Capítulo 8

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Estaba verdaderamente enfadada me levante de sus piernas y esta vez no me lo impidió recogí mi vestido y me lo puse, justo cuando iba a salir del lugar su voz grave me lo impidió.

— ¿A dónde Coño crees que vás?—Me gritó deteniendo mi andar.

—A joderme a otro, gilipollas—Le grité igual dándome la vuelta.

—No me jodas, espérame te llevaré a casa—Me dijo enfadado arreglándose la ropa.

Y como si su voz fuera mi control de pausa me quede frisada en mi lugar, termino de arreglarse tomo sus llaves y camino hasta mí, me tomo de las manos y salimos del lugar, salimos de la disco por la que supongo es la puerta de servicio.

Íbamos todo el camino discutiendo nos montamos es su auto que conocía muy bien la marca pues se trataba de un Ferrari SF90 Stradale edición ilimitada es un hibrido enchufable y eléctrico toda una maravilla la creación, para una chica que creció entre autos y sobre todos Ferrari amaba y apreciaba un buen ejemplar.

Salimos del garaje íbamos en completo silencio nos montamos en su auto íbamos nuevamente en silencio.

— ¿Dónde vives? —preguntó.

—No pienso decirte donde vivo—le mire enojada. —Déjame donde pueda llamar un taxi por favor.

—Dame la dirección Sarela—dice enojadísimo—estas acabando con mi cordura mujer.

—No pienso decirte nada—le dije. —déjame donde te dije por favor.

—Vale, como quiera la señorita—respondió.

Seguíamos discutiendo lo que el camino se me hacía eterno y parecía no acabar lo deje hablando solo y creo que me dormí porque cuando me despertó estábamos en lugar que no era donde vivía, era el garaje y no era de mi casa.

— ¿Dónde me has traído Jorge—Pregunté lo más calmada posible; pero hirviendo de rabia por dentro.

—A mi ático— respondió lo más tranquilo imitando mi paz.

10, 9, 8, 7,6,…Joder no puedo contenerme más.

—Pero de qué vas cabrón —Le grite. —Te pedí que me llevaras a tomar un taxi no quería venir contigo aquí.

Y como si estaba esperando esa reacción, me toma por los pies y me pone sobre su hombro y golpea fuerte mi culo.

— ¡CALLATE ESA PUTA BOCA SARELA! —grita fuerte.

—Que te Jodan gilipollas—Le digo y vuelve azotar mi culo con fuerza.

Subimos por el ascensor hasta el último piso donde está la que supongo es su casa seguimos peleando todo el camino como si lleváramos una relación de antaño.

Me pone sobre mis pies, coloca las llaves en una repisa y avanza por su piso se dirige a la cocina se sirve lo que creo que es wiski y se lo toma todo de un trago.

—No me dices donde vives, como coño crees que iba a saberlo? —Me pregunta enojado.

—No me dio la gana de decírtelo—Respondí. —Ahora toma tus MALDITAS llaves y llévame donde pueda tomar un taxi, o mejor donde me encuentro para llamar uno desde aquí. —le grite enojada.

Avanzo hasta mí y me tomo nuevamente por las piernas subió las escaleras conmigo en sus hombros como si fuese una pluma.

—SUELTAME JORGE—Iba todo el trayecto pataleando para que me bajara.

Abrió una habitación luego abrió una puerta donde está el baño.

« ¡Ay no!, que coño piensa hacer este loco»—Pensé cuando lo vi dirigirse a la ducha.

Abrió el grifo del agua y nos entró en la ducha con todo y ropa el agua estaba helada y yo no encontraba que decir.

— ¿Estas mejor? —Me preguntó calmado.

—Si— respondí el agua había amansado y bloqueado mi furia.

—Lo siento no podía dejarte en la calle nena—se disculpó.

—Lo sé—Admití sabiendo que yo también tenía algo de culpa por no haberle dicho mi dirección.

Deslizo mi vestido por mi cuerpo húmedo y se empezó a desvestir quedándonos completamente desnudos enjabono mi cuerpo con delicadeza para luego enjabonarse él, el agua ya estaba cálida, se dirigió a un banco que había en la ducha y me sentó ahorcada en sus piernas como de costumbre donde nuestros sexo se rozaban pero ninguno nos movíamos, no me resistí pues me encontraba cansada y agotada de tanto pelear este hombre es un enigma peligroso pero que me atrae como no hay cosa.

—Te ves bonita calladita, pero más bonita te ves gimiendo mi nombre—susurro en mi oído.

—No me enciendas si no me vas apagar Jorge—Le dije seca y lo sentí sonreír y succionar mi cuello.

—Venga vamos, no quiero que te enfermes Hottie—se levantó conmigo en brazos y salimos de la ducha.

—Desviste pensarlo antes de entrarme en agua helada de madrugada—le dije y ya comenzaba a estornudar.

—Lo se…

Me llevo a su closet y me vistió con un pantalón de algodón y un suéter fino, todo me quedaba grande pero aun así me cubría del frio, se puso solo unos boxers y seco mi cabello y luego el de él, me cargo ahorcadas y me llevo a la cama donde nos acostamos.

—No vas a llevarme a casa, verdad? —le pregunté.

—Me gustaría que estuvieras desnuda abrazada a mí—dijo ignorando completamente mi pregunta.

Me rendí con este hombre me acurruque más en su pecho mientras el sobaba lentamente mi cabello mientras yo estaba dormitando.

—Eres muy bonita Hottie, creo que voy a quedarme contigo—Dijo para sí.

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