XXI

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-"Jijiji~"- ah, no hay nada más divertido que sacar de sus casillas a Sebastián jaja.
-"Alois..."- pero la voz a mi lado no sonaba tan feliz-" esto no funciona, Sebastián solo hablo contigo, ni siquiera cuando me uní a la conversación me habló"- oops había olvidado ese detalle pero...-"¿Por qué buscas su atención? No tiene nada de especial, yo puedo estar contigo"-
-"Claro que si, Sebastián es... él es...ay, olvídalo"- se tropezaba con sus palabras y termino cruzándose de brazos -" jiji, ya Cielito~ no quiero que también te enojes conmigo, es solo que estoy un poquito celoso que toda tu atención se la robé él"-
-"celoso...¡Eso es! Hay que poner celoso a Sebastián"- su mirada traviesa me atravesó y yo solo pude sonreir cómplice al imaginarme a un Sebastian celoso, podría apostar que el bastardo nunca ha sentido celosos en su vida, siempre ha tenido todo y a todos los que quiso en sus pies.

-"bueno, veamos "- me lleve un dedo a la barbilla -" ¿Qué es lo que usualmente haces con él?"- él niño pareció meditar un poco antes de responder
-"usualmente...le doy un beso en la mejilla antes de que se vaya a trabajar y cuando regresa por mi"- oh, eso no lo esperaba, creo que su relación es más cercana de lo que pensé.
-"bueno, eso servirá has lo mismo conmigo, dame un beso en la mejilla"-
-"uhmn"- pereció sorprendido -" está bien"- se estiró lo suficientemente y yo me incliné un poco, después sentí una cálida humedad en mi mejilla, fue una sensación agradable, mis ojos estaban abiertos, mi piel hormigueaba justo dónde sus labios habían tocado. Podía sentir como la sangre se subía a mis mejillas.

Salí de mi estado catatonico al escuchar el ruido de los cubiertos chocar contra la porcelana, fué Sebastian quién no se veía particularmente feliz, esto lo está volviendo loco~
Dirijí mi mirada al más joven y él también se encontraba sonrojado y apenado tratando de ocultar su cara con sus manos, se las tomé envolviéndolas con las mías y bajandolas a su regazo
-"no tienes de que avergonzarte, Ciel"- mire de reojo al pelinegro, que parecía a penas controlarse a sí mismo para no levantarse y caminar hacia acá -"uhmn...déjame devolverte el favor"-
Le dí un beso, pero a diferencia de él no fue en la mejilla sino en la frente.
Reí por la reacción que logré provocar, el pobre niño estaba tan incómodo y avergonzado que trató de salir de la situación -"¡Mejor ven a jugar!"- prácticamente gritó y me sujeto de la mano dirigiendome a un lugar donde se encontraban varios juguetes, creo que lo avergonze tanto que hasta olvidó a Sebastián.

-"mira"- entre sus dedos sostenía una pequeña figurita de un rey -"tú serás este, tienes el cabello igual"- me la entregó mientras el sacó otro personaje parecía ser un principe o algo -" yo seré el conde de aquí y ese será nuestro castillo "- apunto a la detallada figura de madera, parecía una casa de muñecas pero en castillo. -"wow, están muy bonitos tus juguetes Ciel"-
El menor se le infló el pecho con orgullo
-"gracias, los cuido mucho, fue un regalo de mi mamá hace tiempo"-
Con esto seguio jugando creando una gran historia medieval y al parecer sabía mucho del tema, le pregunté y me contestó que ha leído libros de princesas y príncipes matando dragones, también le interesan los datos históricos, me contó una o dos cosas de los castillos de
Medievales cómo la torre de Londres o el castillo de San Michael. Es un niño sabelotodo.

-"entonces tú cuál crees que sería el castigo para el caballero, al ser un perro infiel, al traicionar al conde no?"- dije fingiendo una voz grave, siguiendo la lógica del cuento que estabamos actuando.
-"uhmn..."- se llevó un dedito a su barbilla análizando la situación -"no, quiero lastimar a alguien, tú cómo rey debes de elegí alteza"- contesto moviendo el brazo de su muñeco igual fingiendo una voz grave
-"entonces a la horca, un perro que no puede obedecer no sirve"- mire de reojo al Michaelis, quién solo se veía cada vez más frustrado. Entonces lo que dijo el azulino me sorprendió.
-"yes, your highness"-
-"...'-
-"uhmn..¿Estás bien, Alois?"- colocó una mano en mi frente -"de repente te ves enfermo"-
-"ah, estoy bien, Cielito, no te preocupes jaja"- el sólo me dedico una mirada eceptica, antes de que me contestará lo interrumpí -"me tengo que ir, tengo una seción de fotos y no puedo llegar tarde, adiós"- prácticamente huí de la escena.
Al cruzar la puerta sentí que me sujetaron el hombro -"no tengo tiene, Michaelis"-
-"créeme, solo tomará 3 minutos"-
-"¡Si, Michaelis! ¡Te seguí porque te comportabas muy extraño! No me tragué el cuento del restaurante, te seguí a este lugar que frencuentabas y descubrí que aquí estaba Ciel, ahora vengo cada que puedo a verlo siempre que no estás ¡ahora déjame solo!"- grité y me importó una mierda que la gente nos mirará, solo di media vuelta y me marche.

Sé que actuo como un cobarde pero en este punto ya no me puede importar menos.

Sé que actuo como un cobarde pero en este punto ya no me puede importar menos

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-"¡¡Luka, cuidado!!"-

El grito del muchacho atravesó el bullicio de la calle, inevitablemente las personas voltearon a verle, el muchacho alzó su brazo intentando alcanzar al niño castaño, pero ya era muy tarde, el accidente fue inminente.

El muchacho solo calló al suelo salpicando sus rodillas con el charco de sangre que se empezó a formar bajo el cuerpo de su hermanito.

Desde aquel fatídico día, Alois Trancy nunca volvió a ser el mismo, su padre que también era su representante estaba preocupado más por guardar las apariencias y conseguirle el siguiente estelar que sentarse a platicar de sus emociones, el único consuelo que tenía era su madre, pero ella vivía en América después del divorcio, Alois se refugió en el teatro, siempre fue su pasión, en secundaria le encanta el taller obligatorio aún que todos sus compañeros se quejaban el era feliz realizando el principal. Lo dejó por cuestiones de trabajo pero cuando tuvo la oportunidad lo tomó aunque su padre no estuviera de acuerdo, se escabulló muchas veces para hacer ensayos y audiciones. Al cabo de unos meses llegó a un acuerdo con su padre, el podía hacer todo lo que su padre le ordenase pero solo si lo dejaba actuar.

En el escenario podía desahogarse, fingir ser otra persona y escapar a donde fuera, ser un adolescente en los 80's, ser un enamorado o vivir en la revolución cantando junto a Hamilton.

Pero no se puede tapar el sol con un dedo, los fantasmas de su pasado lo acorralaban y él no sabía que hacer, el mundo creía que el solo era un rubio superficial hijo de papi, y después de un punto no se esforzó en demostrar lo contrario solo les entrego lo que querían ver.
Podría engañar a todos, pero no así mismo, sabía que necesitaba ayuda pero no sabía con quién acudir.

Su madre ausente, lo siguió amando como nunca, no importa que el Atlántico los separará su amor nunca disminuyó, ella estaba tan preocupada, hacía meses que su hijo no le hablaba ni contestaba sus llamadas.
-"por favor, cuando lo veas dile que me llamé-"- no terminó de hablar ya que el otro hombre que alguna vez fue su esposo colgó antes de dejarla terminar.

Suspiró frustrada, tenía un mal presentimiento, una presión en su pecho que la axficiaba, decidió que tal vez un poco de tv le despejaría la mente, tomo el control y una taza de té (los años que llevaba en América no le quitaban sus contumbres inglesas) para relajarse, pero resultó todo lo contrario cuando el nombre de su hijo salió en el titular 'Alois Trancy missing?'

Daddy IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora