Capitulo XXXIX

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   ~ Dentro de la Maldad ~
  Capitulo Final
  

Adonis caminaba poco a poco, sintiendo la arena fría de Glacies, respirando el aire frío de aquella ciudad infernal; solitaria y tranquila, dónde descansaban las almas que en su vida cometieron suicido.

Esas almas crecían en forma de árboles, frondosos y enormes. Glacies, había cambiado mucho desde su época en dónde los daemonium habitaban en abundancia, una civilización de demonios muy bien formados y humanizados mentalmente.

Todos aquellos recuerdos pasaban como fotografías por la mente de Adonis. Quien se dirigía con una manzana en su mano.

Calista esperaba tranquilamente frente a la estatua de Ered que construyó Adonis, este, al llegar, entregó la manzana y la demonia sonrió diciendo: Como en los viejos tiempos...

Si... Aunque ya no es como antes... —respondió Adonis.

Ya se me había olvidado como era Glacies... En el cielo solo recordaba este lugar como un sueño... Y hora que estoy aquí se siente extraño.

Bueno... Creo que yo también me siento extraño...

—¿Que sientes... Cariño? —dijo Calista mientras se acercó a Adonis y le dió un beso en la mejilla cerca de los labios.

Desde que salí de Glacies por primera vez, siempre estuve esperando algo... Y es que así como sufrí, también viví momentos increíbles. En mi mente llegar a ti siempre fué mi prioridad. Aunque... Cuando llegué al mundo humano, casi se me olvidaba que era un demonio... Y ahora, después de tanto, ya no espero más... Siento que Lelahel me había dado un propósito más importante en mi vida. Todo ese sufrimiento me hizo entender que mi vida valía más que simplemente estar aqui. Pero me siento feliz de haber llegado a ti.

Te acostumbraste a viajar, a conocer lugares nuevos. A explorar y a la adrenalina... ¿Quieres que dejemos Glacies? Podríamos juntos viajar por todo el infierno recorriendo los nueve círculos...

Me gustaría hacer eso nuevamente... Alice...

Calista creyó haber escuchado mal, pero Adonis la llamó Alice, aquél nombre retumbó la conciencia de la demonia, y esta le preguntó: ¿Alice?

Oh... Lo... Lo siento... —dijo el joven demonio sin ninguna preocupación —Alice fué una compañera que estuvo mucho tiempo ayudándome en todo el viaje...

Calista un poco incómodada expresó: Entiendo... Solo... ¿Solo fué tu compañera?

Si... —respondió Adonis —pero llegó un momento en el que tuvimos intimidad... Incluso de haberle explicado que mi propósito eras tú, ella aún así, siguió acompañándome. Más allá de que ella estaba enamorada, así como me quería, ella también quería que yo pudiera rescatarte. Ella... Ella fué una gran alma...

—¿Y que le pasó?

Leona llegó repentinamente con sus alas de plumas negras, sus cuernos largos y su cola larga, como la de los leones. Sus ojos profundizaban un brillante color negro. Ella, imponente y poderosa, respondió; Ella fué asesinada por Haziel. No tuvo opción... Aunque me correspondía a mi haberla matado, me negué y Abadón obligó a Haziel hacerlo. Y eso hizo.

Adonis impresionado, susurró: Entonces así fué como murió Alice...

Realmente me habría gustado haber conocido a esa tal Alice... —respondio Calista.

Calista sujeto a Adonis de la mano, y se lo llevó hacia lo profundo entre las cortezas. Allí se ubicaba su antigüo nido dónde Calista se quitó la ropa y dejó ver su hermoso cuerpo. Adonis pasó sus manos tocando cada parte de Calista diciéndo: Extrañé tu piel suave... Hueles bien...

Dentro de la MaldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora