—La quiero devuelta a las ocho en punto, ¿entendiste mocoso? —gruño Shota —Ni un minuto más ni un minuto menos.
—S-Sí señor —tembló el menor.
—Kacchan, ¿no crees...?
—Solo un segundo más pulga —la interrumpió Katsuki —Esto es demasiado divertido.
Eri hizo un puchero, ella no veía lo divertido en que su padre estuviera atormentando a su novio.
El rubio se rió un poco más enternecido por su actitud y le colocó amorosamente una mano en su cabeza, dándole leves mimos.
—Muy bien, tu ganas —sonrió el rubio —Ve a salvarle el culo a el idiota de Kota.
La albina sonrió y le dio un fuerte abrazo porque sabía que el rubio bien la pudo haber retenido unos segundos más.
—Gracias Kacchan —dijo y se volteo yendo deprisa hasta la puerta — ¡Papá, ya nos vamos! Kota vámonos.
El pelinegro sin dudarlo tomo la mano de la albina aunque eso le ganó una mirada asesina por parte de el mayor y ambos salieron juntos de la casa.
Aizawa estaba con el ceño fruncido hasta que sintió unos brazos envolver su cintura y la mirada escarlata que estaba por sobre su hombro. El rubio seguro se burlaría de sus paternos celos todo la vida.
Pero al menos, le daría consuelo en el proceso.
Su pequeña hija, su hermoso tesoro y joya divina había cumplido los dieciséis años, como había esperarado se convirtió en una joven hermosa, con su albino cabello rizado hasta su espalda y ojos carmesí iguales a los rubíes.
Pero su niña no solo era bella sino también inteligente, muchísimo.
Eri había entrado a la Yuei, sin su ayuda o la de Hizashi que como profesores pudieron hacerle una recomendación pero no, ella entró por mérito propio quedando en la sobresaliente clase A gracias a sus notas académicas y récord deportivo.
En la Yuei, volvió a reencontrarse con su amigo de la infancia, Kota Izumi que también quedó en la clase A junto con ella.
Decir que Eri estuvo eufórica y feliz durante toda la primavera sería quedarse corto, la albina prácticamente le saltó al pelinegro en la ceremonia de apertura para darle un fuerte abrazo y lloro sobre su hombro hasta que Kota logro calmarla.
Ambos estaban felices de verse y volvieron a ser amigos pero, siempre hay un pero, los dos habían crecido y aunque Kota siempre tuvo sus sentimientos claros por la albina, ella no los tenía.
Eri tan inteligente como era, no sabía como poner en palabras el sentimiento que tenía cuando miraba al pelinegro, cuando esté le sonreía durante las clases o hacia alguna travesura con sus amigos, las risas divertidas que soltaba o su manía por quejarse por la cantidad de gatos que tenía su tía en su casa. Todo lo que él hacia para ella era magnífico, gracioso y al mismo tiempo, difícil porque no comprendia el alcance de sus sentimientos.
Y aunque la menor tenía muy buena relación con sus padres, le daba mucha vergüenza hablar sobre sus sentimientos y más aún tratar de explicarlos, se podría morir de tanta vergüenza.
Pero para su suerte, cierta persona se dio cuenta y le brindo consejo.
Katsuki, para él era bastante obvia su actitud hacia Kota y también sabía de los sentimientos de el pelinegro hacia la albina desde que eran unos niños.
No obstante, eso no quita el hecho de que Eri se halla muerto de vergüenza cuando su segundo padre le dijo que estaba enamorada.
Literalmente, se sonrojo tanto que sintió vapor salir de sus orejas, Katsuki le tuvo que poner un ventilador en la cara y darle mucho agua para que pudiera recuperarse de tal impacto.
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Mí profesor [AiBaku]
FanficKatsuki Bakugou estaba molesto, nada fuera de lo usual para la clase 1A. Siempre lo estaba de todos modos. Pero lo que intrigaba a todos era la razón de su enojo porque el rubio no disimulaba para nada cuando fulminaba con la mirada a su profesor de...