar de eso ahora, hablemos un día de que te sientas dispuesta.

— Eres un ángel, Aleksander. — Por eres uno de mis mejores amigos.

Este recordatorio le dolió al de pecas horriblemente.

Issac y él compartieron miradas de pena por el retrovisor, algo harían para que la chica se diera cuenta de los sentimientos del castaño. Vanessa se colocó los auriculares y se aisló del mundo, mientras estos dos se hacían señas.

Lo más fantástico de todo es que ella ni se daba cuenta y ellos eran tan obvios.

Los días pasaban y con ellos las semanas, los chicos y Vanessa se comenzaban a hacer mucho más cercanos. Ya sabían prácticamente todas las reacciones, gustos y disgustos del otro.

Además de eso nuestros viajeros se acercaban cada vez más a la frontera con Perú.

Si tenían suerte, en unas semanas más ya estarían llegando a Bolivia.

Había algo que le preocupaba a Aleksander, la llegada de su hermano cuando pisara suelo boliviano.

Él tendía a arruinarlo todo

No supo cómo decirles a sus compañeros de viaje que alguien más se les uniría.

Temía que sus amigos pensaran que su hermano era mejor que él en todos los aspectos, cuando él sabía que era así, pero le dolería un montón.

Sus inseguridades saldrían a la luz, todo lo que había luchado ocultar alguna vez sería revelado

Y no podía permitirlo, costase lo que contase. 

 

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El dolor de amarte | ✔️ EFECTOS DE AMARTE 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora