DOS

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TYSON CUSIC.

Caminamos hacia la biblioteca. Alondra seguía sosteniendo mi mano, tomé su muñeca y la obligué a soltar mi mano.

—Oye, ¿Qué te pasa?—Pregunté molesto, le di la espalda para irme.

—Yo lo siento, me pasé lo sé.

¿Quién se cree para hacer eso? Estuve a punto de decir una idiotez pero mejor preferí aguantarme, después de todo eso ayudo, no me sentía capaz para hablar con ella. Todavía me siento ¿resentido?

—Me voy, si Derek y Lucia preguntan por mí, tú diles que me sentí mal o algo así.

Me miró por unos segundos pensativa, con cierta duda habló.

—Bueno...Yo también ya quiero irme, si no te molesta podríamos irnos juntos.

—La verdad me da igual. —Me encogí de hombros caminando.

—¡Oh! Pero no creo que nos dejen salir.—Chasqueó la lengua.

—Lo sé.

Alondra hizo una mueca de confusión.

—¿Entonces?—Cuestionó poniéndose a mi lado.

—Bueno, yo voy a escaparme, no sé tú si te atreves.

Abrió la boca para decir algo pero no dijo nada, solo asintió con un leve movimiento de cabeza.

—¿Lo has hecho antes?—Pregunté sonriendo como el gato de Cheshire.

Este tipo de cosas son divertidas, nunca antes una chica se había atrevido a escaparse conmigo, bueno a excepción de ella cuándo queríamos pasar tiempo a solas. Los ojos oscuros de Alondra me miraban con atención.

—No, nunca.—Suspiró, luego miró hacia todos lados.

Sonreí de manera maliciosa.

—Sigueme.

Caminamos por el pasillo, luego nos desviamos hacia el portón trasero de la secundaria; ahí es por donde entran los buses escolares, nos quedamos tres minutos esperando a ver si mirábamos a alguien más, no había nadie así que ambos nos acercamos trotando hacia el portón, eché un ultimo vistazo hacia atrás.

—Bien, esto es así,—Me quité la mochila— tira tú mochila hacia el otro lado del portón, con ella no vas a poder subirlo.—Aconsejé tirando mi mochila, asintió, dudosa se quitó la mochila y la empujó hacia el otro lado del portón—Tú vas primero.— Mire hacia atrás, verificando que nadie nos estuviese grabando— Pones el pie en esa piedra, metes tu otro pie entre los agujeros del portón luego te sostienes fuerte y lo trepas a como pueda ¿Captaste?—Ella negó con la cabeza, sus manos empezaron a temblar, me miró con nerviosismo y retrocedió dos pasos.

Porque Maté A Alguien Por Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora