Capitulo XXVI

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~El mundo de los vivos~

Adonis abrió sus ojos poco a poco, posaba en la cama de Aaron, se sentía cómodo, limpio, y sin preocupaciones.

El joven demonio sintió un ligero cambio en su cuerpo, también sus oídos afinados escuchaban algunos canarios volando, desde lejos a un gato ronroneando y hasta escuchaba como una pareja a cinco casas de distancia tenían sexo a estas horas de la mañana.

Se levantó suavemente y se dirigió al espejo del baño, observó aquél cambio que por instantes lo repudió.

Su piel seguía igual de pálida, pero lisa y suave, sus ojos eran como los de un humano normal, dandole un color rojizo obscuro a su iris. Sus cuernos no estaban, y el cabello era un poco más liso, un tanto largo con un flequillo que cubría un poco su rostro, entre su hidratado cabello se reflejaba aquél color rojizo de sus ojos. Al abrir su boca también observó que sus colmillos no se habían escondido lo suficiente, pero podría pasar desapercibido.

La nueva apariencia de Adonis daba la escencia de un joven de estilo gótico, vestía con ropa sencilla, pantalones negros entubados rotos por la parte de la rodilla izquierda, camisa con cuello en v de color negro y zapatos deportivos de color negro.

Adonis salió de la casa sin mirar atrás. Un rayo de sol le deslumbró la vista y movió su brazo para cubrirse un poco.

Luego fué apreciando suavemente la estética del mundo humano, suelos firmes de asfalto, hogares hechos de ladrillos y pintura, cerámicas y hierro. Habían personas que caminaban por al lado del él.

Se extrañó porque en ningún momento sintió amenaza de los seres que le rodeaban.

-Esto entonces es... El mundo humano...

-Así es -dijo Satanás quien vestía de manera formal como un humano normal.

Adonis por instinto sabía que era él, así que no se sorprendió en lo absoluto.

-Mefisto me enseñó cosas que no estoy viendo actualmente... -dijo el joven demonio.

-Esto apenas es un momento de tranquilidad detestable -iban caminando mientras hablaban -no sé cuánto tiempo vayas a durar aquí, pero tienes todo el tiempo que desees, los demonios que llegan al mundo humano no suelen durar mucho, la mayoría son descubiertos y enviados nuevamente al infierno.

-¿Descubiertos?

-Si, te explico... Los humanos tienen el poder de vencer a los demonios, a pesar de que nosotros podamos tener más fuerza y agilidad, ellos aún así son protegidos por los ángeles. Es una guerra que ellos no ven, pero que si sucede, por eso nos disfrazamos y disimulamos nuestra estadía. Pero el sufrimiento en el infierno no será el mismo de cuando estabas allí. Así que mejor procura volver por tu cuenta si quieres hacerlo, de todos modos Glacies estará resguardada mientras tú y tu compañera no estén.

-Me diste mucha seguridad y quisiera agradecerte... Eres grande... Satán...

-No... No me llames Satán en este mundo, aquí mi nombre es Cristofer. ¿Entendido?

Adonis asintió, y mientras caminaba iba observando y apreciando cada rincón y cada detalle de la naturaleza.

-Adonis... Desde aquí tu camino será sin ayuda. No habrán Demonios que te den dinero, no habrán Demonios que te ayuden a ir a algún lugar, esto es lo único que te daré -Cristofer sacó de su bolsillo una pequeña tarjeta.

-¿Que es este objeto? -lo agarró Adonis confundido.

-Es una tarjeta de crédito hecha de plástico, con ella puedes adquirir cualquier cosa sin necesidad de robarla.

Dentro de la MaldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora