TYSON CUSIC.
Alondra no ha dejado de enviarme mensajes, pidiéndome una explicación del por qué no le hablé, y yo decidí solo ignorar sus mensajes. No tengo tiempo para esto, solo me invade la incertidumbre, no puedo pensar en nada más que en eso, en cuánto a Jyle, me citó en el callejón 15, dónde solíamos vernos cuándo sus padres no trabajaban.
¿Iré?
Si.
¿Por qué?
No lo sé, solo siento la obligación de ir.
Me coloqué el suéter, me até los tenis y salí de mi habitación, busqué en todos mis bolsillos mi teléfono, no lo encontré así que regresé.
—¿Buscas esto?—Cuestionó mi madre, entrando a la habitación con el teléfono en la mano izquierda— Ayer llegaste tan cansado que incluso dejaste el teléfono tirado sobre el suelo.
Sonreí y acerqué mi mano, levantó una ceja y lo alejó, chasquee la lengua y di un paso hacía ella, levantó el teléfono a la altura de su cabeza e intentó que yo no lo alcanzará pero mis 1,78 hizo que fracasará en el intento, levanté la mano y se lo arrebaté, me sorprendieron sus brazos rodeando mi torso.
—Últimamente pasas más tiempo en casa de tú padre—Murmuró abrazándome más fuerte—, no piensas irte a vivir con él ¿O sí?
Se sentía raro, no es muy habitual este tipo de contacto entre ella y yo, estos últimos días está tomándose el papel de madre muy enserio, y es extraño que de un pronto a otro quiera ser más atenta conmigo, me hace sentir un poco inquieto.
—No, ni siquiera lo que considerado, así que tranquila, aquí me vas a tener por un tiempo más.—Sonreí y me aparté de ella.
Guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalón, me quedé quieto, algo incómodo, esperando a que ella dijera algo, fingí una sonrisa y que pasé por su lado izquierdo, caminando hacía las escaleras, bajé los escalones de prisa, fui hasta la mesa y agarré las llaves de la casa.
—¿A dónde vas?—Curioseo mi madre, observándome de pie sobre el penúltimo escalón.
—Aaaah, yo... Voy a ver a ¿Derek?
Bajó los escalones que le faltaban, se acercó con los brazos cruzados y una expresión ceñuda.
—Pero no me preguntaste si te dejaba ir. —se acercó al sofá y se recostó— Tengo mala memoria porque no recuerdo que me lo hayas preguntado.
No ahora por favor, no necesito que ahora actúe cómo una madre sobreprotectora cuándo nunca lo ha sido.
—¿Cómo?—Arrugue mi frente y reí un poco comfundido— Creo que tengo la edad para decidir a donde ir y a donde no.
Negó, haciendo un sonido con su boca.
—Tú aún eres menor de edad, yo sigo estando a cargo de ti, por lo tanto, Tyson Cusic...
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Porque Maté A Alguien Por Ti ©
Novela JuvenilAmar puede ser la salvación y a la misma vez la perdición. TODA COPIA o ADAPTACION será DENUNCIADA POR DERECHOS DE AUTOR.