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Narra

El payaso que estaba siendo llevado al asilo de Arkham era vigilado por dos patrullas y motocicletas, claramente tenían que tener precaución para llevarlo no quería que se desatara un ataque de locura como solía pasarle.

Todo el traslado de la comisaria hacía Arkham había salido bien, nada de ataques de locura provienientes del comodín, como siempre era resivido con burlas por parte de alguno que otro criminal. No les tomaba importancia las palabras que le decían.

Al llegar a su celda que está estaría adornada con cosas a referentes hacía Batman, las miró detenidamente tomando entre sus manos un peluche de el, suspiro y lo abrazo, lo alzó y comenzó a miearalo.

"Es tan difícil que bats diga que me quiere, ¿Tu me quieres bati-peluche?". Hablo como si fuera un pequeño.

Con sus manos había echo que el peluche asintiera y eso hizo que una sonrisa se hiciera presente, no era una llena de locura si no una muy tierna. Llevo el peluche a sus labios y deposito un beso en su frente dejando una maraca de un beso pintada en el.

Aveces, se preguntaba por qué era así de cortante y frío el protector de Gotham, aveces solo quisiera que fuera un poco cariñoso con el. Aquella sonrisa tierna que ebosaba en su rostro se fue después de recordar que no se metiera en sus asuntos privados.

Esta vez tenía un plan de escapar pero no sabría a donde, podría ser a la ciudad más cercana que era Metrópolis, ahí estaba su amigo Lex Luthor, tal vez una visita pequeña sería lo mejor, después de todo no lo había visto durante hace ya algunos años, pero también estaba en duda con su persona misma, preocuparía a su querido murciélago.
Después de un rato lo pensó. Mandaría al diablo al murciélago después de lo que le dijo ni ganas daban de verlo, tomo su peluche en sus manos para salir con una bomba clásica de ahí.

Escapó y ahí es donde las alarmas de asilo de Arkham jamás sonaron era extraño, pues cuando un reo hace alguna explotación para huir de ahí sonaban las sirenas pero en esta ocasión no lo hicieron. Poca importancia le dio que se fue rápido de ahí a la ciudad "Vecina".

Antes sin aver pasado a su guarida y cambiarse ese horrendo oberol naranja y ponerse su típico y hermoso traje púrpura por cual era característico. Tomó una pequeña maleta que ha la preparado con algunas cambias de ropa, aún no tenía definido el tiempo que estaría de visita, tomo al peluche y también lo puso ahí donde estarían guardadas las ropas que llevaría con su persona.

Estaba tan emocionado por ver a su amigo calvo, que ya sabría cual sería la cara que pondría cuando lo viera.

Aquel villano después de dar algunos pasos vio a un tipo en su auto claro no hacía nada más que fumar un cigarro, el comodín después de amanezar al tipo con una de sus navajas y ver que no se inmutaba por la presencia del arma, tomo sus cabellos y clavo una y otra vez aquel objeto en su cara, hasta dejarlo sin vida, algunas risas se le habían escapado al payaso al terminar de cometer su crimen pero algo le faltaba.

"¿Sabes?, Te dejaré una linda sonrisa en tu ¿Cara? Bueno lo que queda de ella ¡HAHAHAH!". Hablo entre risas mientras nuevamente tomaba bien el objeto que estaba cubierto de sangre. Unos minutos bastaron para que el tipo con el rostro desfigurado tuviera una muy notable so risa de oreja a oreja. –"¡Te ves divino!, Vaya que te deje muy lindo cariño, ahora tienes una hermosa sonrisa".

Después de terminar la obra de arte que había echo con sus propias manos, fue por el maletin y  abrió el carro bajando y arrastrando al hombre muerto, arrastró al tipo hasta la acera. Al terminar de dejar el cuerpo nuevamente tomo el rumbo al auto y lanzó el maletín de la ropa que tenía y lo coloco en el asiento del copiloto, limpio un poco con su mano la sangre que estaba en el asiento del conductor para posteriormente sentarse  y cerrar la puerta del automóvil. Arrancó y se dirigió con una gran sonrisa hacia la casa de su querido y viejo amigo.

Había parecido que el viaje había sido largo, pues no iba ni a la mitad del camino y ya quería regresar, sentía un malestar, no del estomago. Si no uno más profundo que sentía que podría morir de ¿Tristeza?, Era más que obvio que eso no sería o ¿Si?. A pesar de estar loco, no tendría que dejarse llevar por aquellas emociones. No quería verse débil, sumiso, como otros. Quería desmostrar ser fuerte, pero. "No tienes por qué esforzarte por mi, hacia me haces feliz" esas palabras que una vez escucho resonaban una y otra vez.

Sabía de quién eran esas palabras de su difunta esposa la cual amaba con toda su alma. Trataba de recordar su hermoso nombre pero nada. No entendia como pudo recordar eso, cuando se había lanzado a los  químicos jamás volvió a recordar nada de su horrible y triste pasado. Pero mejor decidió ignorar aquello, no quería seguir recordando la vida que no pudo darle a su amada esposa.

Después de unas horas llegó a la ciudad de "Metrópolis" ya que un cartel le había indicado que ya había llegado al destino. No pudo ebosar una sonrisa ya quería ver a su calvo quería asegurarse de que aún estuviera calvo y malumorado como siempre. Detuvo el asunto en un estacionamiento algo alejado de la ciudad pues sus manos estaban llenas de sangre ya seca de la vida que había cobrado en la noche. Pues técnicamente había durado unas horas en la carretera que ya había amenecido. Trato de buscar algún lugar para ir a lavarse y cambiar su camisa la cual también tenía sangre ya seca en ella.

No esperaba el momento para ver a su querido amigo.

🦇ᴛᴜ ᴍᴇ ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄᴇs [ʙᴀᴛᴊᴏᴋᴇs]🃏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora