CAPITULO 9 Sueño Sublime

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Habían pasado un par de días desde lo sucedido con Manigoldo, afortunadamente el patriarca lo había enviado a una misión y Aurora ya no se sentía tan apenada al verlo aunque seguía sin entender por qué los jóvenes Santos de Athena se comportaban a...

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Habían pasado un par de días desde lo sucedido con Manigoldo, afortunadamente el patriarca lo había enviado a una misión y Aurora ya no se sentía tan apenada al verlo aunque seguía sin entender por qué los jóvenes Santos de Athena se comportaban así con ella, era como si algo en ella les hiciera despertar sus deseos más profundos y sus cuerpos y mentes se volvieran un mar de hormonas enloquecidas y lo peor es que ella correspondía con esos sentimientos y deseos.

En algún momento platico lo sucedido en el templo de Cáncer a Thalía quien sorprendida y curiosa escuchaba su relato y preguntaba cosas:
- Entonces... ¿no pasó nada? -
- No... afortunadamente no... pero me siento confundida y apenada con la señorita Sasha... siento que por mi culpa sus Santos se están desviando de sus votos...- decía afligida la chica
- No te preocupes amiga... además todos sabemos que es normal el actuar de el señor Manigoldo... no te aflijas a cualquiera le encantaría que varios de los Santos más guapos anden tras de una... aunque no me quejó con el joven Kardia he pasado buenos y laaargos ratos -

Aurora miro sorprendida a su amiga preguntándole:
- Entonces... ¿el joven Kardia y tú?...-
- Te lo dije... si la oportunidad se presentaba la aprovecharía... -
- ¡Pero sus votos!... ¡nosotras como doncellas no podemos hacer que se desvíen de ellos! - dijo alarmada Aurora
- Si... pero como ya te había dicho ellos aun siendo Santos de Athena siguen siendo hombres con necesidades y sentimientos. Eso no quiere decir que le estén faltando ya que en el momento que el Santuario entre en guerra ellos estarán ahí para defenderlo y entregar su vida, creo que si Athena no comprendiera los sentimientos humanos no hubiese reencarnado en una chica tan dulce y gentil como lo es la señorita Sasha, que a pesar de ser una diosa sufre intensamente cada vez que uno de los sirvientes del Santuario cae, porque ella entiende el amor de los humanos -

Aurora miro a Thalía entendiendo su punto, pero aun incomoda por ser ella quien desataba sentimientos intensos dentro de los Santos de Oro.


Esa misma noche el manto estrellado de la noche cubría al Santuario.

La habitación oscura solo iluminada parcialmente por la luz de la luna que curiosa se asomaba para ver a la durmiente en la cama, Aurora dormía intranquila e inquieta mientras el sueño comenzaba...

Se vio a si misma recostada en un lecho, no podía saber dónde se encontraba, ¿era el lecho de meditación de Asmita? o ¿ la cama de Shion?, miro a su alrededor a Asmita, Shion, Degel, Manigoldo incluso a Albafika que la miraban embelesados portando aquellas armaduras doradas que relumbraban con la luz del sol que se colaba por entre los ventanales y caía justo donde aquellos jóvenes Santos se encontraban, vibrando, pareciendo comunicarse entre sí con una resonancia casi imperceptible.

Fue Shion quien se acercó lentamente a Aurora arrodillándose ante la cama para comenzar a besarla, sus besos suaves en un principio poco a poco se intensificaron y se volvieron desesperados y hambrientos. Aurora sentía la humedad que ya antes había sentido con él y esos labios suaves y carnosos que la besaban mientras su mano derecha se posaba en su rostro, casi con ternura, acariciando su piel suave en contraste al momento en que comenzó a sentir otras manos que colándose bajo la falda del vestido, acariciaban sus piernas y otras más que subían por su cuerpo hasta sus senos oprimiéndolos con aquellas manos fuertes.

La chica se sobresaltó ante el contacto haciendo que su cuerpo se estremeciera de un sentimiento que nunca antes había sentido con aquellas corrientes que nacían en su vientre y recorrían todo su cuerpo haciéndola sentir agradables espasmos y en un momento que Shion por fin libero sus labios para seguir besando sus mejillas con una ternura casi irreal volteo a ver quién más la tocaba y vio a Manigoldo de un lado y Degel del otro, cada uno masajeando un seno por sobre la ropa, mientras permanecían arrodillados junto al lecho, observándola con detenimiento e interés por ver las reacciones que le provocaban y se reflejaban en su rostro, acompasándose uno con el movimiento del otro; vio más allá a Albafika que tocaba sus piernas y eso la hizo sobresaltar al sentir esos dedos ansiosos, explorando los caminos de su piel y su cuerpo, sintiendo aquellas manos fuertes y varoniles con el roce del metal dorado en su piel... Sentir como el joven depositaba delicados besos en sus piernas, dibujando con sus labios y lengua las formas torneadas de esa piel inmaculadamente blanca y etérea, subiendo el vestido y sus manos acariciando con delicadeza y esmero, perdiéndose hasta llegar a su pantaleta que comenzó a bajar con delicadeza al momento que repartía suaves besos en su vientre bajando por su piel, sintiendo aquel aroma propio de su cuerpo y aquella suavidad, bajando la prenda hasta llegar al monte de venus donde una sería de vellos suaves y rubios se asomaron, sus labios repartieron una serie de delicados besos suaves y gentiles. Aurora sintió como las manos expertas de Albafika se deslizaron por sus piernas quitando la pataleta, apenas rozando imperceptible la piel a su paso, al momento que sentía como Albafika aspiraba profundo el aroma que despedía su piel en esa parte ocasionándole un cosquilleo y un escalofrío que recorrió la espalda de la joven.

Su cuerpo temblaba por la extraña sensación de emoción que sentía, expectativa a lo que pasara, su mente no se detenía a pensar si eso estaba mal, su cuerpo respondía a las sensaciones que le hacían sentir esas expertas manos sobre su cuerpo; sentir como las manos en sus senos iban bajando con cierta delicadeza la tela del vestido por sus hombros y dejaban la piel inmaculadamente blanca al descubierto, siendo cubierta en su camino por unos suaves y delicados besos que comenzaban en su cuello bajando por sus hombros y viajando hasta su pecho, haciéndola erizar, sin previo aviso sintió como aquellas habilidosas manos que habían quitado su pantaleta comenzaban a tocarla acariciando con delicadeza los pliegues de aquella zona femenina entre las piernas de la joven y con el dedo pulgar acariciar y abrirse paso en aquella abertura, tocando con cuidado aquel punto que la hizo saltar y estremecerse en sobremanera; sentir como aquellos dedos tocaban su clítoris masajeándolo, logrando arrancarle espasmos de placer que la hacían arquear su espalda involuntariamente haciendo que rápidamente se humedeciera y comenzara a moverse sobre la cama inquieta y leves jadeos comenzaran a brotar de su garganta elevando su cabeza y observando como Albafika la observaba embelesado y seductor, su mirada azul como el cielo mirándola atenta y con ese toque de lujuria que jamás habría ni imaginado en aquel hombre tan solitario, con el bello tono carmesí adornando sus mejillas haciéndolo lucir extremadamente sensual, su piel ya cubierta por una delgada capa de sudor que lo hacía lucir aún más apetecedor mientras su mano derecha seguía jugando con aquel botón y la izquierda acariciaba sus piernas que de manera inconsciente había flexionado y las plantas de sus pies ahora se oprimían contra el colchón en un intento vano por disminuir aquellas corrientes que recorrían con delicia su cuerpo al contacto de las manos de aquellos hombres que la tocaban sin pudor alguno.
- Ahhh- casi grito cuando sintió como la punta de la lengua húmeda del Santo de Piscis se internó en su vagina saboreando su sabor, pasándola una y otra vez por su clítoris húmedo, ocasionando que este se expandiera en tamaño, ocasionándole aquellos espamos que a duras penas podía reprimir sin lograrlo del todo; la lengua del joven iba y venía a lo largo de toda su extensión saboreando y palpando la humedad que despedía aquel órgano

El Lienzo de las rosas: Rosa RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora