Angela Durless

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A primera vista parece que Grell Sutcliff y Ángela Durless no tienen nada en común más que su particular afición por el color rojo y el gusto por la moda, pero en realidad los une un profundo lazo fortalecido a lo largo de los años, en cuando llegó a tierras británicas fue directamente a su casa, Grell la recibió y consoló, era extraño pensaba ella, qué pudo encontrar más consuelo en los brazos de su amigo que en los de su esposo.

Desde que ambos se enteraron de la noticia se empezó a comportar extraño, por más que quiso acercarse para hablar, él de manera cortes rechazaba todos sus intentos, aislándose a si mismo, a veces lo encontraba con una extraña mirada en sus ojos oscuros, un destello que nunca había visto en él, simplemente sentado mirando a la nada con un cigarro entre sus largos dedos. Viendolo a través de la puerta entrecerrado parecía tan distante, era consiente de que a ambos les afectó de manera diferente. Vincent y Rachel tenían historia juntos, maldita sea, más que historia, tenían un hijo juntos.

Regresaron viejos hábitos del principio de su matrimonio, como quedarse en la cama hasta la madrugada arrepiendose de enamorarse de su cabello azulado, de sus ojos misteriosos, de sus ademanes de caballero inglés, incluso de su lunar, sentía que la culpa la asfixiaba, oh su pobre hermana, luego se preguntaba a si misma: "¿ Valió la pena?". Romper los lazos con su hermana y sobrino por Vincent Phantomhive, ¿valió la pena?
No sabía la respuesta... O simplemente no quería decirla en voz alta.

Ahora su mente la volvía a atormentar con recuerdos de días lejanos, el que más le dolía en particular fue el día que nació Ciel, ella fue la doctora que lo recibió, lo cargo en brazos y al principio se asustó por el bebé tan pequeño, fue un parto difícil para Rachel que tenía un cuerpo tan frágil, sin embargo su sonrisa cuando el niñito les dejo ver sus ojos azules, supo que lo iba a adorar como propio. Nunca podrá engendrar hijos propios desde su accidente, pero eso ya no parecía importante cuando al llegar de visita escuchaba a la vocesita infantil gritar "Tía Ann" y un abrazo.
Y después estaba Vincent, quien llegó un año después del divorcio diciendo que la amaba y su extraña insistencia de mudarse fuera de Londres.

Angelina Durless-Burnett sabía lo que tenía que hacer justo en el momento que recibió la terrible noticia de la muerte de su hermana. No podía dejar a su sobrino desamparado. A su entender, ahora ella era la única que podía cuidar de él.

Una de las tristezas más profundas en su corazón fue el distanciamiento de su familia, pero talvez ahora era su oportunidad de enmendar todos los errores de su pasado para con su hermana cuidando a su hijo. Podría empezar a subsanar su corazón roto cuidado el corazón del niño.

-"¿Qué haces aquí?"- aunque Sally uso un tono amable se podía sentir la hostilidad escondida entre palabras.
-"¿Dónde está? Sé quedara conmigo, ahora yo lo cuidaré"-
-"oh, como lo cuidaste todos estos años mientras dormías con su padre, ni siquiera mereces verlo"-
No dejo ver cómo le afectaron sus crudas palabras. Le dolían porque eran ciertas, insufriblementes ciertas, pero por eso estaba aquí, si almenos podía asegurar que Ciel esté bien, si podía entregarle todo su amor y esmeró, podría vivir consigo misma de nuevo.

-"Sabes que no hay nada que discutir, legalmente ahora está a mi cuidado"- Sally la interrumpió -"Vincent adjuró de su paternidad qué harás con él"-
-"P-pensaré en algo"- suavizó un poco la voz -"sé todo lo que has hecho por ellos dos y te lo agradezco, pero no tienes ningún derecho sobre él. Ahora está a mi cuidado"-

Era inútil oponerse, una batalla perdida desde el principio, ambos lados lo sabían.

Era inútil oponerse, una batalla perdida desde el principio, ambos lados lo sabían

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La gota de sangre arruinó el impecable reflejo de su lustro zapato. Levantó su cabeza y pellizco el puente de la nariz para tratar de parar el sangrado, aún así no era lo que peor le dolía. Quien diría que el desgraciado de su "hermanito" golpeaba tan fuerte. Lo echó de su consultorio a la calle sin más. Lo único bueno era que la gente ya no pasaba por ahí a esa hora tan impia, se recargo contra la puerta que leía "Dr. Claude Faustus" dejando caer la cabeza hacia atrás y cerro fuertemente los ojos, pero la presión de sus párpados no era suficiente para él, así que se llevó las palmas a la cara, se arrastró lentamente al suelo, sintiéndose aún más enfermo cuando no pudo contener los quebrados sollozos.

-"¿Claude? ¡Claude Déjame salir!"- pudo escuchar desde afuera.
-"Lo siento, Ciel. No fue mi intención asustart-"-
-"¡Si no querías asustarme, No me encierres en primer lugar!"- respiraba pesadamente -"¿Qué te pasó? ¿Dónde está Sebastián? ¿Por qué pelearon? ¿Lo lastimast- No te voy a perdonar si lo lastimaste ¡Sebasti-"- se apresuraron pasos hacia la puerta, pero el adulto le bloqueó el pasó
-"!Quítate! ¡Déjame ir con Sebastian! ¡Seb-Sebastian!"- los gritos se volvieron más angustiosos, él mismo se volvió un experto en Ciel, conocía al niño al derecho y al revés, estaba sufriendo un ataque de pánico, rápidamente se levantó y su mano envolvió el pomo pero no sé atrevió a hacer más.

-"Ciel, Ciel cálmate por favor"- los gritos se detuvieron pero su respiración seguía siendo agitada.
-"Sebastian está bien, solo que ahora no puede verte"- seleccionó cuidadosamente cada palabra.
-"¿Dónde está?"- exigió
Claude tomó un profundo respiró reuniendo toda su empereza para lo próximo que iba a decir.
-"Recuerdas que te había dicho que incluso las personas que amamos nos pueden lastimar, sé que para tí Sebastián no hizo nada para asustarte, pero él..."-
El niño negó con la cabeza sabiendo lo que estaba a punto de decir. Sus labios pronunciación repetidamente 'no' pero no pudo encontrar su voz.
Sabía que no había manera de impedir que Claude terminara de pronunciar las malditas palabras, las malditas mismas palabras que había pronunciado antes hace mucho mucho tiempo, así que se llevó las manos a las orejas y finalmente sus cuerdas vocales se dignaron a cooperar. No sabía cuándo había emocionado empezado a llorar.
-"¡No es verdad! ¡No es lo mismo! ¡Mientes!"-
Quería gritar más, quería gritar hasta que Claude entendiera lo que pasaba entre él y su... Entre él y su príncipe, pero vómito en su lugar cayendo de rodillas y ya no supo nada más.

 Entre él y su príncipe, pero vómito en su lugar cayendo de rodillas y ya no supo nada más

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Daddy IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora