CAPITULO 2 Regreso al Santuario

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La tierra caía sobre el sencillo ataúd de madera, Aurora miraba como la tierra caía sobre él, a su alrededor los pobladores del pueblo le acompañaban en aquel cortejo fúnebre

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La tierra caía sobre el sencillo ataúd de madera, Aurora miraba como la tierra caía sobre él, a su alrededor los pobladores del pueblo le acompañaban en aquel cortejo fúnebre.

Los ojos joviales de la chica se habían vuelto tristes, se habían secado de tanto llorar, lucia ojerosa y pálida solo mirando como la tierra caía sobre aquel cajón donde reposaba el cuerpo de aquella mujer que había sido como su madre; en su mano derecha sostenía una flor blanca silvestre de las que siempre le habían gustado a Dafne, se acercó dando un paso al frente y estiro solo un poco el brazo dejando caer la flor en la fosa que rápidamente se cubría de aquella tierra negra, grandes nubes grises se cernían sobre el pueblo dejando caer lluvias ligeras desde el día anterior y en ese momento la lluvia comenzaba a caer como intentando lavar las lagrimas de la chica quien callada y silenciosa solo miraba la tierra caer llenando aquella tumba en ese cementerio gris.

Pasaron 3 días cuando tocaron a la puerta de la casa en Rodorio, Aurora permanecía sentada a la mesa viendo hacia la ventana como la lluvia vespertina caía sin inmutarse de los continuos toques; después de escuchar la puerta varias veces la chica volteo a verla levantándose con desgano ante la insistencia.

Al abrir, en el umbral unos ojos como el zafiro la miraban llorosos... desesperados...

Aurora vio al hombre frente a ella y sus ojos que habían dejado de llorar se arrasaron en lagrimas abrazando de golpe al hombre mientras sollozaba hundiendo su rostro contra el fuerte y amplio pecho del mayor sintiendo la humedad de la lluvia sobre aquel saco negro, pero al mismo tiempo el calor confortante que emanaba el hombre. Sisifo la abrazo fuertemente mientras cerraba los ojos y comenzaba a llorar desconsolado sin querer contenerse.

Sisifo miraba frente a el aquella roca que a forma de lapida humildemente tenia inscrito el nombre de Dafne y aquel pensamiento paso por su mente, el hombre entristecido comenzó a decir:

-Dafne... mi querida amiga... te adelantaste, se suponía que primero sería yo... se suponía que me ayudarías a cuidar de Aurora, pero... ahora... los dioses te han llamado... la llama de tu vida se extinguió estando lejos de mi... ahora al mirar al firmamento también estarás entre las estrellas que lo iluminan al lado del gran amor de mi vida... Calíope mi amor... - y nuevamente el hombre comenzó a llorar desconsoladamente ante aquel sepulcro.

Apenas había regresado de su última misión ese mismo día cuando se enteró de la trágica noticia, corrió al pueblo... necesitaba verlo... su mente no daba crédito... Dafne... Dafne...

Sisifo se arrodillo ante aquella que permanecía bajo esa tierra sepulcral, así como tantas veces ella le había reverenciado a él, ahora era su turno de honrarla mientras las lagrimas caían sobre la tierra mojada.

Era tarde Aurora permanecía sentada en su cama viendo por la ventana, triste; en esos días la chica no había comido prácticamente nada pese a que los vecinos del pueblo le llevaban comida tratando de animarla, se le podía ver con semblante palidecido y apagado.

El Lienzo de las rosas: Rosa RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora