NUEVE

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TYSON CUSIC

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TYSON CUSIC.

Vamos dilo.—Habló Derek, mientras se colocaba el cinturón de seguridad—Estoy esperando.

Apreté mis labios y resople.

—¡Esto es una mierda!

—El amor, el amor es una mierda.

Así es Jyle cuando no le encuentra la solución a un problema, me llama y espera a que yo lo resuelva. Siempre fue así, cuando ella se ahogaba en los problemas sin dudar me convertía en su salvavidas.

Sé que fui un gran estúpido al volver, yo solo quería verla, quería permanecer junto a ella una vez más, y cuando leí su mensaje a mi mente llegaron todos esos momentos donde ella y yo éramos felices, porque si, si existieron esos momentos dónde todo era arcoíris y chocolates empalagosos, evidentemente no duro mucho. Por un momento creí que esos momentos regresarían pero olvidé de que la Jyle que conocí ya no existe.

—El amar puede ser la salvación y a la misma vez la perdición. ¿Qué curioso, no?—Giré mi cabeza hacia Derek, quien me había estado observando con una expresión algo nostálgica, con una mirada decaída y los labios un poco abiertos.

—Si, eso es una mierda muy confusa.

—Oye Derek—Aclaré mi garganta—, Yo...este, yo quiero disculparme por ya sabes, ¿No? La estúpida discusión que tuvimos, porque si fue estúpida, hay que admitir que fue estúpida.

Derek arrugó su frente y me observó de manera analítica, resopló y se echó una carcajada que hasta a mi me contagió. Ambos nos estábamos riendo como imbeciles cuando en realidad queríamos llorar, pero es mejor reír que llorar, ¿Cierto? Es mucho mejor que te duelan las mejillas por reírte de manera estúpida a lidiar con los mocos queriendo salir de tu nariz, sentir tus ojos hinchados y un dolor de cabeza de la mierda.

—¿Piensas ayudarla?

Deje de reír para arrugar mi entrecejo.

—No. Ya he malgastado demasiado dinero en ella, además que la ayuden sus amigos por los cuales tiene esa deuda.—Rasque el puente de mi nariz y giré mi cabeza en dirección a Derek—Le prometí a mi padre que saldría de esto.

—Así es como tiene que ser cabron.—Ánimo. Colocó su mano sobre mi hombro y me sacudió un poco.

—Ya vámonos, debe ser muy tarde.


—Y todos gritaban: ¡Qué asco! Mientras que yo gritaba: ¡Es la mejor película que he visto en mi fucking life!—Vicofero Alondra, contándonos su experiencia viendo una película caníbal con su familia.

—¿Cómo se llama?—Cuestioné llevando la papa frita a mi boca.

—Raw.—Replicó Alondra, sorbiendo de su soda y observándome con una sonrisa muy alegre, de repente tomó una de mis papas fritas y la comió, maldije en voz baja, chasquee la lengua y alejé mis papas fritas de ella.

Porque Maté A Alguien Por Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora