CAPITULO 6 Nuevas sensaciones

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El rayo del sol  cayo directamente sobre sus ojos, el joven se movió pesadamente en la cama levantándose unos minutos después y quedándose sentado sobre esta aun adormilado, tratando de rememorar lo que había soñado esa noche y de pronto aquel rec...

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El rayo del sol cayo directamente sobre sus ojos, el joven se movió pesadamente en la cama levantándose unos minutos después y quedándose sentado sobre esta aun adormilado, tratando de rememorar lo que había soñado esa noche y de pronto aquel recuerdo paso fugaz por su mente y sintió como su rostro se sonrojaba en sobre manera, con vergüenza miro su mano aun con señas secas de la polución nocturna que había experimentado, volteo y miro el pañuelo sobre el buro y sintió los rasgos secos de su semen aun en su miembro dormido... de inmediato el joven se levanto y entro al baño para darse una ducha con agua fría sintiéndose avergonzado por lo que había soñado y lo peor con quien había soñado.

El joven sentía el agua fría caer por su cuerpo y eso lo sobresalto despertándolo aún más... ¿Cómo era que su mente y cuerpo había reaccionado así? Si Aurora supiera lo que había soñado jamás le volvería a dirigir la palabra... sin embargo para su fortuna solo había sido un sueño y ella no estaba lastimada por su veneno... en aquel sueño la había podido tocar sin miedo a lastimarla y eso le causo tristeza... por mucho que lo quisiera nunca podría acercarse a ella sin ponerla en peligro y aun al haber aceptado su legado, viendo ahora ese punto, no podía dejar de sentir tristeza.

-Señor Albafika ¿se encuentra bien? –la voz de Clío lo saco de sus cavilaciones

- Si... en un momento salgo –contesto el chico automáticamente sintiéndose sorprendido y apenado

- Bien... el desayuno estará listo en unos minutos señor... con su permiso –

Clío se alejó del cuarto de baño un poco mas tranquila.

Lo vio pasar muy apresurado al cuarto de baño y sin más se encerró y había comenzado a bañarse con agua fría, cosa que le pareció rara, ya que Albafika pedía un poco más tarde el baño caliente y listo para ducharse, eso hizo que Clío se extrañara y se dirigiera allá pasando por la habitación del joven echando un vistazo a la misma y observando todo en su lugar excepto el detalle de la cama destendida, cosa que le causo aun mas extrañeza ya que siempre Albafika era quien solía tender su cama, una buena costumbre que Lugonis le había inculcado.

Fue así que decidió dirigirse al baño tocando la puerta para tratar de ayudarle si era necesario, pero al recibir la respuesta del joven se sintió más tranquila, aunque un poco apenada por el haber sentido que invadía el espacio íntimo del chico... pero era natural... Albafika era como el hijo que al lado de Lugonis había criado desde pequeño, su vinculo con el amor de Lugonis... su preocupación era la preocupación de una madre por su hijo.

Unos minutos después salió Albafika ataviado con su armadura dorada que vibraba con el humor de su portador, se sentó a la mesa donde el desayuno estaba listo. Comió en silencio partiendo la hogaza de pan de centeno que estaba preparado con un poco de mantequilla y miel silvestre para degustarla lentamente al lado de un trocito de queso que una de las propias doncellas con un claro sonrojo le había regalado a Clío como presente para entregárselo a Albafika; claro, no era extraño para él que varias veces encontrara pequeños obsequios de parte de doncellas admiradoras suyas en la estancia de su templo o que le fueran entregados a Clío, el hecho de ser tan reservado no impedía el llamar la atención de casi cualquier mujer y hombre dentro del Santuario al ser el Santo más bello de la orden. Al terminar agradeció el desayuno y se retiro a los aposentos del Patriarca.

El Lienzo de las rosas: Rosa RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora