Capitulo IV

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~Lagrimas de un demonio~


     Adonis junto con Ered y otro grupo de Daemonium machos, habían salido de Glacies en plena mañana con el fin de buscar alimentos para abastecer la ciudad. Ya habían pasado un par de días desde que Lelahel patrullaba desde el cielo toda Glacies, habían pasado un par de inconvenientes donde aquél ángel se había atrevido en tocar a algunas demonios hembra, aquellas tan solo huían ya que no soportaban el resplandor de aquellas bendiciones que el serafín mantenía en su presencia.

Ered, en distintas oportunidades recomendaba a las Daemonium jóvenes en no salir de sus hogares, pero aun así Lelahel se metía a la fuerza.

En aquella mañana fría, Calista, la amada de Adonis, ayudaba a Tetrared, la amada y compañera del demonio Ered, una anciana demonio que a pesar de su edad mantenía un buen cuerpo exótico para los ojos de cualquier otro ser viviente. Ambas, Tetrared y Calista, cortaban ramas y cortezas exageradas de los árboles de distintos hogares, ese día, era el día en que todos los Daemonium trabajaban en conjunto para la colaboración de Glacies.

Lo hacían mas que todo para la comodidad de ellos mismos, ya que no solían recibir visitas de otras razas y que tampoco les gustaba recibirlas.

Algunos demonios guardias se escondían de aquel ángel que con su mirada penetraba con brusquedad a los Daemonium machos, y a las hembras, las miraba con un gesto enfermizo.

Lelahel estaba siendo corrompido por la necesidad del acto sexual, al parecer, no podía aguantar las ganas de querer fertilizar a alguna hembra Daemonium.

El serafín se dirigió hacia Calista, quien la sujeto desde su larga melena y de un empujón clavó el rostro de Calista en la corteza del árbol. Tetrared, quien intentó detenerlo, fue apenas soplada por las alas de Lelahel y se detuvo en el acto.

-Ya basta ángel... tu no eres lo suficientemente leal a tu creador, estas siendo consumido por el pecado -dijo Tetrared intentando manipular al ángel.

-Soy leal a mi dios -soltó a Calista quien cayó al suelo después de perder la estabilidad de sus alas por unos segundos- y un demonio no tiene porque decirme que es lo que tengo que hacer -cegado por la ira, Lelahel dejó ver sus genitales, erecto, quería entrar en el cuerpo de Calista.

-Ya basta... por favor... -replicó Tetrared - no le hagas eso a una joven comprometida, ella es parte de nuestra nueva generación... ella será mi sucesora para que los nuevos Daemonium sigan con el legado de Glacies, si... si es necesario -Tetrared se quitó su brasier dejando ver sus enormes pechos aun no tan envejecidos - violame a mi... pero no le hagas nada a Calista... por favor...

Después de ser usada por el serafín quien sació su sed de sexo, Tetrared tan solo se sintió asqueada, y muy débil.

Lelahel, se vistió nuevamente y con una sonrisa placentera alzó vuelo alejándose de ambas Daemonium.

-Tetrared... -dijo Calista con tristeza en su rostro - ¿Porqué él está así de desesperado? No debería de comportarse así ante nosotras... se supone que es un ángel enviado por dios.

-Hija... esto es una maldición que cargamos nosotras las hembras de esta raza, nuestra madre, Lilith, alguna vez fue tan perfecta que hasta seducía a los ángeles mas fuertes del cielo.

-¿Porqué nuestra madre era tan poderosa?

-Lilith fue la primera mujer creada por dios... La primera Eva, la primera quien fue perfectamente echa para que Adán continuara la generación al principio de los tiempos. Pero, una vez nuestra madre vió su reflejo en un charco de agua, ella misma observó su perfección como mujer y comenzó a tocarse sus pechos, grandes y firmes. Se arrastraba por el suelo seduciéndose así misma ignorando la presencia de Adán. Dios dejó caer su ira maldiciéndola, hizo su matriz fértil, todos los días nuestra madre daba a luz a un ser hermoso y perfecto pero este moría en sus manos. Luego, Lilith por la ira... sintiendo odio, se alejó del Edén y en su soledad poco a poco se convertía en un demonio. Lilith, era nombrada con el nombre de Succubus, debido a que nuestra madre tomó una apariencia perfectamente demoníaca, todos los Daemonium engendramos sus alas y sus cuernos y su cola. Su cola larga y puntiaguda, las desarrollaban también los hijos que ella mantenía con los humanos hombres, permitiendoles vivir tomando como sacrificio los hijos de las mujeres humanas que ya habían dado a luz. Estos eran llamados Lilim, pero los Lilim no son tan fuertes, de echo son demonios muy débiles y que tan solo caminan por allí en busca de carne para alimentarse. Luego, Lilith, con sus encantos atrapó a Samael, quien se reveló en contra de su creador para formar parte del reino de los muertos. Samael el ángel caído, fue uno de los ángeles mas poderosos existentes y cayó en la belleza de nuestra madre... entonces, es muy normal que apenas un serafín, pueda contenerse con la atracción de nuestros cuerpos.

Dentro de la MaldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora