Capitulo II

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~La llegada de los angeles~

Aquél joven demonio iba con algunas manzanas entre sus garras, las había conseguido en un pueblo un poco lejos de la ciudad Glacies, un pueblo donde permanecían muchas razas demoníacas el cual paraban para descansar de ciertos viajes por el infierno.

Adonis, un demonio joven de al menos veintisiete años de edad infernal, iba con una ligera sonrisa que hacia mostrar sus colmillos de al menos 3 centímetros de largo. Dirigiéndose un poco apresurado hacia su hogar, un inmenso árbol que brotaba desde el principio de los pecados. Entre sus raíces, permanecía la entrada donde se asomaba una joven demonio de veinticinco años de edad infernal, con grandes pechos cubiertos por una especie de cuero rojo y negro, con bordes de garras afiladas, delgada, y muy ajustable para la comodidad de ella.

Los Daemonium suelen medir entre 1 metro 80 centímetros para los machos. Para las hembras tan solo variaban de 5 centímetros menos de altura. Las hembras suelen cubrir sus senos con brasieres dejando mostrar su pálido y delgado abdomen, sus cabellos eran largos y de distintos colores al gusto de cada una de ellas. Los machos tan solo dejaban ver todo su torso superior, ya que para ellos, era símbolo de atracción para las mujeres, aunque los Daemonium suelen ser eternamente fieles, ellos se reservaban y respetaban si algún Daemonium mantenía alguna pareja actual.

Para ambos sexos, el torso de la cadera hasta las piernas era cubierta por una vestimenta extremadamente ajustada, hecha con un pelaje suave y elástico de color negro. Las patas de los Daemonium suelen ser pies muy resistentes a cualquier ambiente, similar a los humanos, pero con garras negras muy largas para el agarre del terreno.

Cada uno de ellos, tanto hembras como machos, mantenían un estilo único para la atracción de cada quien. Estos demonios cuidaban sus aspectos tanto como su propia vida.

Aunque el tiempo natural de vida de los Daemonium es eterno, ellos envejecían tan solo una pequeña facción cada trescientos años.

A pesar de no contraer enfermedades, las causas de muertes naturales de los Daemonium son únicamente por asesinato, ya que muchos suelen viajar para la búsqueda de recursos, otros son guerreros de élite que cuidan y resguardan los alrededores de Glacies y otros simplemente quieren viajar para salir hacia el mundo humano.

El joven Adonis acercó una de las manzanas hacia la joven demonio quien la agarró con entusiasmo y felicidad.

Muchas gracias, está muy dulce —expresó cordialmente la joven a su amado luego de dar un mordisco a la fruta.

Las hembras suelen ser cordiales y delicadas frente a sus machos, ya que la intimidad de los Daemonium Se trata de respeto, cosa que les enseñan los Daemonium de más edad a los jóvenes.

Además, que su intimidad se basa de privacidad, y cuando me refiero a privacidad, hablo de que ellos suelen disfrutar del sexo involucrando sadomasoquismo, adornan su nido de amor con flores de olores suaves, esa y otras cosas el por el cual entendemos que sus hogares sean árboles de inmensa capacidad. Entre esas enormes y gruesas cortezas no podría entrar ni el mas mínimo reflejo de luz, lo cual para ellos era cómodo ya que sus ojos podían ver mas allá de la oscuridad.

El infierno también posee un sol y una luna, y aunque los demonios suelen dormir nada mas para regenerar rápidamente sus heridas de algunas batallas, los Daemonium suelen dormir algunas horas después del placer sexual, cosa, que la plena oscuridad en sus habitaciones era obligatoria.

Adonis sujetó de la mano a su joven amada y ambos hicieron aletear sus alas para llegar a la cima de aquél árbol que mantenían como hogar. En Glacies la noche duraba sesenta y seis horas y el día setenta y siete horas. Todos los Daemonium suelen subir a la punta de los arboles en cada atardecer para observar por 2 horas, como el rojizo sol infernal se ocultaba tras aquella luna azul.

A su vez, el miembro demoníaco mas viejo del lugar, nutría a los jóvenes y población de Glacies con sus historias y conocimiento.

Agradezcamos a nuestros padres, al ángel de la muerte, nuestro padre Samael, y aquella primera mujer nacida antes que Eva, nuestra madre Lilith, por procrear nuestra especie con el talento del aprendizaje, y que gracias a ello podemos obtener algo bueno de aquellos humanos quienes hoy día tomamos como maestros —dijo aquél anciano Daemonium.

El demonio Ered, el Daemonium mas antiguo con al menos dos milenios de vida, quien a recorrido casi todo el infierno y a logrado regresar del mundo de los humanos. Demuestra seriedad y fuerza delante de los Daemonium jóvenes, para así entusiasmarlos y despertar sus espíritus de guerreros.

A pesar de todo, de tal calidez y de tal paz, el trabajo de Ered era demostrar que el infierno es un lugar de pesadillas, y que no lo vean como un lugar normal perteneciente de la vida.

Hoy les contaré la historia de como estos árboles son hoy día nuestros hogares, estos suelen tener tal inmensidad ya que alguna vez ellos fueron humanos.

¿¡Humanos!? —expresaron algunos demonios impresionados.

En el mundo humano, en la vida... existe un pecado el cual dios detesta con plenitud, el suicidio... aquel acto que es ridículo y a su vez valiente, ha de atormentar la mente humana con un sentimiento llamado depresión. La depresión puede llegar a nosotros, al igual que a ellos, y existen demonios que la aplican para que así su alma sea desterrada completamente de la existencia del creador. Aquellas almas de los humanos que se suicidaron, no podrán entrar jamás al reino de los cielos, a si que dios los manda hacia este lugar, estos árboles son almas que están en un sueño eterno, en ese sueño donde solo experimentan la soledad, nada mas que la plena y pura soledad, así que con el pasar de los años van creciendo hasta cierto punto.

¿Entonces esas pequeñas raíces que están surgiendo mas allá de la entrada de Glacies son humanos que se suicidan?—preguntó con interés, uno de los tantos demonios jovenes que permanecían alrededor de Ered.

Así es... —afirmó el demonio anciano.

¿Que sucede con aquellas almas que pertenecen a algún ser vivo de aquí del infierno? —preguntó Adonis.

Esas almas que habitan en cada ser existente del inframundo, son borradas de la plenitud existencial de Dios. El mundo humano se considera como la vida, el infierno se considera como la muerte y el cielo se considera como la vida eterna. Ciertos humanos caen en el infierno por manos de Dios, ya que estos son enviados para sufrir por sus pecados hasta llegar al arrepentimiento. Luego de eso, surgen hacia el cielo siendo abrazados por las manos del mismo Jesús, perdonados, y recibidos en la vida eterna. Las almas que no se arrepienten suelen adaptar alguna forma monstruosa y quedan por allí, hasta que mueren siendo presas de otros demonios. Los seres nacidos aquí en el infierno sufrimos de esa maldición. Si llegamos a morir, no iríamos a ninguna parte mas que simplemente no existir.

Después de aquella gran explicación, sorpresiva mente, todos los Daemonium se quedaron observando con inquietud el cielo, una figura resplandeciente se dejó ver, con grandes alas de plumas blancas y una armadura dorada. Con una espada de oro en su mano derecha empuñada con fuerzas y tras él cientos de ángeles novatos siguiéndole.

Ered... ¿Quién es él? -Preguntó Adonis, mientras sujetaba la mano de su amada.

Ered, impresionado, ya que habían pasado siglos desde que un ángel bajaba al infierno, respondió: Él es... el ángel Gabriel...

Dentro de la MaldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora