Capitulo XXXV

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~ Espejismo ~

Calista reunida junto con Leona y Haziel, observaban como el apocalipsis se llevaba a cabo en la tierra. Y Calista, algo incómoda, preguntó: ¿De verdad hay alguna salvación para los humanos? Aquellas tres bestias inmensas pelean de manera que todo lo que está a su lado quede hecho polvo. Sin contar las plagas de langostas que liberó Abadón. Solo veo como la tierra se extingue poco a poco...

-Si habrá, las personas buenas de corazón reinarán junto con nosotros. El tercer cielo; es el mundo celestial y dónde llegarán aquellas personas quienes vivieron por un buen propósito. El río que te ayudó a cambiar es un río que fluye desde el trono de Dios. Ese río se encargará de darle agua a las almas nobles quienes se unirán a nosotros a la nueva era celestial. De hecho esa nueva era ya la estamos viviendo. Y es todo lo que está pasando en este momento -respondió Leona.

-Baj... -vaciló Haziel -Que tan estúpidos pueden ser los humanos para tener en mente que pueden revelarse ante Dios -Haziel comenzó a caminar de lado a lado -No lo entiendo... Fueron creados a imagen y semejanza como seres inmortales... se les dió un planeta, comienzan con la desobediencia, luego se les da varias oportunidades, incluso luego de una inundación que debió haberlos extinguido y ahora mira... En esta nueva era no existió absolutamente nadie... Las pruebas que vivían los humanos no eran nada comparado a lo que pudo pasar Job en su época...

-Ya basta muchacho... La maldad abunda en los corazones humanos. Pero mira... Observa detenidamente, no todos son malos -dijo Leona con delicadeza mientras hacía que Haziel viera más allá de una catástrofe mundial.

Los cielos llenos de cenizas, langostas comiéndose a los humanos hasta dejar solo los huesos y las tres bestias destruyendo todo en su camino. Pero más allá de todo eso, Haziel vió como una joven niña le daba comida a una mujer anciana. A pesar de que la niña no tenía más comida, y que la mujer anciana estaba apunto de morir. Aún así, la niña, dió su último pedazo de pan, en pleno apocalipsis.

Haziel se había calmado un poco y luego Leona sonrió: ¿Ves? Humanos como esa pequeña estarán con nosotros. Jesús bajará haciendo su revelación, llevando con él a los buenos, y dejando en el infierno a los malos.

-Ire a caminar un poco... -dijo Calista.

Leona la siguió y le preguntó: ¿Te encuentras bien? Se que no somos de sentirnos mal de salud, pero al poseer sentimientos podemos pasar por molestias, incomodidades, ira, depresión. Es normal, pero para nosotros los ángeles es fácil demostrar superar todo eso porque vamos de la mano de Dios.

Mientras caminaban, Calista respondió: Ese es el problema... No me siento un ángel... Cuando bajamos... Me dejé llevar por un momento, mi sangre hervía y mi adrenalina aumentaba. Quería más, a pesar de que solo era un demonio... Quería seguir destruyendo a más y más de ellos. En este momento quisiera estar allí abajo... Destruyendo todo a mi paso como lo hacen esas bestias.

-Te entiendo... Verás... Tu cuerpo a cambiado mucho. Tus alas son las de un ángel. Aunque te brotan aún algunas plumas negras. Pero ya no tienes cola, ya no tienes garras, ya tus ojos no son negros. Ahora son plateados y se ven hermosos. Lo único que posees de demonio son tus cuernos...

Calista interrumpió a Leona: Y mi pasado... Aún recuerdo mi pasado como si fuera ayer, aún siento ira por lo que hizo Lelahel. En este momento estuviera yo allí golpeando a ese idiota hasta no poder más. Pero todo este tiempo e demostrado tranquilidad. Y es porque tengo aún fé de que Adonis vendrá a darle su merecido.

Leona la sujetó de la mano

-Con respecto a Adonis... Hay algo que te e ocultado a ti y a Haziel.

Dentro de la MaldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora