1. Caminando en el pasado.

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Con espasmos en cada parte de su cuerpo Erika comenzó a tomar rumbo fuera de esos pasillos. Su mente estaba bloqueada al igual que todo lo que estaba sintiendo en estos momentos.

-¡Fíjate!- La chica había chocado con la espalda de Karuto que llevaba entre sus manos algunas bandejas llenas de productos y alimentos.

-Lo...lo siento...- Responde algo pasmada.

-Parece que hubiese visto un fantasma.- Razona el cocinero al ver la palidez del rostro de la chica. Cuándo Erika se dió cuenta tenía una manzana entre sus manos. -Come eso, es mi responsabilidad que nadie se muera de hambre.- Gruñe el hombre.

-Gracias Karuto.-

-¿Puedes llevar esto a Twylda y a Mery? Tengo que terminar algo en la cocina.

Erika siente su corazón dar una parálisis. -¿Me...Mery?-

Karuto niega cansado y le entrega la canasta llena de alimentos a la chica y se aleja dejandola sola en la sala de las puertas sosteniendo los alimentos intentando hacer que su cerebro funcione nuevamente.

Lentamente abandonó el lugar hasta llegar a casa de Twylda que le regala una sonrisa a la chica que se acerca a ella con lentitud.

-¿Karuto verdad?-

-Si...así es.-

-Oh gracias linda.- La mujer toma la canasta y la observa con ojos preocupados. -Reconozco esa mirada; la tuve al perder a mi marido.- La mujer calla antes de seguir. -¿Todo bien?-

No...solo tenía en mente a Leiftan y si se estaba moviendo era por piloto automático.

-La verdad es que yo...- Comienza Erika antes de hablar, pero se vió interrumpida.

-¡Mamá!- Mery llegó corriendo hacia su madre. -¿Desayunamos?-

-Si amor.- La mujer mira a Erika que estaba sin aliento viendo a Mery que estaba observandola con extrañes. -¿Estás bien Erika?-

-Yo...-

Mery la mira curioso y luego le regala una sonrisa llena de inocencia y alegría.

-¿Desayunas con nosotros?- Cuestiona la mujer aún mas preocupada.

-No...no...yo, tengo que ir con Miiko.-

Con prisa salió corriendo de allí. Sin prestar atención a su camino llega a la sala de cristal que el campo de protección la dejo pasar.

-El cristal...- Erika observana el cristal que estaba en perfecto estado, o al menos eso aparentada, pero este no estaba destrozado como ella lo recordaba. Una luz cegadora la atacó sin piedad.

Al volver a abrir los ojos se dió cuenta de que estaba de pie en un lugar completamente lleno de luz. En vez de sentirse asustada se sintió tranquila y en paz. Baja la mirada para ver la pluma blanca que se consevaba como una hermosa pieza de la naturaleza en la palma de su mano.

-Guardiana.- Se escucha una voz y Erika alza su mirada sorpendida.

-¡Oráculo!- Estaba impactada, este estaba viva.

-Erika te siento distinta.-

-Oráculo puedo entenderte. ¡Hablas mi idioma!-

-Ahora entiendo. Con razón tu alma ahora se siente distinta.- El oráculo la miraba con tristeza. -Vienes a arreglar todo...te deseo suerte Erika. ¡Salvanos!-

Erika no entiende esas palabras y la luz cegadora la atacan nuevamente y cuando se da cuenta esta nuevamente en la habitación del cristal.

-¿¡Erika!?- Llaman a su espalda a lo que la chica voltea desconcertada al ver a Miiko detrás de ella con la mirada preocupada.

Reparando la Historia (LeiftanxErika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora