IX. Deseo

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Advertencia: Contenido de lenguaje explícito, escena para mayores de 18 años.

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Era extraño, pero una sensación inexplicable se había apoderado de su pecho; se sentía como sí una fuerza externa a ella la oprimiera tan profundo al punto de arrebatarle su respiración, y un sentimiento desconocido para la peli turquesa se veía revelar en esos momentos. Se sentía estúpida ¿Por qué tuvo que reaccionar de esa forma al encontrarlo con esa mujer? Simplemente no lo entendía, pero lo que había presenciado no le había agradado en lo absoluto y de tan solo pensarlo esa opresión en su pecho se intensificaba más.

No tenía certeza alguna de la sensación que estaba viviendo en ese momento, todo era un caos en la joven mente de la princesa, y aunque su orgullo no se lo permitiera, no podía obviar el hecho que se sentía una decepción en su pecho. Se regañó mentalmente por pensar de esa forma ¿A ella que le importaba que el príncipe se inmiscuyera con las mujeres que fueran? Su único objetivo debía ser ver la manera en como huir de sus garras y no volver a saber de aquel lugar que la habían vuelto prisionera, pero por más que se engañara con esa idea, las imágenes del heredero con esa mujer rondaban con fuerza en su mente, y extrañamente le desagradaba en el fondo, se sentía molesta.

Cegada bajo las sensaciones que le provocaban dicho momento, había notado que se había alejado bastante de los establos del castillo, más sin embargo aún permanecía en los límites del mismo pues de lo contrario toda la guardia real ya la hubieran rodeado y creado un escándalo como un intento de "escape". Detuvo con prudencia el andar del potro en el que se había montado, notado que ahora se encontraba en lo que era el inicio del bosque anexo al castillo real. Nunca se había dado el tiempo para inspeccionar todo lo que rodeaba al castillo, aunque para ser sincera ni tenía ni el más mínimo ánimo en conocer el lugar de donde era prisionera. Se sorprendió por la magnitud del recinto, jamás imaginó que el castillo real fuera tan grande, incluso superaba a creces su antiguo hogar en Tsufuru.

La luna brillaba más hermosa que nunca sobre aquel lienzo oscuro bañado de estrellas, se podía sentir un suave viento frío golpear contra su rostro, así como su corazón comenzaba a recuperar su ritmo normal y la adrenalina que emanaba su cuerpo comenzaba a mitigar con tranquilidad su estado actual. Respiró profundamente para controlarse, no ganaría nada con actuar de esa forma, después de todo el castillo se encontraba custodiado en todos sus alrededores y tarde o temprano la atraparían; lo que menos quería era encontrarse con la furia del príncipe y que sus planes de huida se vieran abajo, debía actuar como si eso no le afectara en lo absoluto y mostrar toda disposición para que salieran las cosas de acuerdo a su plan.

Cerró los ojos para calmarse, no quería reconocerlo pero lo que vió había permeado en ella. Era consciente que al ser el príncipe él tuviera mujeres a su alrededor para complacerlo, pero por alguna extraña razón se sintió indignada al ver esa escena, incluso una repulsión hacia él había surgido en ese instante, el simple hecho de pensar que el la había tocado, besado, haberla hecho sentir satisfecha entre esos pequeños roces que él mismo le propinó, con esos labios besaba de esa misma forma a esa mujer y sabrá Kami-Sama a cuantas más, sin duda alguna le desagradaba en lo absoluto.

Se tomó su tiempo apreciando la noche, necesitaba poner sus pensamientos en orden antes de volver al castillo, no quería que el notara que en realidad, le había afectado verlo con otra y tampoco ella quería reconocerlo. Decidió bajar del potro para caminar un poco y relajarse, intentar imaginar cómo manejaría las cosas y como se enfrentaría a él actuando como si no hubiera visto nada.

No muy lejos de donde se encontraba se podía escuchar el caudal del río, se sorprendió que incluso dentro del castillo pasara cerca de ese mismo río que desembocaba de la montaña Paoz donde Goku y Milk alguna vez le habían dado asilo. Sonrió con melancolía al recordarlos ¿Ya cuantos días llevaba sin saber de ellos? ¿Sería que ya la habían dado incluso por muerta? Se sentía extraña, en todos sus días dentro del castillo jamás volvió a saber de ellos, y aunque en ocasiones intentaba obtener información por parte de Raditz, el aludido jamás respondía a sus interrogativas, aunque claro era más que obvio que no le caía bien al hermano de Goku.

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