XXXII

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Nadie es condenado al infierno de inmediato, va cayendo poco a poco, hasta que simplemente por inercia te hundes hasta lo más profundo.
Por mucho tiempo resiste, intenté callar esa horrible pasión infernal que envenenaba mi razón y consumía mi moral.

Intenté deshacer mi frustración con otras alternativas, al fin y al cabo podría tener a quien quisiera, no quería hacerle daño al niño, pero nada funcionaba. Después opté por algo más, fue el primer peldaño que descendí al infierno. Esperaba hasta que era muy noche, entraba sigiloso a su cuarto y solo, me limitaba a verlo, lo juro. Tal vez alguna vez le quité la cobija, pero nunca toque su piel, era como vivir una pesadilla, tener que convivir con el ser fruto de mis deseos.Cuando terminaba, me sentía asqueado, lloraba en silencio y salía de la habitación jurando que esa sería la última vez, siempre me decía la misma mentira para terminar cayendo de nuevo.

Di un gran paso cuando comencé a usar somniferos, bajo mi lógica, no podría causarle gran daño si nunca se enterará de lo que pasó.
Se lo mezclaba entre su leche antes de dormir, él caía como cadáver, al principio estaba inseguro, lo sacudí, lo pellizque, incluso lo bese, pero nada parecía perturbarlo. Entonces me pareció haber encontrado el hilo rojo. Supuse que mientras esté más prohibido la tentación será las placentero y deseando.
-"mi Ciel, mi niño siempre fuiste tan especial"- decía mientras levantaba delicadamente su pie, bajando el pantalón de la pijama y dejando ver sus muslos internos y la ropa interior, desabotone y quite con un ritmo casi masoquista la parte de arriba, me aleje para poder ver su desnudes en todo su esplendor, solo llevaba un calcetin que no me moleste en quitar. Ahora por fin será mío, tanto tiempo para este momento. Todavía quería seguir manteniendo su ambigua pureza en la oscuridad de la noche, me repetía que era solo un niño, un niño muy hermoso, pero solo un niño. Pero entonces algo en mi se rompió, una pequeña y delgada cuerda que me impedía ir más allá por fin se reventó. Y entonces tuve una realización:

Cobardes y tibios los que no se atreven a pasar los límites del tabú, nunca sabrán lo que siento ahora, y en los momentos cuando los sentimientos nublan la razón y gobiernan la mente, todo remordimiento se entierra en lo profundo de la conciencia, sin embargo al terminar, cada uno de ellos vuelve a la vida y te atormentan hasta volverte loco.

Pero....esto no es del todo mi culpa ¿cómo no caer es sus encantos? ¡Si él mismo trataba de seducirme! Con sus ademanes infantiles y su tono de voz cuando me llama. Sus abrazos efusivos y besos aparentemente inocentes tenían otra intención oculta. Él también es culpable, él fue quién me obligó y yo no me pude contener, al fin y al cabo el corazón quiere lo que quiere, oh y todo mi ser quiere al chiquillo de ojos azules.

Entonces sus nublados ojos azules se abrieron.
-"¿... papí?"-
-"esto será nuestro secreto..."-

«Oh Ciel, mi deseo, mi condena, mi locura. Pecado mío y sangre mía»

Los cabellos rojos de la mujer reflejaban la luz del calendabro del techo, tenía las piernas cruzadas y como siempre, vestía de rojo

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Los cabellos rojos de la mujer reflejaban la luz del calendabro del techo, tenía las piernas cruzadas y como siempre, vestía de rojo. Cuando escuchó el sonido de la puerta sonrió, cómo no hacerlo, vivía junto al hombre de sus sueños. Al hombre que siempre amo desde la primera vez.

-"¿Cómo estás, amor? ¿Qué tal el trabajo?"- él era el primero en preguntar sobre su día, pequeños y significativos detalles que inchaban su corazón.
-"tranquilo, no hubo ningúna operación o accidente"- el hombre se inclinó y le dió un beso en los labios rojos, a ella le encantaba como quedaba un poco de su maquillaje en él.
-"y el tuyo?"-
-"bien, como siempre. Hoy va a llegar Diederich"-
-"oh, deberá estar cansado por cruza el Atlántico en el vuelo"-
Vincent suspiró, ahí iba de nuevo
-"¿No crees que ya pasamos mucho tiempo lejos de casa? Extraño Inglaterra... talvez podríamos-"-
-"ya hablamos de esto..."- caminó hasta el mini bar y tomo una botella de whisky escosés, se sirvió un par de hielos y dejo que el líquido dorado intentará calmarlo, pero solo tomó un trago cuando su celular comenzó a vibrar, salió de la habitación olvidando el vaso.

Para Angela la figura de Vincent siempre se rodeo de misterio, era parte de su atractivo, pero a veces se sentía como alguien completamente fuera de alcance, como humo entre sus dedos.

Al llegar a otra habitación un tanto lejana de dónde estaba su actual esposa, cerró la puerta y saco su celular, su cara se descompuso al ver la pantalla, ni siquiera estaba guardando el contacto pero sabía ese número de memoria.
Cerro la puerta con seguro y camino al centro de la habitación hasta apoyarse del escritorio.
-"Adrian, ya te había dicho que no me vuel-"-
-"Adivina a quién encontré? Una pista, es pequeño, tiene ojos azules y-"-
-"¿Dónde? ¿Cómo diablos...?¿Dónde está Rachel?"-
-"en el hospital, cuida tu lenguaje y no sé"- Vincent se llevó los dedos al puente de la nariz, cerró los ojos y trato de respirar profundamente. Lidiar con Undertaker, nunca fue fácil, en especial cuando se emociona por algo. Sin embargo el peliplata era lo último que pensaba, en su cabeza llovían miles de preguntas. Dijo que no sabía dónde estaba Rachel, entonces encontró al niño solo en un momento descuidado o algo le había pasado a su ex esposa.

-"¿Donde diablos estás ahora mismo?"-
-"En Londres, dónde siempre he estado, esperándote, es un poco aburrido sin tí desde que escapaste"-
-"Yo No Escapé"- dijo despacio y profundamente. Un tono de advertencia que reconocía bastante bien Undertaker.
El peliplata supo que no debería de seguir por ahí, así que intentó con algo más.
-"Deberías de verlo, su carne ya no es tan tierna como años antes, pero sigue siendo un exquisito angelito"- frunció sus labios de cereza en una mueca, pero antes de contestar o siquiera formar la imagen mental de cómo se vería su propio hijo actualmente, el timbre sonó.

Desde dentro pudo escuchar la voz varonil con un marcado acento Alemán.
-"Gute nacht, Angela"-
-"Bienvenido, Diederich, por r favor pasá, mi marido está en su estudio, supongo que están ocupados hablando de negocios"-
-"Así es, usted también estará ocupada con las cosas del hospital, supongo, oí que rechazó la oferta de ser la directora de cirugía"-
-"mi reputación me procede, tengo mis motivos"-
-"y bien fundamentados, con permiso"-
El sonido de los pasos sonaba cada más fuerte hasta que la sombra se filtro por debajo la puerta.

-"pasa"-
La puerta se abrió y reveló la siempre airada cara del Alemán.
-"Buenas noches, Lord Diederich"- una sonrisita jugó en sus terzos labios y el pelinegro lo maldijó mentalmente.
-"Phantomhive"-
La cabeza del mencionado se inclinó hacia un lado e hizo una expresión digna de un cachorro, como siempre hacia cuando el extranjero era tan cortante.
-"Por favor, toma asiento o sirvete una copa, creo que compre una cerveza alemana hace poco"- camino con la mano en la espalda y cerró la puerta con seguro.

-"Ja! Si fuera una verdadera cerveza alemana ya estarías en coma etílico"-
El mayor sostuvo la cerveza por un momento y vió con gracia, que en efecto, no era tan auténtica como Vincent presumía.
-"No tienes que ser tan alemán, Dee"- cuando Diederich levantó la mirada para contestarle, el peliazul ya estaba junto a él, acercándose peligrosamente.
-"y tú tan inglés"-
Antes de que pudieran cruzar esa delgada y fina línea. El más alto se apartó.

-"En tu casa no..."- miro para otro lado -" si no recuerdas, está tu esposa en la sala"-.
-"Vamos Dee"- sus manos acariciaron sus hombros hasta rodearlo en un abrazo maligno. El otro hombre estaba reacio a mirarlo, sabía que se rendiría fácilmente si miraba a sus ojos grises, caería en tentación.
-"no seas malo con el pobre mí, te he extrañado tanto~"-
Su mano enguantada acarició su mejilla y tomo firmemente su barbilla obligándolo a verlo.
Entonces ya fue tarde para el Diederich, pero cómo poder culparlo cuando el Phantomhive era él infierno en la tierra.

Daddy IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora