Capítulo 15: Secretos y distancia

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—Entonces...¿ya no te quedarás más a dormir?

Eri apretó de forma inconciente el peluche de oso que estaba en su manos y Katsuki uso todo el autocontrol que poseía para no ceder ante esos ojitos rojos que parecían apunto de llorar.

Estaba siendo egoísta, sí. Estaba lastimando a Eri, sí.

¿Sentía culpa? Muchísima pero podía vivir con ella a diferencia de la opresión en su pecho que se presentaba cada vez que veía a Shota.

—Pulga, no es como sino me gustará estar aquí contigo —se agachó quedando de rodillas en el piso y acuno las mejillas de la menor —Es solo que ya soy un alumno de segundo año, tengo que pensar en mí futuro y esas estupideces. Para eso debo estudiar, ¿lo entiendes Eri?

La menor asintió restregando su mejilla contra la palma áspera de su mano, aquella mano que le acariciaba con cariño los cabellos antes de dormir y le tocaba la frente al despertar.

Quería que se quedará.

Pero no podía decírselo en voz alta.

Katsuki termino por pararse y le dio un beso en la frente cosa que hizo que sintiera un calor en su pecho porque era la primera vez que hacía eso. Era un gesto tan dulce que su pequeño corazón se sintió conmovido.

—Además estaré en All Migt, ahora que Inko-san tuvo a su hija no pudo dejar al idiota de Deku solo.

Eri rió un poco por su comentario y el rubio sonrió.

Iba a decirle un par de cosas más a la albina antes de irse, como que se cepillarse los dientes antes de ir a dormir y que no comiera dulces entre comidas pero unos ruidos provinientes de el último cuarto de el departamento lo detuvieron.

Aizawa estaba despertando de su siesta y él como un idiota aún no se había ido. Pudo haber dejado a Eri durmiendo en su habitación e irse en la noche pero eso le supo mal, la albina podía despertar en medio de la noche y no verlo la asustaría asi que por eso la despertó antes de irse.

Para decirle que a partir de ese día, él ya no dormirá en la casa de los Aizawa y uso un motivo tan estúpido como que necesitaba concentrarse en sus estudios.

Un ruido más fuerte que resonó en todo el departamento fue lo que hizo que tomara el picaporte y le diera una última sonrisa a Eri.

—Portate bien pulga, dejé un poco de comida para el desayuno de mañana —abrió la puerta dejando que una pequeña brisa pasará —En All Might prometo estar siempre contigo.

Eri asintió viendo como en la oscura noche de verano el chico rubio que la había cuidado por casi un año desaparecía por completo de su vista, dejándola en un estado de tristeza difícil de ignorar.

Unos pasos sonaron a su espalda y volteó viendo como su padre con rostro cansado se frotaba los cabellos negros, buscando con la mirada algo que faltaba.

—Me pareció escuchar la voz de Bakugou...—dijo en su dirección — ¿Que sucedió? ¿Porque estás en la puerta Eri?

La albina apretó el peluche ocultando su rostro, su padre no debía ver que estaba por romper en llanto porque se preocuparía y no quería eso. Era lo que menos deseaba.

Las trenzas que le había hecho Katsuki se habían desechó dejando su cabello albino más rizado que de costumbre, por ende su rostro estaba bastante cubierto como para que alguien notará su expresión.

Pero su padre no era tonto.

Sintió como fue alzada en brazos, su padre no era tan rápido como el rubio para eso pero la sostenía más fuerte contra su pecho y eso hacia que sintiera más su calor, su comodidad y bajará la guardia dejando que unas lágrimas cayeran en el hombro de Shota.

Mí profesor [AiBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora