V. Invasora

116 12 1
                                    

A esas altas horas de la noche, sobre los pasillos lo único que se escuchaban eran sus pasos producir un eco en el marmoleado suelo. Algunos de los pocos soldados que custodiaban los corredores se reverenciaban ante su presencia para seguir con su actividad veladora, mientras que él seguía su camino hacia el despacho de su padre para atender algunos asuntos que había postergado a revisar después de su arduo entrenamiento.

Miraba sus manos enguantadas, podía sentir como su fuerza y diestro manejo en la espada mejoraban a sobre manera caca día; estaba todo tan pronto para su próxima coronación y la pronta caída de su pueblo enemigo para que de ese modo su raza, los saiyajin, se alzaran como la dominante en todas las regiones incluso del mundo.

—¿Príncipe Vegeta?

El aludido detuvo su paso al reconocer la susodicha voz a sus espaldas, para la hora se le hacía extraño que ese soldado en particular se encontrara aun merodeando por los pasillos, aunque ahora desde su regreso al castillo el movimiento nocturno había aumentado notablemente, pero ese no era el motivo para ver a ese hombre y en ese momento. Frunció más sus cejas de lo habitual cruzándose de brazos enfrentando al soldado frente a frente, esperando de una buena vez por todas con que cosa le saldría, no estaba de humor para aguantar alguna petición, solo quería terminar con todo ese trabajo que postergó e irse a descasar de su cansada rutina de entrenamiento que lo dejaba agotado.

—¿Qué se te perdió por acá, Raditz? —Pronunció con leve fastidio en su voz.—

—Yo...quisiera ver...—El soldado élite pudo sentir la fuerte mirada del príncipe sobre él, por lo que le era imposible articular palabra alguna aumentando sus nervios.—Verá...yo...

—Si no tienes nada relevante que decir, es mejor que te esfumes, no tengo tiempo para estupideces.—De la forma más mordaz, el príncipe giró sobre sus talones dispuesto a regresar hacia su rumbo, y es que aunque viniendo del príncipe no era una novedad escuchar alguna respuesta tan tajante como esta, se podía notar un leve fastidio decidido a no perder más energía de la que requería en ese instante.—

—Disculpe, príncipe.—Se aventuró el soldado a tentar su suerte una vez más, porque sabía que en ese estado del príncipe, podía recibir cualquier negativa.—Pero quería comentarle algo importante...

—¿Y eso a mí me concierne? —Cuestionó el príncipe siguiendo por su camino dándole la espalda, mientras que su soldado élite caminaba detrás de él.—Porque de no ser así, no me interesa.

—Lo sé.—Susurró Raditz al no saber cómo atraer la atención de Vegeta, sabía que lo que estaba a punto de decir para el príncipe no significaría nada ¿Pero quien más podría ayudarlo con el problema de su hermano? Era obvio que en la ausencia temporánea del Rey, estaba su primogénito, y no había otra palabra que la suya, debía intentar a toda costa.— Es sobre mi hermano menor, Kakarotto ¿Lo recuerda? Estuvo un corto tiempo en las listas de reclutamiento...

—No recuerdo el nombre de un tercera clase.—Tal comentario ofensivo provocó molestar levemente a su soldado, afortunadamente iba a sus espaldas porque de haberlo tenido cara a cara, una buena cátedra verbal ofensiva le hubiese lanzado por su falta de respeto.—Sí piensa enlistarse de nuevo al ejercito sabe perfectamente el papeleo que se requiere, no me vengan a fastidiar con eso.

—No es eso...—Susurró incomodo por las próximas palabras.—Mi hermano, Kakarotto, está detenido por supuesto...asesinato injustamente y...

—¿Y piensas que voy a ir a interceder por él? —Ahora el príncipe, desde su distancia le lanzó una fría mirada a su soldado élite, congelando al hombre por completo.—No Raditz, no confundas las cosas. Yo no voy a salvar el culo de tu hermanito por sus estupideces, y ni pienses aprovecharte por tu posición en mi ejército, porque de ser así yo mismo te bajaré de tu rango para servirle a los puercos y así vayas aprendiendo cuál es tu posición en este lugar...

BRAVEHEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora