Mí profesor [AiBaku]

Capítulo 11 : Las cosas que cambian

— ¿Estás...bien?

Shota trato por todos los medios no verse triste porque su alumno se alejará de él.

—Sí —respondió secamente Katsuki —Ve a trabajar, termino de lavar esto y me iré a casa.

Aizawa arrugó el ceño en desacuerdo con el menor.

—Ya sabes que te llevaré es peligroso a esta hora.

—Estan mis padres en casa, ¿cómo piensa explicar la hora en que llegue a casa? —cuestiono con una ceja alzada y el pelinegro suspiro rendido —Vaya a trabajar.

—Mandón —intento acercarse pero apenas lo hizo el menor retrocedió chocando contra la pared de la cocina.

Los ojos de Bakugou le daban una sola advertencia y era que se alejará, de inmediato.

Y lo peor es que no entendía el porque de esa advertencia.

¿Acaso le había hecho algo y no se había dado cuenta? ¿O cuidar de Eri representaba un mayor problema de el que creía para su alumno?

Le pareció escuchar un suspiro y en menos de dos segundos tuvo frente suyo una magdalena de chocolate.

—Los hice con Eri —argumento Katsuki cuando lo tomo.

— ¿Por san Valentín? —estaban cerca de esa fecha pero al ver como el rubio se sonrojaba pensó que hubiera sido más inteligente tener la boca cerrada.

—Ve a trabajar de una vez —se volteó llendo a lavar los platos en la cocina —Y a Eri le gustaría un vestido de compensación en el maldito día blanco*.

[Para aquellos que no lo sepan en Japón se acostumbra que las personas que recibieron chocolates el 14 de febrero den algún tipo de devolución el 14 de marzo, se dan chocolates blancos o objetos blanco]

— ¿Y tú no vas a querer nada Bakugou? —cuestiono viendo la magdalena.

El rubio se sonrojo e ignorando lo que dijo se fue a la cocina haciendo a el mayor bufar porque se le había ido otra vez, sin hablarle.

No lo entendía desde ese día hace ya unos meses en donde lo encontró animando a Kaminari el menor había estado actuando extraño con él y eso le preocupaba bastante.

Eri, como su pequeña espía, le dijo que Bakugou actuaba normal en la guardería y con ella, que el problema lo tenía solo con él.

El pelinegro suspiró mientras se sentaba en la silla, su dormitorio contaba con un pequeño escritorio donde unos papeles de la escuela le miraban y se debatió el volver a intentar hablar con el menor o combatir contra esos papeles.

Pero comparado con Bakugou tenía más oportunidades de ganarle a esos papeles así que tomo su lapicera e inicio.

—Kacchan...¿me puedes leer un cuento? —pidio Eri quien llegó a la entrada justo cuando el rubio estaba por irse —No puedo dormir y no quiero molestar a papi.