DOCE

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TYSON CUSIC

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TYSON CUSIC.

He estado luchando por cuatro horas contra el sueño pero aún no logró dormir. Empiezo a frustrarme así que opté por rendirme, busqué mi teléfono para observar la hora por octava vez, ya casi amanece y yo no he podido dormir ni tres minutos.

Me levanté de la cama y caminé hacia la cocina, me dirigí hacia el refrigerador, me quedé de pie frente a este, pensando si abrirlo o no. Podría darme frío, o quizá no haya nada dulce que fue lo que se me antojó.

—Me suicidaria pero me da flojera.—Comenté, como si alguien me hubiese preguntado que era lo que quería en ese momento.

Caminé hacia la ventana y corrí la cortina, ya se podía ver un poco las nubes, todo se veía tan sereno y relajante, entonces me llegó algo a la mente.

Quería hacer cualquiera cosa, algo que requiera diversión u algo por el estilo, es sábado y no todos los días son sábados. Recordé que ayer mientras trotaba por la tarde cerca del parque, Karine, una chica de 19 años; vecina de mi padre, entre charlas y bromas me ofreció ir a su casa a hacer una "pijamada". En el momento en el que ella me lo preguntó no me sentía bien emocionalmente, mi cabeza estaba desubicada por toda esta mierda pero en este momento siento la necesidad de aceptar su oferta. Aburrimiento ¿Quizá?

Me dirigí hacia mi habitación, me puse un buzo negro y una suéter gris, luego me coloqué los primeros tenis que vi, a pasos lentos salí de mi habitación, me dirigí hacia la habitación de mi padre para asegurarme de que él estuviese dormido, tomé mi teléfono y entré al WhatsApp, da la casualidad de que ella se encontraba en línea, no dude y le escribí, no tardó ni siete segundos cuando la chica ya me había contestó con un "Sí" junto a dos emojis.

Salí lo más silencioso posible de la casa de mi padre y di marcha hacia la casa de Karine. Una ola de viento chocó contra mí cara, no había ruido alguno, solo podía escuchar el sonido que provocaban mis pasos. Todo estaba tan hermosamente silencioso hasta que escuché un ruido extraño, he de admitir que me dio un poco de miedo así que apresuré el paso, mientras más caminaba más cerca se podía escuchar el ruido que poco a poco logré identificar como un llanto.

¿Un demonio?

A lo lejos divisé una figura femenina, caminaba a pasos torpes, achique mis ojos pero la oscuridad no ayudó a mi miopía. Podría ser una chica herida, o una asesina en busca de su próxima víctima. Me acerque a pasos agigantados, tratando de encontrarme algún rasgo que se me haga parecido a alguien pero no logró distinguir, hasta que escuché ese lamento.

—¡Te odio, Jyle! ! ¡Te odio! ¡Maldita sea te odio!—Le gritó al viento, como si estuviese a punto de explotar, incluso su voz se escuchaba entrecortada.

Sentí una punzada en el pecho, una corriente fría corrió por mi espina dorsal. Me dolia verla así, tan frágil como un pétalo a punto de rasgarse.

—¿Gritar en la madrugada y en media calle es tú pasión?—Pude haber dicho algo mejor pero fue lo único que se me ocurrió. Me acerque, se veía lo rota que estaba a través de sus llorosos ojos. Solo senti la necesidad de guardarla entre mis brazos, ella necesitaba un sostén y yo no dudé en convertirme en uno— Vas a estar bien cariño, no estas sola.

Entonces mi teléfono empezó a vibrar en mi bolsillo. Sabía quien era y el porque llamaba. Jyle rompió el abrazo, se percató de la llamada y por lo que noté estaba esperando a que yo la contestara.

—Apareces cuando más te necesito.—Nuevamente entrelazo sus brazos alrededor de mi torso, se aferró a mi con tanta fuerza que sentí ese toque hasta lo más profundo de mi alma.

—Solo quédate, por favor solo quédate conmigo, no te pido que me ayudes solo necesito que te quedes porque sin ti me siento tan sola y eso me aterra. Yo sin ti me siento una mierda.

—Jyle...

—No te vayas, Tyson, por favor.

—Jyle.

—¡Promételo!—Tomó mi mano y la acercó a su pecho— ¡Hemos estado juntos casi toda la vida! Mi corazón... Duele malditamente horrible cuando tú no estás conmigo.

Di un paso hacia ella, cortando la poca distancia que habíamos creado. Me acerque tanto que nuestras narices se rosaron.

—¿Quién te dijo a ti que yo me iría?—Uni nuestros labios. En ese momento lo olvidé todo, lo único que estaba en mi mente era lo que ese beso provocaba en mi.

 En ese momento lo olvidé todo, lo único que estaba en mi mente era lo que ese beso provocaba en mi

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¡Ey!

Gracias por leer.

Leo y releo este capítulo y el anterior, jamás crei que yo pudiese escribir tan lindo sobre el amorsh, vaya vaya...:O. Debería convertirme en la próxima Romea JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJA (Chistes mierdas)

Me he dado cuenta de algo. 20 personas me leen con frecuencia y solo 2 personas apachuran la estrella, ¿KHOMO AZZZII? :/

LES AMO MUCHO CON BASTANTE.

Keil Pravia

Porque Maté A Alguien Por Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora